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La Janucá jumillana 25 dic 2014 18:13 Placido Guardiola

Luces pre-electorales navideñas «El benéfico influjo de las luces»
Luminaria en navidad

La Janucá es una fiesta judía que conmemora la independencia de este pueblo tras la derrota de los macabeos a los helenos. Ésta festividad se celebra según el año a lo largo del mes de Kislev del calendario hebreo (noviembre/diciembre del gregoriano nuestro), y es conocida como la «Fiesta de las luces». Durante ocho días consecutivos, al anochecer se enciende una nueva vela en el candelabro judío conocido como Janukián.
Conmemoran de este modo el milagro acaecido cuando los macabeos entraron en el templo de Jerusalén y encendieron el candelabro con "Oleo sagrado" , pues a pesar de tener sólo aceite para un día, sus luces permanecieron encendidas durante ocho.
De idéntica forma milagrosa, en Jumilla, cuando el Ayuntamiento es incapaz de pagar no ya las luces navideñas, sino el préstamo de pago a proveedores que acaba de renegociar por su importe integro tras haber pagado sólo los intereses devengados en estos casi cuatro años; prodigiosamente nos obsequia a los ciudadanos con las que, sin duda, han sido las mejores luminarias navideñas de toda la historia. Digo bien, las luces de esta navidad jumillana son sin duda las mejores de la historia, pues hasta donde alcanza mi memoria y, alcanza ya más de medio siglo, éstas son las más brillantes y suntuosas de las que he conocido.
Podemos pensar lo que queramos, pero es indudable que hay que felicitar al concejal de festejos por tan esplendidas luces que harán las delicias de niños, jóvenes y transeúntes que deambulen por la calle de la Feria y aledaños.

Luminaria de la navidad 2014 en Jumilla

Más que nos pese algunos, los dineros destinados a tan fantásticas bombillitas leds de bajo consumo, sus luces, dan alegría vida y esperanza como si de estrellas rutilantes se tratase. Las luces son siempre vivificantes y ello, aun a pesar de no amortizar un euro del préstamo a proveedores que volvemos a pelotear íntegro para el mandato municipal venidero.
¡Qué más da ante este auténtico espectáculo de luz! Las luces son tan esperanzadoras, tan revitalizantes que al igual que en las granjas apícolas se les ponen a las gallinas ponedoras para que depositen sus huevos, aquí las colocamos ante los incautos votantes para que depongan el sobre con su voto en la próxima primavera.
Ellas, las gallinas, encerradas en sus opúsculos recintos enjaulados terminan creyendo que viven en los largos y calurosos días de la primavera verano y, engañando a su organismo, seguirán el alto ritmo de la puesta. Ellos, los votantes, creerán en las cosas bien hechas y dejándose llevar por el brillo de las esperanzadoras luces, terminan olvidando los cinco millones de euros de deuda que se acaban de pelotear hacia delantearrojando confiados sus votos en las urnas municipales de esta primavera.
Sin duda, la luminosa Janucá jumillana está ya en marcha, los incautos votantes se han dejado deslumbrar. ¿Quién sabe del benéfico influjo que las luces dejarán en las urnas primaverales?
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Gratis no hay nada 25 ago 2010 09:27 Placido Guardiola

«El vasallaje de la postmodernidad»

En la actualidad son muchos los servicios que se ofertan de forma gratuita: televisión y radio en abierto, cuentas de correo electrónico, sitios con abundante información por donde navegar, hospedaje de blogs, espacios para almacenar nuestras fotos y vídeos, etc. etc. La mayoría de nosotros estamos familiarizados con empresas como Google, Facebook, Yahoo, Hotmail, Blogger, etc. Éstas entidades privadas ponen a nuestra disposición potentes ordenadores con su correspondiente mantenimiento, instalaciones, gasto energético, etc., de forma totalmente gratuita para que nos busquen información en la red, almacenen nuestro correo, nuestros escritos o simplemente nos mantengan en contacto con los amigos. No obstante, son empresas que cierran sus ejercicios anualmente con abundantes ingresos.
Esto es posible porque sus ingresos derivan de la cuota de usuarios que poseen, es decir del número de ciudadanos que al igual que nosotros ha depositado en ellas su confianza para abrirse una cuenta de correo, subir sus notas, fotos o vídeos. A medida que el número de usuarios que tienen es mayor, su cuota de flujo en la red también lo es, por tanto su capacidad como soporte publicitario se multiplica, un anuncio en sus páginas vale en la medida que posee usuarios. Esto es lo que en términos económicos se denomina fondo comercial intangible. Esos son sus ingresos lícitos, pero pueden existir otros menos amables, como la confección de perfiles sobre gustos y preferencias, ubicación edad y sexo de todos nosotros que son vendidos a empresas comerciales con el fin de practicar el llamado marketing diferencial, mediante este último, las empresas y comercios que compraron esos perfiles saben luego dirigirse a su público objeto a la primera.
En el fondo, ahora menos que nunca, gratis no hay nada, o lo pagas con el dinero de tu bolsillo o con la pérdida de tu tiempo y vida cerrando banners, tragándote publicidad o entregando una importante información y datos de tu vida privada.
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El marketing social 11 nov 2009 09:45 Placido Guardiola

«El boletin Jumilla Municipal»

Hace mucho que todo el mundo dejó de creer en aquello de «El buen paño en el arca se vende», pues sabemos que nada es vendible si se guarda en al arca por muy buena calidad y precio que posea el producto. Tal es así que ahora todas las entidades que dependen de un público, sean comerciales, de servicios, de ocio o administraciones públicas practican el llamado Marketing social. De ahí que para vendernos cualquier cosa, no solo digan que su producto es bueno, además añaden que ellos son excelentes fabricantes, solventes empresarialmente, solidarios con el tercer mundo, respetuosos con el medio ambiente y pro todas las causas justas imaginables.
Bajo esta denominación técnica no se esconde algo distinto a lo que siempre hemos denominado propaganda y publicidad, sólo que ahora se hace de otra forma, con otros instrumentos, ya no le llamamos departamento de publicidad sino de comunicación, relaciones públicas o imagen. Pero en definitiva vienen a cumplir el mismo papel que la publicidad, es decir, pregonar a los cuatro vientos lo bueno que es nuestro producto, lo magníficos que son nuestros trabajos y servicios o, si somos administración pública, lo estupendamente que gobernamos.
Nuestro Ayuntamiento ha editado un boletín, nota informativa, llámese como se quiera, que aún diciendo verdades y logros conseguidos realmente, hace lo que todos «vendernos a los ciudadanos la burra» para que así seamos conscientes de lo bien que lo hacen. Nadie debe extrañarse, esto lo hacen todas las administraciones locales, regionales y nacionales con independencia del signo político que gobierne en ellas, al igual que las empresas privadas. Lla parte dolosa en este caso, es que necesariamente esto se hace con nuestro dinero. Tampoco debemos escandalizarnos, siempre se hace con nuestro dinero ¿Acaso no pagamos los costes de la publicidad y marketing de los productos y servicios que compramos o contratamos?.
IU los verdes de Jumilla, se queja de esto, no es mi intención justificar lo contrario cuando me duele como a ellos el detraer recursos para estas cosas habiendo tantas necesidades; pero desde luego es el signo de los tiempos que vivimos. La única forma de combatir esto sería que el ciudadano tomase conciencia de ello y lo castigase con su actitud de compra o voto. Sin embargo, las cosas no ocurren así, más bien al contrario, ocurre que el consumidor y el ciudadano prestan su favor comprando o votando aquellas cosas que se nos venden bien, no simplemente porque a nuestro juicio, examen y análisis seamos capaces de distinguir en los productos y servicios el grado de bondad que encierran. Es una pena, pero inevitablemente deberíamos preguntarnos si ahora tenemos realmente juicio como consumidores y ciudadanos para distinguir las excelencias o deficiencias de los productos y servicios o, por el contrario, la publicidad y propaganda de todo tipo configura nuestros criterios.
La verdad, no tengo respuesta para esta cuestión final; pero es bueno que nos lo preguntemos cada cual.
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