-->
Mostrando entradas con la etiqueta Vida. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Vida. Mostrar todas las entradas

Historia de un almendro 15 feb 2016 21:15 Placido Guardiola

Aferrarse a la vida «Ganas de vivir»
Aferrado a la vida

Esta no es una foto de almendro en flor cualquiera, es la imagen de mi almendro, él ha formado, desde siempre parte de mi vida. Lo plantó mi padre antes de nacer yo para más tarde injertarlo de albaricoquero, así lo conocí siendo un niño. Durante muchos años me he subido a las cruces de sus ramas para coger sus frutos tanto en forma de albérchigos (de este modo designábamos de críos los albaricoques verdes), como de fruta madura de la que tantos años me deleite comiendo.
A mediado de los ochenta, en uno de esos años de sequía pertinaz con las que nos obsequia este riguroso clima que tenemos, el albaricoquero se secó pasando a mejor vida. Fue a la primavera siguiente cuando desde las raíces broto un fino tallo de almendro que, con los años fue creciendo en el viejo ribazo donde años atrás se enseñoreó el frutal; sin embargo, ya nunca le preste atención mientras él continuó creciendo  de forma salvaje olvidado de su dueño y rodeado de viñedos.
Esta tarde caminando por el lindero de la viña el solitario y viejo árbol, vino a llamar mi atención con un precioso manto floral. Allí erguido, y desplegando sus flores a contraluz ofrecía una maravillosa estampa de la que, mis mejores técnicas fotográficas, no hacen ni de lejos justicia.
Pocas veces he sentido con tantísima fuerza el aferrarse a la vida de un ser vivo, como al ver el maravilloso espectáculo que este viejo almendro me ofrecía en este atardecer en una desapacible tarde de febrero. Tanto, que me he prometido ocuparme de él con esmero en lo sucesivo.
-->Leer más...

Días de desolación y hastío 31 jul 2014 19:57 Placido Guardiola

Bajo el manto de la indiferencia «Con las almas adormecidas»

Cabras murciano granadinas en Jumilla


La vida transcurre a veces por días de desolación y desesperanza, épocas en las que no se tienen noticias de Dios y en las que por los desolados y resecos campos ya no anda Jesucristo por los rastrojos.
Percibo en estos días mientras camino y observo a mi alrededor una de esas desérticas travesías de páramos infinitos azotados por la más persistente sequía y miseria. Cierto es que la climatología de este año ha provocado que el paisaje nos ofrezca una de sus visiones más desoladoras; pero ocurre que veo idéntico paisaje cuando intento mirar en el fondo del alma de las gentes.
«...de tanto aguantar las miserias de los últimos años, sus almas han quedado adormecidas, insensibles e indemnes»
Seguramente porque también por ellas llevan pasado varios años de miseria, mentiras y oprobio. Es como si su capacidad de reacción hubiera quedado aletargada, dormida bajo el manto espeso de un polvo formado por la indiferencia. Diríase que, de tanto aguantar las miserias de los últimos años, sus almas han quedado adormecidas, insensibles e indemnes a todo cuanto pueda acontecer eliminando de ellas cualquier tipo de reacción.
Los viejos del agro jumillano decían: «Siempre es mejor el temido pedrisco de una tormenta a la pertinaz sequía» , dicho que con los años he terminado por compartir plenamente. Ante esta desolación en las tierras y en las almas sería mejor una tormenta arrasadora cuyas aguas fecundas de nuevo hicieran brotar nuevos esquejes verdes sobre la tierra y esperanza e interés en las almas.
Seguro, de los negros y profundos nubarrones que ensombrezcan este sol abrasador. de los mil rayos y truenos que sacudan nuestras conciencias momentos antes de que las gruesas gotas de agua vivificante se derramen sobre el polvo seco que cubre nuestras conciencias adormeciendo nuestras almas. Necesitamos que el agua cristalina humedezca esa superficie hecha ahora costra casposa y penetre en nuestro interior haciéndonos despertar de este largo letargo.
Necesitamos abrir los poros de nuestra piel al exterior, pensar por un instante que no todo son nuevas tormentas de arena, cantos de sirena, mentiras piadosas, subterfugios políticos, corrupción y que aquí no hay quien se salve.
Necesitamos pensarlo porque sólo hay vida tras este manto de polvo e indiferencia en el que andamos todos escondidos y sumergidos. Es más, me atrevería a decir a que si todo esto sigue ocurriendo no es sino porque todavía andamos escondidos tras él, imbuidos en la idea de que al menos nos salvaremos individualmente.
-->Leer más...

Foto de la Semana L 19 feb 2014 20:45 Placido Guardiola

«El almendro, el castillo y la Iglesia»

Castillo, Jumilla, Floración


El viejo almendro en la huerta callado, sigiloso y puntual cubre como siempre su ramaje de infinitas flores explosionando su silueta de blanquecina purpura.
Al fondo, silente sobre el Cerro del Castillo, la fortaleza da fe de la nueva que anuncia. Sus muros impávidos, erguidos e indemnes sobreviven a las glorias y desdichas de los Alcaides que los moran, como si de sobra supieran que en la vida está muy próxima la nueva primavera.
Entre los dos se alza la silueta de la inconclusa torre de la iglesia, mostrando con orgullo su elevada posición sobre la huerta. En lo más alto, las campanas, que en otro tiempo a todos avisar pudieran. Mirando al amanecer su reloj  las horas muestra,  aun sabiendo que hoy, nadie las viera.
El almendro, el castillo y la iglesia  tienen tiempos y ritmos largos, pausados y lentos; muy ajenos a los cortos, trepidantes  y fugaces nuestros. Por ello su horizonte  y su paisaje es más certero y seguro,  pues saben que pese a todo, una vez más, la vida llega.
-->Leer más...

Los otros I 9 dic 2013 11:16 Placido Guardiola

«Edificando nuestra personalidad»



Como humanos somos bastante necios, por lo general, defendemos nuestra individualidad con egoísmo feroz creyendo las más de las veces que vamos por el mundo como si fuéramos los reyes del mambo, cuando en realidad, vamos por el mundo de prestado.
Eso que llamamos y reconocemos como «Yo» aquello que identificamos como genuinamente nuestro y esencia de nuestra personalidad, de nosotros mismos; no es sino una construcción que hacemos a lo largo de nuestra existencia en referencia a los otros. En otras palabras, no somos sin ellos; pues ellos, los otros han sido los términos de referencia, los ladrillos con los que hemos construido ese andamiaje y conciencia que identificamos como nuestro yo más auténtico, genuino e intransferible.
Con Los otros  hemos ido edificando nuestra personalidad, fueron nuestros padres y hermanos, nuestros amigos de infancia, nuestros profesores, nuestros vecinos y compañeros… todos ellos nos dieron por activa o pasiva los elementos que incorporamos como propios a nuestro carácter. El yo no existe sin los otros, incluso los que nos disgustaron, los que tomamos por repelentes y enemigos. La esencia humana es tan polivalente que es capaz de construir en base a lo que rechaza, convirtiéndolo en modelo a no seguir.abr />
La vida viene a constituirse en una especie de obra inacabada hasta el día en que la abandonamos, donde no hacemos sino incorporar elementos, edificando nuestro ser con ellos. Construimos por referencia, amor, admiración, repugnacia, odio... pero tomando como modelo a  los otros, somos y existimos en relación a ellos.Sin embargo, a diario en nuestras vidas cotidianas, solemos olvidar con demasiada frecuencia: que no somos nadie sin ellos. Si lo prefieren, lo diré más técnicamente el ser humano o es social o no es nada, su vida sus obras (buenas o malas), carecen de sentido y significado si no las contemplamos en referencia a los otros.
De este modo, sin que nadie lo haga con tal fin o propósito, ya en el seno de nuestra familia desde la más tierna infancia vamos levantando eso que más tarde identificamos como propio. Si no tienes hermanos no tienes esos referentes y construirás de forma diferente a si los tienes, si eres el mayor a si por el contrario, eres el benjamín de la casa. Da igual, siempre aprendemos y modelamos nuestras conductas en función de lo que tenemos; pero siempre en relación a los otros. A veces hasta esos otros imaginarios e inexistentes, aunque jamás podremos hacerlo en referencia a nosotros mismos.
Continuamos después en nuestro grupo de amigos, en la escuela, en el trabajo; a donde quiera que vayamos, esa obra inconclusa nos acompaña de forma inexorable cada dia de nuestra existencia. Eso, aunque en la vida cotidiana no lo reconozcamos; pero nuestro éxito, fracaso y felicidad pasa necesaria y, obligatoriamente, por los otros.
-->Leer más...

Horror al abismo 4 oct 2013 10:03 Placido Guardiola

«Hartazgo de mediocridad»


Hace días que los lectores de este blog vienen acusando mi ausencia o mi silencio habitual, seguramente alguno se preguntara la causa de estos días de vacío. Es cierto les podría responder que ello se debe a las tareas profesionales que, en estos inicios de curso, agobian a todo docente. Podría igualmente explicar que otra serie de obligaciones personales y familiares me han tenido ocupado durante las últimas fechas. Sin embargo, las razones profundas de este silencio están en el horror al abismo.
Digo bien vértigo al abismo que contemplo frente a mí. Por no decir el cansancio, hastío, aburrimiento, tedio y fastidio que me produce hablar de cuanto sucede a nuestro alrededor, de la mediocridad de nuestros dirigentes, de la pasividad de nosotros mismos como ciudadanos que hemos permitido llegar hasta el punto que nos encontramos. Son muchos pots dedicados a la crisis, a la incompetencia de nuestros políticos, a la falta de perspectivas, al desaliento… Tantos que han ocasionado un hartazgo en mi ánimo, un deseo irrefrenable de dejarlo por unos días, tomar una bocanada de aire fresco, respirar profundo para coger aliento y volver a la carga contra tanto ni-ni incompetente, contra tanta pasividad, contra tanto silencio cómplice.
Es cierto, estoy cansado; pero no rendido y, mucho menos, muerto. Por tanto, volveremos a la carga.
-->Leer más...

El vivir fotográficamente 12 abr 2013 12:57 Placido Guardiola

«Vivir es autoafirmarse, comunicar, compartir»



Siempre me pareció paradigmática la forma de viajar de los japoneses, allá donde van lo hacen con sus cámaras fotográficas colgadas del cuello. Ellos no contemplaban ni miran cuantos lugares visitan sino a través del visor de sus cámaras. Supongo, que más tarde ya en casa, miran detenidamente cuanto sus objetivos recogieron y aprenden de este modo los lugares que visitaron.
Así pensaba de los japoneses hasta la revolución que, la fotografía digital y especialmente los móviles , ha originado en nuestro modo de vivir y de comportarnos. Siguen existiendo los aficionados a la fotografía que buscan la toma artística, los reporteros que quieren dar testimonio del momento y el resto de los mortales que toma fotos por doquier para afirmar que él, estuvo allí, vivió el momento o formó parte del mismo.
La fotografía viene a ser el testimonio fiel de nuestras vidas, el notario que da fe de que hemos vivido. A este peculiar modo de vivir han venido a unirse las redes sociales, de este modo, si no tomo la foto con el móvil y la subo a mi página de Facebook, es señal de que no he vivido el acontecimiento. Si no le hago la foto al plato, al postre o al guiso suculento que acabo de hacer, si no lo comparto en la red; sin duda, nunca lo hice y seguramente tampoco lo comí. Hasta es posible que no me saliera tan suculento como les cuento a mis amigos.
Fotografiar es vivir, dar fe y testimonio de mi paso y mi existencia por el mundo de los vivos. Compartir mis fotos en las redes sociales, equivale a contar historias vividas y compartirlas con aquellos que estuvieron o no presentes en la misma.
Seguramente el ser humano no tiene otra forma de vivir que la de autoafirmarse en cada uno de los actos de su existencia, por ello la fotografía viene hoy a ser un instrumento de autoafirmación, expresión y comunicación de nuestras vidas. En este sentido la fotografía digital, las redes sociales, la telefonía móvil... en definitiva eso que llamamos las nuevas tecnologías de la información y comunicación, se han convertido no sólo en parte de nuestra vida habitual, sino en la vida misma.
-->Leer más...

Una Semana Santa más, una menos 24 mar 2013 14:37 Placido Guardiola

«Un puñado de Domingos de Ramos»


Esta mañana camino del rollo me encontré un buen amigo, uno de toda la vida. ¿Qué tal? Me dice, mientras me mira cargado con las cámaras. Ya ves, una Semana Santa más -le digo-, Y una menos, no lo olvides, responde él.
Después, cuando nos dejamos, me quedo pensando en nuestra breve, pero intenso diálogo. En la brevedad de la vida, la volatilidad del tiempo. De un tiempo que, en estas pequeñas cosas, tan cotidianas y tan acostumbradas van marcando el paso de los días en nuestras vidas.
Con los años no hay sorpresas, sabemos lo que cabe esperar de la procesión de la Burrica; pero acudimos puntuales a su cita con la renovada ilusión de ver lo que conocemos una vez más. Otra vez aquello de : ¡Oh ciudad! noble y leal..."  Los niños de dulce con su palma blanca, los armaos que vienen y van calle de la feria avisando de que nuestra Semana Santa ha comenzado, las fotos del nene ante el Señor y la Burrica que son de rigor...
Conocemos lo que sucederá, pero acudimos a ella en busca de reafirmarnos un año más, aunque como dice mi amigo, sea un año menos en nuestra cuenta particular de los  Domingos de Ramos que componen nuestras vidas. Pero vivir, quizá sólo signifique eso, acumular un ramillete de preciosos y luminosos Domingos de Ramos. Dejarnos sorprender una vez más por lo que ya conocemos o por viejas nostalgias de infancia.
-->Leer más...

Martes, día de mercado 4 sept 2012 13:23 Placido Guardiola

«Indignación española»



Nada hay como el mercado para seguir el pulso de la vida cotidiana, el interés y las preocupaciones de sus gentes. Aun cuando hoy los mercados no son lo que eran, todavía es un lugar de encuentro para la charla y la compraventa de productos. El bullicio entre sus puestos y el trasiego de personas que van y vienen de uno a otro denota el fluir social de un pueblo.
Hoy preste atención a los corrillos y conversaciones que de tramo en tramo me iba encontrando. En uno de ellos se comentaba que los productos estaban más caros que el pasado martes y que ya le habían pegado el porrazo del IVA a los productos.
En otros, la conversación era la misma: «El degraciao ese de Córdoba que ha asesinado a sus hijos…» También empleaban otros calificativos más fuertes que omito; pero aquí, como en toda España el asesinato de dos menores a manos de su progenitor causa furor y tiene, si cabe más alterados el animo del españolito de a pie que los mismísimos recortes y subida del IVA.
Cuando de joven se vendía tanto el famoso diario «El Caso», me hice a la idea de que los españoles tenemos algo de dramáticos, nos gusta desgarrarnos el alma por los casos más tremendos y horripilantes. Quiero suponer que ese modo de ser de nuestro temperamento nos ayuda a sobrevivir de otras miserias más cercanas y, seguramente, tan tenebrosas o más que éstas.
Nuestra tendencia a indignarnos por cosas execrables aunque lejanas, seguramente cura nuestra pasividad y falta de reacción ante las más cercanas, seguro que es una terapia, una venda que nos cubre los ojos y evita que contemplemos nuestras propias miserias y desgracias. De tal forma que, las nuestras, parecen menores y más livianas.
-->Leer más...

La Siberia 29 ago 2012 19:29 Placido Guardiola

«Lugar de olvido» 


La Siberia siempre fue un lugar de destierro u olvido. En la rusa, Lenin deportó a millones de súbditos que no terminaban de comulgar con la ortodoxia comunista de una república socialista igualitaria. La española, en cambio, siempre fue lugar de olvido. Tan olvidado estaba el territorio de la Siberia española que, cuando en los años noventa quiso el gordo de navidad venir a caer en Herrera del Duque (Partido judicial y cabeza de la comarca), los reporteros de TVE no pudieron ofrecer imágenes de los afortunados hasta el telediario de la noche.
De ahí que el pulso de la vida en la Siberia sea distinto al de otras partes del mundo, aquí la vida es más pausada, como olvidada de los avatares diarios, y del trepidante desarrollo y cambio actual.
Al caminar por sus dehesas, los cerdos y borregos que pastan pausados bajo sus encinas y alcornoques parecen ignorar por completo la existencia de Internet y de las redes sociales. Sus pasos y miradas parecen recordarnos que la existencia en estos lugares fluye aun ritmo distinto, donde lo realmente importante sea la ausencia de lluvia durante toda ésta tórrida estación que aboga a su término. Ausencia, que ha terminado hasta con el más pequeño atisbo de hierba verde que llevarse a las bocas, convirtiendo el suelo que pisan sus pezuñas, en un polvorientos páramos.
Aquí, en La Siberia, sólo cabe esperar, pues pasados unos días, las encinas y alcornoques cuajados de v bellotas comenzarán a rociar sus suelos de tan preciado manjar y seguramente algún frente atlántico procedente del oeste luso regara sus campos haciendo brotar los nuevos pastos que pintara de verde sus suelos.
-->Leer más...

Veinte gramos de información 11 mar 2012 12:12 Placido Guardiola

«¡Tanto esfuerzo y no valemos un cuarto!»


Veinte gramos debe pesar el alma al menos ese es el peso que pierde toda persona unos instantes después de su muerte, de ahí que sea el peso que algunos quieren atribuir a eso que llamamos alma o espíritu.
Hoy, he leído un interesante artículo de divulgación científica , en el que se indica que, por primera vez, se constata que borrar información genera energía y calor; en definitiva borrar un bit (un cero o un 1) en la memoria de un chip de RAM libera la pequeñísima cantidad de 0,0000000000000000000003 julios. Al leerle, no he podido evitar la asociación de ideas en mi cabeza.
Si como intuía el físico de IBM Rolf Landauer, el borrado de información efectivamente libera energía, si además , sabemos que la materia al destruirse libera energía; en la muerte, la pérdida de nuestra conciencia, nuestra memoria (versus información) y cuanto hemos acumulado en nuestro celebro no podría explicarse por esta liberación de energía.
Sí así fuera, tampoco puedo evitar pensar ¡Tanto esfuerzo en esta vida aprendiendo y sólo acumulamos 20 gramos de información!
-->Leer más...

La relatividad del tiempo 20 ago 2010 20:49 Placido Guardiola

«Nuestra sempiterna falta de tiempo»

Hoy me ha dicho un amigo que no sabe de dónde saco el tiempo para hacer tantas cosas, pero a mí, como a él y a todo el mundo, me falta tiempo para hacer las que quisiera. No es cuestión de cuantas hago, sino las muchas que quiero y dejo de hacer porque no tengo tiempo.
No era necesario que Albert Einstein formulase el principio de la relatividad para que el ser humano tuviera conocimiento de que el tiempo es relativo, no, sobraba la fórmula matemática y su compleja demostración.
Sabíamos que el tiempo era relativo pues son más largas las horas en la desesperanza que en la esperanza. Porque no es el mismo tiempo en la ida hacia nuestro destino que en la vuelta, ni en el dolor y la tristeza nos duran igual las horas que en la alegría y el bienestar. Porque cualquier tiempo pasado no siempre fue mejor que el presente, ni este lo es mejor que el futuro.
El tiempo, esa dimensión inexorable que, en definitiva, es lo único que realmente poseemos. Un tiempo finito, medido y limitado. Un tiempo con un punto y final. Tenemos un pequeño fragmento del devenir infinito e incesante del tiempo universal; sin embargo, creemos que el fluir de nuestro tiempo es todo el tiempo, que tenemos todo el del mundo por delante. Apenas nos percatamos, miramos hacia atrás y ya hemos consumido más de la mitad de nuestro tiempo, de ese tiempo relativo pero elástico. Por eso yo me empeño en estirarlo todo lo que puedo, aún así, me falta a raudales.
-->Leer más...

El timo de la vida 29 jul 2010 10:23 Placido Guardiola

«La edad del corazón»


Después de mucho tiempo, ayer me encontré con mi amigo Paco y conversamos un rato. Me comentó que la ciática lo trae frito y no le deja moverse. Ya ves, tengo la sensación de que en la vida nos timan de alguna manera. Apenas hace unos día yo era nieto, recuerdo muy bien a mi abuelo cuando me sacaba y compraba tramusos donde Maziste. Ahora, en cambio, ya ves el abuelo soy yo –dijo él- mientras yo terminaba de digerir aquello que me parecía una verdad irrefutable.
Sin terminar con mi silencio añadió: Fíjate que yo me siento muy joven por dentro, igual que siempre, me gustan las mujeres como siempre; pero los remos y el cuerpo no me responden,,,
Estoy con mi amigo en que la edad se lleva en el corazón; pero como él señala, los remos que nos mueven en el río de la vida, esos, tienen la edad que tienen. Seguramente como él bien dice, ésta vida es un timo o, como decía mi abuela, un suspiro.
-->Leer más...

El show de nuestras vidas 5 jul 2010 10:00 Placido Guardiola

«Todo en Power Point»

Hace veinte años, nadie pudo adivinar el impacto social que tendrían los documentos del intuitivo programa para realizar presentaciones con imágenes, texto, sonido y gráficos que incluía el paquete informático Office. Aquel mítico Office-90, era como el actual una suite informática con herramientas de uso general para oficina; un procesador de texto (el Word), una hoja de Calculo (el Excel) y un realizador de presentaciones, el Power Point, para montar informes y memorias que se debían desarrollar en público ante una audiencia. La versión Pro de Office-90 contenía además, el gestor de base de datos Acces. Pronto se dieron cuenta los profesores de las enormes posibilidades didácticas que tenía el Power Point para el desarrollo de sus contenidos en las aulas, por lo que no se tardó mucho en dotar a éstas de cañones de vídeo y más tarde pizarras electrónicas, que permitirán proyectarlas en tamaño adecuado. Las ventajas se veían obvias, hacían la clase más amena, fijaban la atención del alumno (habituado ya a mirar la pantalla más que al texto), sirviendo además de guión.
Al poco, comenzaron a difundirse como adjuntos en nuestros correos bonitas presentaciones con fotografías fantásticas acompañadas de excelentes melodías musicales. Hoy, raro es el día que un algún conocido o amigo no te desea un buen día con alguna de ellas, son esos archivos ppt que se adjuntan. Las hay que expresan buenos deseos, amistad, pensamientos filosóficos, amor a la naturaleza, belleza y desnudos del sexo contrario, humor… En fin de todo tipo.
El Power Point es tan fácil de manejar que, como dicen en mi tierra, «Hasta el más tonto hace relojes», seguramente por ello se ha convertido en la herramienta de expresión audiovisual más popular. No hace mucho asistí a una de nuestras interminables bodas, de esas que entras al salón de celebraciones a las 14 y sales a las 21, donde de rato en rato, se sucedían los apagados de las luces del salón con motivo de algún show que los amigos de él o de ella realizaban al acorde de unas notas musicales. Lo sorprendente es que también nos pasaron sus vidas en Power Point, la de su infancia, comunión, adolescencia, noviazgo y viajes; porque ahora, nuestras vidas son un show de Power Point al son de una pegadiza y dulce melodía.
-->Leer más...

El Hombre un esclavo horario 21 feb 2010 19:09 Jose Javi

No se si se han dado cuenta pero estamos entrando en una sociedad muy, o mejor dicho, demasiado monótona; esto se puede ejemplificar de forma muy clara: ¿Qué hace una persona normalmente, una semana cualquiera? Pues llega un lunes y se levanta se dirige a su trabajo, una vez finalizada la jornada vuelve a casa a por, digamos, una pequeña recompensa, la comida. Después de comer una siestecita -como buenos españoles que somos- y ya depende del oficio de la persona podemos encontrar diferentes situaciones; que se dirija al trabajo para finalizar con su jornada laboral, o que se disponga a realizar las tareas que le son muy importantes de hacer esa tarde.

Pero si nos damos cuenta este esquema se nos repite de lunes a viernes, los sábados y domingos esto puede que cambie un poco, pero realmente la gente se levanta tarde, almuerza tranquilamente, y en el caso de la mujeres se disponen a realizar las labores domesticas.

Esta monotonía nos está convirtiendo en verdaderos esclavos del reloj, un objeto que portamos como si de una parte de nosotros se tratase. ¿quién no recuerda su primer reloj? ¿quién no lo ha adelantado con el fin de no llegar tarde? Pues todo el mundo, todos hemos tenido un reloj con el cual nos hemos sentido identificados por circunstancias muy, pero que muy diversas: cuando nos salíamos a jugar a la calle con los amigos y teníamos que estar pendientes de la hora para que nuestra madre no nos regañase, cuando teníamos uno nuevo, que como todo niño nos gustaba lucir ante los compañero, aunque ese espíritu de superioridad, o mejor dicho de grandeza, lo tenemos tanto pequeños como mayores, y me atrevo a decir, que se encuentra en la mayoría de los casos de forma mas exagerada en mayores que en pequeños.

Este problema, la dependencia del reloj y el control del tiempo hasta el punto más extremo, me lleva a pensar en numerosas posibles causas de este problema. El ser humano se está convirtiendo en un reloj, un ser “perfecto”, que pretende tener todas las variables de su vida controladas, de ahí su gran afán por el control del tiempo, dado que éste nos cambia esas variables tan imprescindibles para el mantenimiento de nuestro ser interior, para alcanzar el equilibrio. También en una sociedad tan competitiva, el tiempo -como bien alude un famoso refrán- es oro, por lo que éste es muy medido y meditado para utilizarlo de tal forma que los resultados sean los óptimos; el esfuerzo, cómo no, el mínimo.

-->Leer más...