«Un ejemplo de integridad»
Hay ocasiones en las que nos reconciliamos con nuestros viejos anhelos y sueños de juventud, en las que por un instante creemos que todavía existe integridad moral, decencia de pensamiento e ideología. El domingo, durante la entrevista a mi viejo profesor Joaquín Leguina en Veo7, tuve una nueva ocasión de reconciliarme.
No era una entrevista de complacencia, el entrevistador no dejó asunto comprometedor por abordar: la memoria histórica, el socialismo, Felipe Gonzalez, Zapatero, etc. Mi profesor nunca fue de los que se arredran (en plena dictadura militaba en el legendario FELIPE), de ahí que entrara al trapo con la claridad, rotundidad y profundidad que ya poseía cuando me impartía clases de demografía.
A mi juicio, el tiempo lo ha mejorado como los buenos vinos, ha perdido algo de la chulería y pedantería de quien se sabía entonces mucho más preparado que sus alumnos en la materia. Ahora analiza con la perspicacia de un viejo zorro, con la prudencia de quien ha vivido y con la integridad y sensatez de un viejo socialista fiel a su ideario.
Joaquín Leguina, no dijo nada nuevo la otra noche que no venga diciendo desde hace algún tiempo; pero lo dijo con rotundidad y sin acritud, desde el convencimiento moral de quien se sigue considerando un socialista de verdad. Sus palabras dejaban en evidencia a muchos oportunistas que ahora se llaman compañeros de partido.
¡Qué pena que en la sede de Ferraz no estén estos militantes!
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Hay ocasiones en las que nos reconciliamos con nuestros viejos anhelos y sueños de juventud, en las que por un instante creemos que todavía existe integridad moral, decencia de pensamiento e ideología. El domingo, durante la entrevista a mi viejo profesor Joaquín Leguina en Veo7, tuve una nueva ocasión de reconciliarme.
No era una entrevista de complacencia, el entrevistador no dejó asunto comprometedor por abordar: la memoria histórica, el socialismo, Felipe Gonzalez, Zapatero, etc. Mi profesor nunca fue de los que se arredran (en plena dictadura militaba en el legendario FELIPE), de ahí que entrara al trapo con la claridad, rotundidad y profundidad que ya poseía cuando me impartía clases de demografía.
A mi juicio, el tiempo lo ha mejorado como los buenos vinos, ha perdido algo de la chulería y pedantería de quien se sabía entonces mucho más preparado que sus alumnos en la materia. Ahora analiza con la perspicacia de un viejo zorro, con la prudencia de quien ha vivido y con la integridad y sensatez de un viejo socialista fiel a su ideario.
Joaquín Leguina, no dijo nada nuevo la otra noche que no venga diciendo desde hace algún tiempo; pero lo dijo con rotundidad y sin acritud, desde el convencimiento moral de quien se sigue considerando un socialista de verdad. Sus palabras dejaban en evidencia a muchos oportunistas que ahora se llaman compañeros de partido.
¡Qué pena que en la sede de Ferraz no estén estos militantes!