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¿Sobradamente preparados? 30 may 2012 09:03 Placido Guardiola

«¿A qué debe responder la formación?»


Nadie duda a estas alturas que la salida de ésta crisis pasa por cambios drásticos en nuestro sistema productivo y educativo, en transformar profundamente estructuras sociales y políticas que se han demostrado a todas luces ineficaces. El sistema educativo y especialmente la enseñanza universitaria son sin duda dos ámbitos donde los cambios piden mayor rigor y profundidad.
No creo en el tópico de que tenemos las generaciones más preparadas de la historia, no lo creo porque no es cierto, salvo que preparación y años de escolarización consumidos sean términos equivalentes. En este sentido, los jóvenes actuales, son las generaciones que más años de pupitre han cursado, y también los que mayor proporción de títulos académicos atesoran, si eso es equivalente a preparación estamos de acuerdo entonces. Pero preparación y formación son bagajes que el individuo atesora para enfrentarse a los problemas y retos que la sociedad de su momento le demanda, por lo que la pregunta que bebíamos hacernos es si los años de sistema educativo consumidos por estos jóvenes les han dotado del bagaje suficiente para incorporarse a las demandas de ésta sociedad con éxito.
Personalmente opino que en absoluto, en primer lugar porque los titulados por el sistema educativo no se corresponden con las demandas de nuestro sistema productivo, lo que conduce, necesariamente, a que miles de titulados se vean condenados a dedicarse a tareas que nada tienen que ver con su formación. Conozco más de un centenar de exalumnos licenciados que trabajan de camareros, cajeras de supermercados, empleados de servicios municipales, etc. trabajos para los que no era necesaria esa formación. Todos los años por éstas fechas veo graduarse en nuestra universidad cientos de abogados, periodistas, psicólogos, maestros, pedagogos, licenciados en arte, etc. etc. que inexorablemente irán al paro o los encontraré el próximo año cursando otra carrera o master, ante la perspectiva de no hacer nada o aparcarse de nuevo unos años más en la universidad.
Sinceramente un esfuerzo de este calibre tanto personal, familial y socialmente no creo que conduzca a nada, tampoco que sea deseable socialmente. No me vale el consuelo de pensar que siempre es mejor tener más formación, si ésta finalmente, sólo conduce a tener ocupado un buen número de años a los sujetos, a un enorme gasto de sostenimiento de ese sistema y, por supuesto, a la frustración laboral del sujeto que jamás verá la aplicación de sus enseñanzas en su vida adulta. No me es bueno para una sociedad que, un título universitario, sólo sirva para avanzar dos lugares en la cola del paro simplemente por que los dos sujetos adelantados no lo poseían. Que la sociedad, las familias y los individuos hagan el gasto de recursos y tiempo requeridos en una titulación para esto, me parece lisa y sencillamente un auténtico disparate
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Derecho a copiar dignamente 19 ene 2010 08:47 Placido Guardiola

«¿Nos hemos vuelto locos o qué?»


Hay ocasiones en los que a uno le cuesta creer lo que dice la letra impresa de los periódicos. Te cuesta tanto, que te ves obligado a releer de nuevo lo leído, flotarte los ojos y decirte: ¡no puede ser, esto es una broma!. Después, te das cuenta de que la fecha del día no es 28 de Diciembre, sino 18 de Enero; la cabecera del diario que tienes entre las manos no es «El Jueves» y corresponde a uno de los diarios llamados serios. Por tanto, debes desterrar tu asombro e incredulidad y aceptar que eso es y ha ocurrido.
Ayer la noticia la protagonizaba la Universidad Hispalense de Sevilla, al consagrar no ya "el derecho al examen del alumno", como dice su portavoz, sino el derecho a copiar dignamente en un examen.
Nunca un disparate de tal magnitud ha pasado a formar parte de en las garantías de un reglamento en ninguna otra organización e institución. Si un profesor sorprende al alumno enfrascado con un mazo de chuletas, lejos de echarlo literalmente de la prueba, deberá elevar un parte de incidencias a la Comisión de docencia del Departamento incautándole las pruebas materiales del delito y adjuntarlas al parte. El alumno, tan ricamente protegido por el susodicho reglamento, tiene derecho a proseguir su examen. La Comisión del Departamento nombrará un Comité de tres alumnos y tres profesores (por la cosa de la paridad, no sea que los profesores vayan de mala fe y estén predispuesto a ir contra el alumno), quien estudiará las pruebas y el parte de incidencias resolviendo el caso en el plazo de un mes. Eso cuando hay pruebas materiales, cuando no las hay, porque un alumno pasa el examen a otro, se dicen las preguntas, o se miran las respuestas con el rabillo del ojo ¿Qué deberá hacer el profesor? ¿Cómo resolverá el Comité en esos casos? Porque además, el profesor sólo debe hacer un parte de incidencias: « si la situación no interfiere el normal desarrollo de la prueba para los demás estudiantes».


En los años que llevo de docencia ( y son 34), en la situación en la que nos encontramos y se encuentra nuestro sistema educativo, en el momento de enfrentarnos a la crisis que tenemos retomando la cultura de la responsabilidad y el esfuerzo… Ésta es la chorrada, la imbecilidad, el disparate, el absurdo y el error más grande de cuantos el ser humano puede llegar a cometer. Les aseguro que en estos momentos de tribulación, no ser que hacer: si me pongo a reír a mandíbula batiente como un loco, o me retiro el resto de mi existencia al monasterio de Santana aislándome en una de sus celdas vacías.
¡Dios mio esto si que merece una TONTASCA!

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