«Amasando antisistema»
Soy de los que está convencido de que la historia se repite. No de forma idéntica, pero sí en el origen y consecuencias de los ciclos. Y es que hay épocas en que se va generando un clima de opinión contra el sistema vigente. Se van formando argumentos que “justifican” el cambio de sistema. Se va amasando un frente común antisistema.
Hoy vemos que, por varios frentes se proponen cambios a modo de zancadillas, para ridiculizar algún órgano del sistema. Todo el mundo está en su derecho, más aún en la obligación, de denunciar las deficiencias del sistema. Pero, la denuncia de su mal funcionamiento sin propuestas de mejora, sin participación democrática en su cambio, no significa más que coartadas para los antisistema, los intransigentes o los dictadores durmientes.
Cada día nos despertamos con alguien que borraría de un plumazo las autonomías. O con alguien que nacionalizaría la banca, o con gentes que eliminarían los sindicatos del panorama laboral. O, quizá, nos encontramos con los que ven todos los males en los empresarios egoístas que no quieren ver más que el aumento de sus ganancias. Por poner algunos ejemplos.
Cada día vemos cómo en los periódicos, la radio o la televisión, se critica la huelga de unos trabajadores, o el descubrimiento de una estafa, o la crítica infundada de un político a otro, etc. No faltan medios de comunicación que magnifican estas “normalidades”. Sólo les falta decir: ¡es que esto sólo pasa en democracia!
La democracia que vivimos en España, con sus deficiencias, es el fruto del dolor de muchos paisanos, del sufrimiento de nuestros padres y abuelos, del esfuerzo y las renuncias de mucha gente de buena fe, que cedieron en parte de sus convicciones en pro de una convivencia en paz.
Si no nos gusta lo que tenemos, propongamos alternativas por los cauces democráticos. No faltan partidos políticos, asociaciones o grupos democráticos de todo tipo, para transformar democráticamente la realidad. Pero, ojo que, como decía al principio, los antisistema te los puedes encontrar en los medios de comunicación, en el trabajo, en la banca, en los sindicatos, en los partidos políticos. ¡No todo vale, ni todo es válido!
No debemos dilapidar los últimos 35 años de esfuerzos y sacrificios para el entendimiento. Es más, no tenemos derecho.
Yo no puedo despreciar los sufrimientos que pasaron otros para que ahora, entre otras cosas, se pueda decir esto que les estoy comentando. ¿Y tú, puedes?
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