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Tierra de extremos 17 jun 2014 20:03 Placido Guardiola

El carácter de nuestra tierra «Nuestro carácter »

Arco Iris


Quiere el cielo o la naturaleza caracterizar a las tierras igual que hace con las personas, la nuestra se caracteriza por la «Pertinaz sequía» con la que sistemáticamente nos dota nuestra climatología.
Es esta nuestra tierra una tierra de extremos, donde misteriosamente y merced al trabajo duro de sus gentes vemos su superficie verde bajo los más tórridos veranos. Pasamos de la sequía más extrema a la inundación y riada; del abrasador verano, al gélido y venturoso invierno sin solución de continuidad.
Seguramente porque nos hemos formado en ella, nuestro carácter es también de extremos, bajo la nobleza generosa de nuestra forma de ser, la pertinaz sequía resquebraja nuestras almas abriendo en ella profundos surcos de donde brota la envidia. Envidia, ante cualquier brizna verde que, a nuestro alrededor veamos surgir, porque por un casual dio con una vena de agua para brotar.
«sólo nos consuela el saber que a todos nos consume por igual la abrasadora necesidad.»
Es tal la sequedad que nos azota y agosta, que sólo nos consuela el saber que a todos nos consume por igual la abrasadora necesidad. Es tan grande la agonía de esta prolongada sequía, que consume nuestro corazón. Preferimos morir abrasados de sed que sentir el cobijo de la sombra de aquel vecino que logró sobrevivir y crecer a nuestro lado. No lo percibimos como una oportunidad que nos puede ayudar a solventar nuestras necesidades; sino como un competidor que consume el liquido elemento de nuestras quimeras.
La adversidad y necesidad hace que nuestro crecimiento sea lento, pero firme con profundas y hondas raíces que buscan en vano el precioso sustento que la naturaleza nos escamotea. Sabemos que hemos hecho de la necesidad virtud, que pese a todo, somos supervivientes De ahí que nos levantemos orgullosos y erguidos sobre la tierra plantando cara al aire y viento que de continuo nos azota. Por ello nos crean gente altiva, cuando no lo somos.
Como nuestra tierra, contra todo pronóstico, conseguimos solventar la escasez, con ello hemos aprendido la cautela haciendo de la necesidad nuestra virtud. Una cautela que nos atenaza en el inmovilismo impidiéndonos avanzar y que termina mirándose el obligo de satisfacción por saberse un superviviente ante tanta adversidad.
Quizá seamos así porque vivimos en una tierra de extremos, porque nos asola la pertinaz sequía o porque resistimos los azotes del Aire de Arriba... ¿Quién sabe?
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Me gusta ésta gente 29 may 2012 13:09 Placido Guardiola

«Yo a Ud le conozco…»


De adolescente me llevaban los demonios cuando aquellos viejos con blusa y boina me reconocían y al cruzarme en la calle con ellos me saludaban con frases como «¿Dónde irás Jorgico?» o « Mira, el Guardiolica del carche», según su amistad, parentesco o vecindad fuese con el abuelo materno o la familia paterna. Yo les contestaba respetuoso tal y como me habían enseñado : «¡Vaya Ud. Con Dios Sr. Ignacio!» o «¡Buenos días Maestro!» aunque no terminaba de entender porqué debía llamar al Señor Andrés maestro, si era carpintero, ni siquiera carpintero era aperador; sin embargo, hasta mi padre se dirigía a él como Maestro.
Supongo que era el deseo de autoafirmación y el ser reconocido por mi mismo y no por mis antecesores lo que no me gustaba, sea como fuese, con el paso de los años comenzó a gustarme esa forma de saludo y reconocimiento.
Con el desarrollo y cambio de vida social esa familiaridad y reconocimiento ha desaparecido; sin embargo, todavía encuentro entre algunas personas mayores ese uso de las formas. Cierto que sólo lo mantienen personas que ya han brincado los setenta; pero cuando lo hacen me encanta y me retrotrae a otra jumilla bien distinta que viví en mi infancia. Eso, aun cuando entonces no sabia apreciarlo.
Ya no me ponen el apelativo «ico» en lo de Jorjo o «ica» en mi apellido paterno, además me tratan de Ud. (lo que también demuestra que el paso de los años han obrado cambios en mi), el caso es que tienes ante ti un venerable anciana o anciano curtido por el sol de tanto trabajar en el campo al que no conoces de nada; pero en cambio el sabe de tu trayectoria vital, de la de tu familia y tras un rato de charla con te demuestra conocer detalles y anécdotas que tu desconocías ya fueran de tu abuelo, tu abuela o tus padres.
De ahí que ahora cuando una de estas personas ancianas me para en la calle y comienza con aquello de «Yo a Ud le conozco…» me paro tranquilo por mucha prisa que lleve, pues al momento ya está contándome capítulos de mi propia biografía que me son desconocidos. En otras ocasiones nos enzarzamos en cualquier tema de conversación sobre lo Divino o Humano. Es entonces cuando tomo conciencia que lo que me ata a Jumilla  no es el lugar, sino sus gentes, su viejo carácter y estilo . Un estilo en las formas próximo a sucumbir con las generaciones que me precedieron; pero que no deberíamos dejar desaparecer.
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El pueblo de la mierda gorda 16 ago 2010 17:18 Placido Guardiola

«Reverte: Este país de mierda»

Ayer, me enviaba un amigo la reseña del artículo de Pérez Reverte: España, «este país de mierda» Plantea Reverte en su artículo algo que muchos no entienden o no quieren entender, pues cuando habla de este país de mierda es como cuando nuestro paisano el maestro D. Julián, entre irónico y socarrón se refería a Jumilla como el pueblo de la mierda gorda. Ni Reverte ni J. Santos hablan con desprecio; el primero, refiriéndose a su país y, el segundo, al pueblo que nos vió nacer. Ambos hablan con el dolor que produce en alma la tierra amada. Así lo explica Reverte y de este modo lo entendí siempre del maestro J. Santos, pues apesar de su célebre dicho, él jamás abandonó ésta tierra.
Hace unos días, en mi presentación de nuestro Pregonero de la Fiesta de la Vendimia 2010 Pepe García, tuve ocasión de referirme públicamente a ésta misma cuestión. Pues nuestro paisano Pepe García, es como muchos jumillanos de esos que ama a su tierra, sufre sus desengaños y le duelen en las entrañas sus errores. Un amor que conduce cuando lo amado no es como debiera, a que por doler, te duela hasta el alma. Alguien dejó dicho que no hace daño quien quiere, sino quien puede y, desde luego, quien más puede es siempre quien más amamos. Quizá este mensaje se entienda mejor en los versos de Willian Kipling “Amo a mi tierra porque no me gusta” –decia él- quiero para mi tierra lo mejor, de ahí que la ame, que quiera para ella el ideal y, precisamente porque la amo, me duelen en el alma sus flaquezas, sus defectos...
A mi, como a Reverte, los años me vuelven cada día más escéptico, empiezo también a pensar que lo nuestro no tiene solución, que unos no hacen nada por remediarlo y los otros menos; pero de ahí a callarme va un trecho y todavía el proclamarlo, al menos, me sirve de terapia.
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Los templarios, pocos y aguerridos 29 jun 2010 08:28 Placido Guardiola

«Ladran, luego cabalgamos»


 
Si hay personas en nuestro pueblo que me llaman mi atención y hasta mi admiración, esas, son sin duda el grupo de nuestros Templarios. Ahí los tienen, son pocos pero, desde luego, hacen mucho ruido. Como aguerridos guerreros a su causa e ideal, por estéril que algunos pueda parecerles, van ya por el octavo año solicitando que se les abran las puertas de San Agustín. Seguramente un año más éstas quedarán de nuevo cerradas; pero ellos impávidos y reverenciales en su ceremonia, volverán a realizar su guardia templaria ante Nuestra Señora.
Si miran los artículos más comentados en la página de Telecable Jumilla o en El Eco de Jumilla, observarán que las entradas a sus noticias han sido las que batieron los récord de lectura y comentarios desde hace al menos dos años. Seguramente, para que su escueto batallón a caballo, levante más polvo del que hacen en su galopar, ellos mismos se comentan, se critican y se alaban incitando a los más pasotas a entrar al trapo. Todo vale en tal de levantar una gran nube de polvo que llame la atención de su existencia, pues como dijo D. Quijote a fin de cuentas «Ladran luego cabalgamos, amigo Sancho».En fin, como mi amigo Andrés dice en Facebook: "Ya va siendo hora de que les abran las puertas a esta gente".
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La Patrona en el centro de la polémica 11 may 2010 19:36 Juan Antonio


La decisión del cura Jorge Oliva, párroco de la Iglesia Mayor de Santiago y Consiliario de la Cofradía de la Patrona, Nuestra Señora de la Asunción, de formar la Junta Gestora que ha de dirigir de forma transitoria a esta asociación, lejos de calmar los ánimos y encauzar las revueltas aguas de esta hermandad, suena más a una muestra de menosprecio hacia sus miembros que a la intención de fortalecer la que debería ser la primera asociación de Jumilla. Aunque sólo fuera por ser la congregación de la Patrona.
El Consiliario ha decidido que sean cuatro personas las que formen la Gestora de la Cofradía y el hecho de que sólo una de ellas sea miembro de esta asociación, unido a que no ha consultado, ni siquiera comunicado a la Asamblea esta decisión, ha generado un malestar mayúsculo entre los hermanos de la Cofradía, o al menos, entre un número importante de ellos, tal y como se puede leer en la noticia que publica TeleCable este martes en su periódico digital en la web.
Pero no solo son los hermanos de la Cofradía los que se sienten molestos, es el propio Ayuntamiento el que tiene dudas de si debe reconocerlos como interlocutores válidos al no haber sido elegidos democráticamente. Por que claro, si echamos mano de los Estatutos, como han hecho los miembros molestos de la Cofradía, hay ciertos puntos que no dejan lugar a dudas sobre el nombramiento de una Junta Gestora, y al parecer el procedimiento que ha seguido el cura no es el que marca el reglamento interno. Por lo que las autoridades municipales han de ser muy cautas en este asunto.
Igual esta decisión obedece a una estrategia desconocida del sacerdote y sirve para que los cofrades se unan y desaparezcan esas rivalidades internas que carcomen las entrañas del Cabildo.
Por otro lado me resisto a creer, como dicen algunos, que detrás de esta decisión esté la mano invisible de un señor, concejal él, con mucho peso en la Junta Pastoral de Santiago, pero que por su condición de persona pública no puede ocupar cargos de relevancia en la Cofradía (también lo dicen los Estatutos).
En cualquier caso, esta forma de actuar, como apuntan todos los indicios, no es la que los ciudadanos ven con buenos ojos y eso la Iglesia debe tenerlo en cuenta, muy en cuenta.
Por cierto, que estamos en el mes de mayo (el de la Virgen, la más delicada de todas las criaturas de la Creación) y en la Ermita de San Agustín, morada de la Virgen Patrona de Jumilla, está ella, Nuestra Señora de la Asunción, esperando nuestra visita, la de sus queridos hijos.
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Ahora que ya tenemos Castillo 20 abr 2010 08:46 Placido Guardiola

«Ya va siendo hora »

Ahora que ya tenemos Castillo y de nuevo recobrada la vieja torre donde ondeara con orgullo nuestro pendón, será hora de que dejemos de mirar con escepticismo nuestro pueblo y nuestros logros o fracasos bajo el sempiterno argumento de «es que en Yecla son más…»
Ahora que ya tenemos Castillo y vigilante con sus almenas se alza sobre las lomas de los cerros, va siendo hora de ser cautelosos en la conservación de nuestro entorno, ponerlo en valor y aprender a saberlo vender, contribuyendo de este modo al fortalecimiento de nuestras arcas y economías.
Ahora que ya tenemos Castillo y que desde lo alto enseñorea nuestra hidalguía, es momento sacar el tesón, la nobleza y fidelidad a nuestros principios que definen nuestro linaje.
Ahora que ya tenemos Castillo y nadie asalta sus defensas, podemos abrir sus puertas y murallas para que entre el aire nuevo y renovador que ventile nuestras viejas y vetustas arcas, orear la ropa, lavarla, que huela a limpio.
Ahora que ya tengamos Castillo y nadie amenaza nuestras fronteras, no es el momento de atrincherarnos bajo su recinto, ni apertrecharnos tras las almenas de sus torres, sino de abrir sus murallas, accesos y entradas. De quitarnos el casco y la coraza abandonando nuestras viejas y caducas armas.
Ahora que ya tenemos Castillo y la tecnología nos rodea, debemos cambiar de montura y de carro poniendo un nuevo chip que cambie el ritmo de nuestras vidas.
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Ahuyentar a los demonios 4 abr 2010 10:41 Placido Guardiola

«El tambor y las buenas energías»

Tengo un amigo muy tamborilero que sostiene que en Jumilla hay muy malas vibraciones; según él, durante años nuestro ambiente se ha cargado de malos augurios y energías nefastas, las cuales, impiden que nuestro pueblo avance y progrese con buenas vibraciones. Es como si la armonía y alegría social hubieran sucumbido ante una atmósfera gris y triste, sostiene. De ahí, que según él sean necesarios muchos redobles y toques de tambor para que estos demonios que nos atenazan huyan despavoridos de nuestra ciudad y vuelva a restablecerse un nuevo equilibrio armónico con la entrada de energías más positivas.

Tamborada 210 JumillaTamborada 210 JumillaTamborada 210 Jumilla

Arriba, aspecto que ofrecía la Plaza Arriba al inicio de la marcha.
En el centro, a su paso por el arco de San Roque
Abajo, ante la sede de la Junta Central

Confieso que tengo a este amigo por una persona muy cabal y, a lo largo de los años, me ha demostrado que es de un pensamiento nada frívolo, viendo a la larga con el paso del tiempo, como se veían confirmados sus diagnósticos y juicios a cerca de las cosas que me había dicho. Por ello, cuando me justifica de este modo la necesidad de que los jumillanos salgamos todos juntos a tocar el tambor, lejos de tomármelo a guasa, sigo sus explicaciones con suma atención.
Anoche subí a la Plaza de Arriba y allí, estaba mi amigo con su tambor dispuesto a exhortar a los demonios, los malos espíritus y las energías negativas que ensombrecen nuestro horizonte. Bueno, estaba él y mil jumillanos más, porque en nuestra Plaza Arriba no cogían más tambores.
Será por lo de las malas vibraciones que dice mi amigo; pero a las doce no tocaron las campanas como estaba previsto para que arrancase el tronar de los tambores. No obstante, la organización había preparado un espectáculo de luz y sonido que dió entrada al redoblar de los cientos de tambores que estaban deseando ser aporraceados. Particularmente, prefiero un sencillo sonar de campanas que este show multimedia que me recuerda a las discotecas; pero reconozco que en este caso hizo su papel.

Tamborada 210 JumillaTamborada 210 JumillaTamborada 210 Jumilla

Superior, la comitiva a su paso por la sede de la Junta Central.
En el centro, aspecto que ofrecia la lonja del mercado
Abajo, un grupo de tamborileros en animado toque

A fe mía que si de verdad, como dice mi amigo, el tambor sirve en todas las culturas para desalojar malos presagios, anoche más de mil tambores jumillanos ahuyentamos nuestros demonios particulares.

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In loco Jumilla 1 abr 2010 12:15 Placido Guardiola

«San Vicente Ferrer en Jumilla»

Tal día como hoy de 1411, un dominico valenciano predicador y filósofo, San Vicente Ferrer, predicaba en a Jumilla. Cuentan las crónicas que allá donde iba le seguía un séquito de flagelantes que se azotaban las espaldas como purga de sus pecados. Su visita y sermón de vibrantes palabras emocionaron a nuestros antepasados, dando origen a las procesiones penitenciales que hoy constituyen nuestra Semana Santa, lo que justifica nuestra próxima celebración centenaria.



Este dominico que predicó por toda Europa, arrastraba multitudes en sus sermones, que constituían verdaderos actos de fe. En la ciudad de Jumilla, aparecen recogidos en su sermonario manuscrito dos sermones a cual más interesante de leer para todo observador social que se precie y especialmente para todos los jumillanos, así como para gobernantes y políticos en general que tienen en sus manos la administración de los ciudadanos y sus almas a quienes se dirige en su sermón de forma especial.

Salvando las distancias y los marcos sociales de entonces y de ahora, hay en su predicamento en Jumilla muchas cosas que deberíamos aplicar, otras que chocan en boca de un Santo y dichas en un momento de pujanza religiosa.

Refiriéndose a la lujuria, considera que ésta debe practicarse en ámbito del matrimonio, siendo pecado; por tanto, condenable toda aquella que se practique fuera de este. Sin embargo S. Vicente es consciente de la debilidad humana de ahí que afirme en su sermón:

«Y por eso evitad y corregid este pecado para que no se produzca lujuria. Sin embargo está bien que como remedio pueda mantenerse el lupanar aunque se condenen las prostitutas y los que vayan a ellas pequen mortalmente; con todo pecan menos que con otras mujeres porque este pecado es simple fornicación»

Viene a considerar nuestro Santo que las prostitutas pecan en menor grado y son un remedio social que libera tensiones ayudando a mantener el orden. No duda en recurrir al mismísimo San Agustín para afianzar sus afirmaciones:

«En caso contrario, si los lupanares no existiesen, las esposas y las hijas no estarían a salvo, como dice San Agustín en el libro Sobre el orden: "Si quitas a las prostitutas de los lupanares, perturbarás a todo el mundo con las pasiones sexuales” Por eso, por lo que se refiere a los gobernantes y al municipio, mantener el lupanar como remedio no es pecado, como cortar un miembro del cuerpo por el fuego no es pecado»

Lo que si tiene claro nuestro predicador es que «el puterío» tiene su lugar en el lupanar y no otros sitios y lugares públicos de ahí que diga:

«Y por eso debe evitarse la putería que no es para remedio sino para la ocasión, como tener una prostituta en las posadas pues mata a muchas y diversas almas por la facilidad. Asimismo haced un pregón general por el que toda prostituta reconocida no pueda residir más que en el lupanar. Y advertid que no digo 'pública" porque pública se llama a aquella que se exhibe a todos reconocidamente, en cambio se llama 'reconocida' la que se junta con uno solo y lo saben muchos»

Lo tenía claro el Santo, es claro que hay putas profesionales y otras que, como diríamos ahora, hacen intrusismo profesional.
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No la metemos hasta el fondo 3 feb 2010 15:29 Placido Guardiola

«Y encima lo hacemos a empujones»

¡Será posible…!

¡Qué carácter el nuestro! Al parecer la mayoría de nosotros no la metemos hasta el fondo y, cuando lo hacemos, resulta que lo hacemos a empujones. Vamos, precipitadamente. Me refiero a la cartilla de ahorros en los cajeros automáticos cuando vamos realizar alguna operación bancaria con ellas, no vayan a pensar en otra cosa, que no van por ahí los tiros.
Miren si no la prueba documental que les traemos, así podrán comprobar la acelerada precipitación con la que operamos en dichos cajeros automáticos.
En uno de nuestra localidad, han tenido que poner esta hoja con las instrucciones de cómo se debe realizar correctamente y sin precipitación las operaciones con las cartillas de ahorro. Pues nada, a tomar nota se ha dicho…



Como ven la cosa no va de guasa, no....
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Igualdad de género 25 nov 2009 08:21 Placido Guardiola

«Un feminismo muy machista»

Curiosamente ahora, cuando mi compañero de pluma del «El Rendrijero» exhorta a la atención ciudadana de los jumillanos para que nos imaginemos por primera vez a una mujer portando la vara de mando en la próxima Corporación Municipal. Ahora, que la supremacía hembrista es uno de los ejes vertebradotes que inspira la política de este gobierno. Precisamente ahora, es cuando en el Congreso se rechaza que los efectos del alcohol y las drogas deban considerarse un agravante del maltrato a la mujer.
Debo confesar que personalmente la cuestión de los cromosomas, fuese el X o el Y quien determinó en última instancia si nuestro futuro Alcalde salio niño o niña me parece una cuestión baladí, lo importante es que sea mujer u hombre, por encima de todo, este capacitado y lo haga bien. Personas que cumplan esa doble condición las hay, entiendo, por igual entre hombres y mujeres, por tanto, aunque es verdad que nunca le tocó a la mujer, tampoco me parece que deba ser el motivo para inclinarse ahora por una. De hacerlo en las próximas elecciones, debe ser porque reconocemos que está mejor preparada y reúne mejores cualidades que el resto de los candidatos, sean hombres o mujeres. Es precisamente ahí, en ese reconocimiento, donde se esconde el gran problema machista de nuestros días, pues ocurre que, en general, no damos el mismo reconocimiento cuando juzgamos los meritos de “unos” y los de las “otras”. Aquí, en el seno de nuestras conciencias, es donde debería operarse el auténtico cambio, si así lo hacemos, seguramente no harían falta cuotas ni leyes protectoras. Cambiar las leyes, el lenguaje, las formas es fácil; pero amigo mio cambiar las conciencias, eso, es otro cantar.
Pero ocurre como demuestra este rechazo a la proposición legal, estamos muy lejos de ese cambio realmente revolucionario en la igualdad de hombres y mujeres. Se habla mucho de cuotas, se hacen leyes y se adoptan medidas que se suponen tienden a eliminar las desigualdades de género; sin embargo en estas mismas medidas se respira el profundamente enraizado machismo de la desigualdad. Si no fuese así, cuando se aprobó la ley sobre el maltrato femenino ¿por qué no se aceptó que se castigase con la misma dureza a las mujeres lesbianas que agraden a sus compañeras? Hubieron varias enmiendas en este sentido y todas fueron rechazadas. ¿Por qué no se aprueba que la violencia ejercida bajo los efectos de cualquier estupefaciente sea un agravante con independencia de que sea hombre o mujer?
¿No será que bajo este fulgor hembrista no subyace otra cosa que nuestro machismo irreducible?
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TONTASCA de la semana (20/10/09) 21 nov 2009 21:43 Placido Guardiola

«Rollo de Amor a las dos asociaciones Musicales»

Esta semana, afortunadamente, ningún suceso ha merecido ser designado como «Tontasca» según la consideración de los miembros habituales de «La Rendrija». En cambio se aprueba por unanimidad dar la distinción de Rollo de Amor a la Asociación Amigos de la Música de Jumilla y a la Asociación Musical Julián Santos, por la labor continuada que ambas agrupaciones vienen realizando en sus escuelas de música, enseñando y difundiendo esta faceta cultural entre muchos niños y jóvenes jumillanos.
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El carácter casero jumillano 26 sept 2009 10:45 Placido Guardiola

«Vida social de mesa camilla»

Aunque siempre me he negado a creer en las teorías deterministas del medio sobre el desarrollo de los seres vivos que lo habitan, tengo que admitir que indudablemente el ecosistema donde se desarrolla la vida termina por explicar bastante de la consucta de sus moradores.
En este sentido el medio jumillano, se ha caracterizado en primer lugar por la escasez de sus recursos, especialmente los hídricos, después por su rigor extremo (cuando llueve lo hace en tromba y cuando no en sequías extremas), finalmente por una enorme extensión de sus límites administrativos (estamos entre los treinta municipios con mayor término municipal de España). Estos factores han determinado que Jumilla a diferencia de otras ciudades se caractericen por su escasa vida urbana, nuestros antepasados tenían que desplazarse desde media mañana a casi un día de carro para ir a su trabajo o hacienda, por tanto, los desplazamientos se hacían semanalmente, quincenales e incluso en bastantes casos para un mes o más. La visita a la urbe siempre estaba marcada por la compra en el mercado, la visita al herrero o aperador para acondicionamiento de útiles y herramientas del campo, el entierro o enfermedad de algún familiar e indefectiblemente las grandes fiestas que jalonaban nuestro calendario (Feria, Carnaval y Semana Santa), que por lo general coincidían con épocas de escaso laboreo en aquel calendario agrícola de nuestros abuelos.
En los años sesenta, aquella vida rítmica y pausada de una comunidad, hasta entonces agrícola, se vio trastocada por la irrupción de la mecanización del campo. En muy pocos años las mulas dieron paso a los tractores, los carros a coches y remolques, nuestros esparteros cambiaron el burro por la Rieju. De esta forma los desplazamientos que anteriormente eran de tres horas pasaron a ser de diez minutos y en esa proporción el resto. Ya no era necesario permanecer una semana ni quince días en la apartada casa de campo o humilde cueva agrícola. Aquel campesino, acostumbrado a recogerse en casa al ponerse el sol y al orico de la lumbre hacer guita se traslado a su casa de la ciudad cambiando la hornacha por la mesa camilla, al poco dispuso de televisión y la ciudad antes sede de artesanos, comerciantes y escribientes ahora comenzaba a ser ciudad de todos. Los jumillanos se recluían de forma permanente y estable en su recinto, se habían vuelto urbanos en lo residencial, pero no en lo social, pues seguían sus costumbres ancestrales de recluirse al calor de hoguera, ahora del brasero, sin comprender que la ciudad es tal, porque su vida social trascurre en sus calles y en sus plazas. Ahora, como antaño, sólo salen fuera a ellas para las gestiones y compras, además de en Feria y Semana Santa. Con la modernidad, inmigrantes venidos de otras partes del mundo e influenciados por otros ecosistemas distintos, ajenos por tanto a las influencias del medio jumillano, pasean y ocupan sus calles y plazas asombrados de que los nativos no salen a la puerta de sus casas.
Nuestra vida social se recluye al circulo de la mesa camilla y al calor reconfortante de nuestros braseros y nuestros debates públicos se tornan comidillas y mentideros en la intimidad de nuestros hogares. ¿Podrá la red Internet y la televisión por cable romper ésta dinámica en el futuro?
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LOS ÚLTIMOS 10 sept 2009 00:19 Bartolomé Medina

Vivimos tiempos de postrimerías, tiempos de generaciones echadas a perder, sin fruto, como la recientemente bautizada generación ni-ni; que suena a nihilismo refrito. Nuestro país tiene una largísima tradición en generaciones huecas; basta con leer el Lazarillo de Tormes ver lo que desfila por sus páginas. Lo que pasa es que de eso hace quinientos años. Por eso hoy quiero hablar no de lo que viene, que bien descrito está por Plácido, sino de lo que se fue; de los últimos.
Hace mes y medio nos dejó el que ha sido calificado como "el último libertario", Pedro Luis Díaz Cerezo. Todos los jumillanos con algo de vida a cuestas saben de quién hablo, pero no lo traigo a estas páginas para glosar su biografía: sus años antes de la guerra en la Barcelona revolucionaria, sus experiencias en el frente, sus diez años de cárcel o su vida de sindicalista de la CNT en medio de la España franquista. Lo recuerdo porque es un último; podría haber sido y hecho cualquier otra cosa y lo que lo definió seguiría incólume: su rectitud, su dignidad. Perteneció a esa clase de hombres que, como García Rúa o García Calvo, son admirados incluso por quienes sostienen ideas y posturas radicalmente diferentes. El modo de vida de Pedro Luis ya no se lleva, diría que ya no existe, en un mundo sin ideas y donde el relativismo ético es moneda de cambio, pero eso no quiere decir que su estatura moral no pueda ser ejemplo para el porvenir. Entre tanto, nos quedamos con lo que nos dejó, sus escritos, siempre lúcidos, sus poemas o, por citar algo concreto, ese bosquecillo de olmos y pinos que crece a la vera del Charco del Zorro, levantado por él con el único interés de que quedara un pequeño espacio verde para las gentes venideras.
El otro último del que hablaré hoy es mucho menos conocido que Pedro Luis, y sin embargo se ha quedado en nuestro lenguaje como si supiéramos todo de su vida y milagros. Yo lo llamo "el último quinqui" y tengo muy fresca la imagen de su figura en la retina, aunque hace varios años que murio. Recuerdo la "tarja" pegada en un escaparate; José, no recuerdo los apellidos, de mote "Pancholi". El alias ha sido utilizado profusamente en Jumilla para describir a un pobre de solemnidad, a alquien que nada tiene. Incluso aquí, en El Rendrijero, evocó Legolas su nombre para evidenciar que sería capaz de votar a una lista encabezada por "Pepito Pancholi"; si quieren que les diga la verdad, viendo lo que nos rodea, creo que yo también. Pero "Pancholi" no es especial por eso, de hecho, el payaso Coluche estuvo a punto de ganar unas eleciones en Francia hasta que los políticos "oficiales" lo amenazaron incluso de muerte y se tuvo que retirar. Miserias de la democracia. No. "Pancholi" no es grande por cosas así, "Pancholi" es grande porque hasta el final de su vida fue fiel a sí mismo, no quiso más de lo que necesitaba para subsistir, no gustó de aparentar y, al después de todo, creo que a su manera fue más feliz que todos nosotros. Lo recuerdo sentado junto a su casa de madera, la única chabola auténtica que he visto en Jumilla, instalada en los solares del antiguo campo de futbol que hoy es el Centro de Formacion y Experiencias Agrarias. Llenó nuestra infancia de pequeñas alegrías: rosas de los vientos de papel charol, trompetas de plástico, globos llenos de gas y dudosas esperanzas. Su exiguo puesto iba de Semana Santa a Feria y de Feria a Semana Santa. Un vendedor de Nintendo's de hace cuarenta años. Era un quinqui, un quinqui que tenía algo de asceta, de anacoreta y que nunca pidió o ambicionó lo que no era suyo.Lo recuerdo también en sus últimos años, vestido con un traje de chaqueta blanco, impecable y resplandeciente, como un pakistaní de los suburbios de Londres (y, por cierto, la palabra Pancholi no sólo es un diminutivo español de Francisco sino también un apellido de la India). Seco, oscuro, con su bigote blanco, siempre fue serio, callado y adusto. Mi último recuerdo de él, un año antes de su muerte, es extraño; vestido con su traje blanco entró en una tienda de informática y preguntó por un teléfono móvil a la dependienta. Siempre me he preguntado, yo que de nada lo conocía, a quién diablos podría llamar "Pancholi" con aquél móvil.
Os dejo con otro recuerdo, muy confuso, muy antiguo. Me compró mi abuela un globo, un globo de gas blanco salpicado de colores más bien desvahídos. Tras pagarle a "Pancholi", me lo puso en la mano, que por falta de atención dejó que se escapara casi en el acto. Yo veía el globo subir y subir, alejarse, hacerse más pequeño, y las lágrimas erán más abundantes a medida que el globo desaparecía. Miré instintivamente al puesto y a "Pancholi". "Pancholi", que miraba el globo, bajó la vista y me miró a su vez. Con la lentitud de los santos, agarró otro globo y me lo puso en la mano. Y mi abuela y yo nos alejamos felices con el globo nuevo de "Pancholi".
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Monumento por aclamación popular 30 ago 2009 20:43 Placido Guardiola

«Al salicornio»

Cuesta creerse que si en Jumilla hubiésemos celebrado una votación para erigir un monumento a algo, el motivo elegido para decorar una rotonda de una de las vías de circunvalación de nuestra ciudad fuese un salicornio. Planta desagradable desde siempre , ya que obliga a nuestros viticultores todos los veranos a darle una pasada con la fresca mañanera y la azada a los viñedos, a fin de eliminar aquellos que quedan en el hilo de las cepas. De no hacerlo, si cae un agua en Agosto, el matujo, se hace hermoso, horondo y frondoso amen de con un considerable tamaño y, al llegar la vendimia, no hay quien se arrime a la cepa sin clavarse más de una de sus pinchosas granas. Me costa que la humilde planta se hizo famosa y se enseñoreo en todas las pantallas en más de una película del llamado spaghetti western que Sergio Leone rodó en Almería por los años setenta. Quién no recuerda los duelos finales de films como «La muerte tenía un precio», «Por un puñado de dólares», etc. donde Clint Easwood , bajo aquella manta de paño deambulaba por un desértico pueblo del oeste esperando desenfundar su revólver mientras el viento arrastraba magistralmente unos buenos ejemplares de salicornios. Por otra parte, quién no conoce al grupo musical Salicornio de los Media y compañía (que por cierto nos deleitaron esta Feria y Fiestas), pues fueron los primeros en fijarse en tan humilde mata autóctona reivindicando su nombre en la denominación de su grupo. Ignoro por qué vinieron a llamarse así, no se si con ello querían significarse con algo muy de Jumilla o si expresar la rebeldía de todo buen rokero, es decir, dar más marcha al personal que los salicornios en un majuelo nuevo.
A pesar de todos estos méritos, los cuales soy el primero en reconocer, me parece excesivo erigir a la memoria del susodicho salicornio un monumento en medio de una rotonda. En todo caso, que lo hagan en Almería que fué donde triunfó. Claro, que la verdad sea dicha, eso quería representar el punto de unión de todos los caminos, la interconexión de las vías y comunicaciones humanas, la rosa de los vientos, los lazos entre las culturas y sociedades del planeta… ¡O vaya Ud a saber! El caso es que cuando algún irónico paisano lo vio por primera vez en el corral donde se confeccionó de la antigua fábrica de los Gil Goma , no alcanzo a ver su sentido y significado, por lo exclamó: ¡Esto mismamente es un Salicornio!. ¡Oiga y con Salicornio se ha quedado!, pues la propia Web del Ayuntamiento, los medios de comunicación y todo el mundo se refiere a esta rotonda como la del salicornio. Allí está, sí señor, en medio del campo con la sierra del Buey al fondo, como si se tratase de un enorme salicornio de verdad, tal como si arrastrado por el aire desde el campo que en los Arenales tiene mi amigo Ripoll se hubiese quedao plantao en medio de la rotonda.



Como yo no quiero pensar en el dichoso matujo, pues más de un verano me he dedicado a quitarlo de en medio de las cepas, prefiero pensar que es un monumento al grupo de mi amigo el Media y sus colegas. Por eso le propongo desde aquí que un fin de semana lo inauguremos como está mandao, es decir, no con una foto cutre de delegados gubernamentales, discursos y esas cosas, sino con un concierto in situ del grupo Salicornio.
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Con la que está cayendo 28 ago 2009 23:05 Placido Guardiola

«Nosotros enredados en las fiestas»

Este año, ni la pera, ni el melocotón han tenido un precio y demanda que permita calificar su cultivo de rentable. La almendra la están entregando estos días sin precio en las cooperativas o la venden por libre a corredores privados lo hacen al mismo precio que tenía en 1996. Las uvas maduran rápidamente en los viñedos jumillanos, mientras al día de hoy, hay unos catorce millones de kilos que no tienen bodega ni cuba donde puedan reposar sus mostos. Bodegas condestables (Savin que siempre hemos dicho), no elabora este año, el resto de nuestras bodegas andan casi llenas de caldos de la cosecha anterior. Las bodegas sólo acogen el caldo de sus clientes más asiduos, eso sí la toman «sine die», sin precio ni fecha de pago.
Los empresarios de la construcción han quebrado, cerrado o se mantienen bajo mínimos mientras peregrinan de un banco a otro en busca de liquidez que permita terminar algunas obras emprendidas. Como consecuencia de lo anterior muchas pequeñas empresas o trabajadores autónomos de carpintería, cerrajería metálica, electricistas, cristaleros, etc. se ven ahogadas por impagos, falta de trabajo y crédito para su financiación. Finalmente, numerosos trabajadores de la albañilería y las empresas auxiliares que acabo de nombrar han terminado engrosando las filas del paro.
Mientras todo esto ocurre en nuestra localidad, sin que nadie vea ni los brotes verdes, ni que estemos tocando fondo, como auguran nuestros gobernantes, los ciudadanos de a pie andamos enredados en el debate de las fiestas. Los blogs y diarios digitales están que arden de comentarios. Será porque desesperados como estamos y ante la falta de perspectiva nos ha dado a todos por mirar para otro lado. Quizá sabedores de que no tenemos solución para estos problemas, o no sabemos como resolverlos, queremos enmendar otros que se nos antojan más fáciles. A fin de cuentas arreglar los desfiles de Moros y Cristianos, del Folcklore o de la Vendimia es mucho más fácil y lúdico que enmendar una situación económica.
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Tal como éramos V 27 jul 2009 08:11 Placido Guardiola

«Riada de 1986 acaecida en la madrugada de Santiago»
Terminamos esta miniserie de artículos destinados a las dos riadas más importantes que asolaron nuestro término el pasado siglo XX, en esta ocasión, reproducimos mi crónica publicada en la revista «El Picacho» en su número 34 correspondiente al mes de Agosto de ese año:


Portada de la revista «El Picacho»

«Crónica de madrugada»


Son las cuatro de la madrugada cuando un enorme estruendo me despertó, apenas he dormido unas horas pues la tormenta de ayer nos mojó los preparativos de las fiestas del poblado y hubo que recogerlos.
Ahora, se oye caer agua con furia, con rabia… Empiezo a preocuparme, ayer bajo la “venia” en las dos ramblas “El Morrón” y “Del Judío”. Yo he vivido aquí, en la Estacada, las dos últimas riadas y no he visto caer agua de esta forma.
Me visto cojo el paraguas y salgo a la entrada del poblado a ver como va la cosa. Por el camino me encuentro a Cesar (Cuatro reales), que sale con su tractor para ayudar a un Land-Rover matrícula de Cádiz atrapado por la riada. Me subo al muro por si Cesar necesita que le indique; pero este, hace a la primera la maniobra de acercamiento e instantes después el vehículo es remolcado y puesto a salvo.
El conductor, ya en tierra insiste en sus agradecimientos, le acompaño hasta la otra salida del poblado por la antigua vía férrea, mientras que me cuenta su deseo de llegar a Valencia para ver a su familia; “no la veo desde hace meses”, dice, a la vez que me pregunta si podrá continuar el viaje. Como quiera que el limpiaparabrisas del coche no puede con el agua que cae y que él venía conduciendo desde las ocho que salió de la bahía de San Fernando, le aconsejo que al llegar a Jumilla eche una cabezadita hasta que se haga de día.
Continua lloviendo con fuerza, el paraguas no sirve de nada, me estoy poniendo hecho una sopa y vuelvo a casa.
Mi mujer y mi hijo duermen, decido no acostarme porque esto me parece muy serio. Intento mientras leer en el sillón, de repente, creo oír un altavoz por las calles ¡No puede ser a las siete de la mañana! Pienso; pero más tarde vuelve a oírse, por la ventana se ve un vehículo de bomberos, salgo a la calle y miro hacia la entrada del poblado, la riada ha aumentado desde hace una hora que sacamos al gaditano. Corro a casa por las cámaras de fotografiar, las cargo y salgo de nuevo.
Desde la esquina de la calle de “El Lago” se ve venir una tromba de agua que choca contra el velódromo y se desvía hacia las casas, entra en la Plaza de los Cipreses y busca impetuosa su salida calle Rosales abajo, el coche de los bomberos saca a un grupo de vecinos, otros se asoman desde la segunda planta. El agua encuentra el muro de contención de la rambla del Morrón que bordea el sur del poblado y que ahora sirve de presa, haciendo que el nivel suba por momentos, los bomberos tienen que derribarlo. Al unísono, un vecino que intenta huir con el coche es sorprendido por la riada y desde este hay que rescatarlo. Una madre con un hijo de meses en sus brazos es evacuada entre la angustia y la histeria.
Instantes después, cuando la riada parece estabilizarse, veo al cuñado de la madre citada, me dice que asu casa ha entrado más de un metro de agua. Está afectado, no se que hacer ni que decir, le propongo asomarnos al puente de hierro, por el trayecto, entre jadeos nerviosos y palabras entrecortadas, me cuenta el drama, la odisea de verso sólo con la mujer y el niño cuando el agua subía por momentos su nivel dentro de la casa hasta cubrirles por encima de la cintura. Entonces, algo me golpea en mi interior, perdiendo esa calma tensa que desde hace horas me mantiene despierto.
Algo se agita dentro de mi, intentando explicarse este estruendo que ensordece, este tropel impetuoso que arrasa cuanto encuentra a su paso. Embotados los sentidos entre el asombro y el miedo, un sin fin de preguntas, brotan de la rabia contenida asaltando la mente; por qué estaba allí el velódromo, por qué no se construyó el muro de contención de hormigón y desde el puente de hierro, como todo un Presidente Regional nos prometió en el 82, por qué se ubicó aquí, entre dos ramblas el poblado. Por qué… por qué durante años cada cual ha desviado los cauces a su antojo y provecho echando las aguas al vecino. En definitiva, de esta zozobra, no es culpable el desastre natural. ¿No! Los culpables, si los hay, son los hombres. Con sus errores, desafueros, cacicadas han ido propiciando una realidad cada vez más disparatada y que, ahora, parece irreversible. Soluciones las hay, cuestan mucho; pero existen y quiero confiar en que se tomarán.
Las aguas poco a poco están disminuyendo, a las diez ya se puede transitar por el poblado, los vecinos se ayudan unos a otros para desalojar el barro y el lodo, que como invitados indeseados se han alojado en sus casas. El miedo, la pesadilla de algunos… esperemos se pondrán los medios para que no se repita.

Un vecino achica el fango. En la pared se aprecia el nivel de las aguas.


Días después, al poner en orden estas líneas, muchos agricultores que han visto sus tierras arrasadas por el agua y sus cosechas por el pedrisco, aún esperan la ayuda estatal. A la vez que la máxima autoridad regional, cuyo nombre no quiero ni mencionar, dice en los medios de comunicación que: «los daños no son insuficientes para declarar Zona catastrófica y que, ortunadamente ni siquiera, ha habido víctimas». Ni siquiera Señor…. Pero yo se que pudo haberlas, si mi vecino Cesar hubiese dormido esa noche; sin embargo, él no pensó que sus campos y viñas eran destrozados, no, pensó que un gaditano se podía ahogar un 26 de Julio a las cinco de la madrugada.

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Tal como éramos IV 25 jul 2009 21:59 Placido Guardiola

«Riada de Santiago de 1913»



Inocencio Molina versa en la segunda parte la tragedia de una pobre mujer, de nombre Micaela, que se ve atrapada subiendo de la Cañada del Judío. La infortunada mujer en medio de la avenida se puso a salvo subiéndose a una olivera, tal y como nos narra Inocencio:

Portada del diario «El Pueblo» de 27 de Julio de 1913



II Parte
«La tragedia de Micaela»



A pesar de las anchuras,
bajaba con tanto brío,
que parecía el Mar Menor
la Cañada del Judío.
Cogió a una pobre mujer
a un hijo suyo buscando
cuando vino a darse cuenta
ya estaba en medio del lago.
Viéndose tan apurada
la infeliz mujer aquella
ya no tuvo más amparo
que subirse a una olivera.
Llamaba a todos los santos
de la corte celestial;
¡Abuela Santana mía
amparadme por piedad!
asomaba la cabeza
por encima del olivo
y en altas voces decía;
¡Amparadme esposo mío!
Aquella voz lastimosa
que su marido la oyó
¡Ay, esposa de mi vida,
que Dios te perdone, adios!
Viéndose tan apurada
aún tuvo buena advertencia
de atarse con un pañuelo
que se le iba la cabeza.
Nueve o diez horas mortales
estuvo en el olivo
hasta que el agua amaino
y se la llevo el marido.
Por en medio de aquel fango
como Dios la encaminó,
aquí caigo, allí levanto,
en sus brazos la sacó.
Aquella pobre mujer
con tanto pasar fatigas
en brazos de su marido
iba más muerta que viva.
¡Oh católicos cristianos!
debemos creer hay un Dios
que aquella pobre mujer
de milagro se salvó.
Y damos gracias a Dios
que no ha habido más tragedia
que las mulas del carruchas
y el susto de Micaela.
Dentro de muy pocos días
otra avenida bajo,
como el daño estaba echo
ya no llamó la atención.
Y por más que no hizo son
bajaría bien repleta
que al puente de la vía férrea
le hizo dar la vileta.
No quiso ser ermitaño
y allí se quedó arrestao
y se quedó asobinao
para Dios sabe los años.
A lo menos se creía
la compañía ferroviaria
que la rambla de Jumilla
era de poca importancia.
Con tanto economizar
han hecho una barraqueta
para dar paso a las aguas
de la Fuente de la Teja.
Ya está la rambla en lo suyo,
ya está la rambla en su ser,
ya pueden tomar medidas
de lo largo que ha de ser.
Amados lectores míos:
no paso más adelante,
que yo no soy estudiante
y me están dando escalofríos
y por si acaso desvarío
me siento sobre la hamaca
y les pido por favor
que me perdonen las faltas.


Inocencio Molina

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Tal como éramos III 24 jul 2009 18:46 Placido Guardiola

« Horrorosa catástrofe»
El 27 de Julio salía el número 218 del semanario «El Pueblo» con la Crónica de las tormentas del día de Santiago en su portada. En el inicio de la misma, se decía:
«Día nefasto para Jumilla ha sido el de Santiago y escrito quedará en la memoria de los jumillanos con caracteres indelebles»
Poco después, escrito en una hoja se repartía la versión en verso de la tragedia que, con gracia y cierto humor, escribiría Inocencio Molina y cuya primera parte reproducimos a continuación:

I Parte
«Lo acaecido en Jumilla el 25 de Julio de 1913»



          
Purísima Concepción:
     dadme fuerzas, madre mía,
     para poder explicar
     las escenas de aquel día,
     Día de Santiago fue,
     Patrón de cuerpo montado,
     después de tanta sequía
     todo lo dejó arrasado.
          Entre las doce y la una
     se presentó una neblina;
     y todo el mundo creía
     que eran truenos de calina.
     Antes de treinta minutos,
     fueron muchos los quebrantos,
     y entre la piedra y el agua
     causaron terror y espanto.
                    *****
          Nadie ha visto en este siglo
     una cosa tan atroz,
     lo que no derrumbo el agua
     la piedra lo machacó.
     En la aldea de la Alquería
     fue tan grande su poder,
     que varias familias se vieron
     a punto de perecer.
          Varias casas derrumbó
     en medio de la bravura,
     y tuvieron que salir
     con el agua a la cintura.
          Los muebles que había dentro
     salieron a las afueras
     iban encima del agua
     cual si fueran barquichuelas.
                    *****
          Un católico cristiano,
     pidiéndole a Dios de veras
     un Santo Cristo sacó
     y lo colgó de una higuera,
     por ver si con la reliquia
     espantaba al enemigo,
     y si tenía poder
     que liberara los higos.
          El católico cristiano,
     viéndose tan apurado
     tuvo que echar a correr
     y allí dejó el relicario.
          El Cristo allí se quedó
     sufriendo las inclemencias,
     un brazo al suelo cayó
     y parte de la cabeza.
          Cuando se paso el chubasco
     salió a recoger los restos,
     como hacen con los soldados
     en la guerra de Marruecos.
                    ****
     Vamos siguiendo la pista,
     aunque sea por las orillas,
     y veremos lo que ocurre
     en la rambla de Jumilla.
     Cuatro avenidas salieron
     y todas a la carrera,
     la Jimena, la Alquería,
     Gamellón y la Pedrera.
     Como el empuje era grande
     era la fuerza anormal,
     que al huerto de Pepe Caiz
     fueron a desembocar.
     Y si Dios no lo remedia
     no volverá a edificar
     como no traiga tierra
     del campo del Capitán.
     Buen rastrojo le ha quedado
     para remediar sus males,
     piedras para edificar
     y riscos de cien quintales
                    ****
     Llegó la fuerza al Pontón
     del molino de la Parra
     y lo arrancó de raíz,
     que tantos años contaba,
     y llegó al Molinico,
     como obra más interior
     antes que llegara el otro
     del susto se escachifló.
          Llegó al de la carretera
     aquel se mantuvo firme;
     ya que no pudo otra cosa
     le volcó los adoquines.
          Como se mantuvo firme
     ya no pudo hacer escollos,
     y fue cuando peligró
     la era de Juan el Pollo.
     La yesera de Manolo
     y las mulas de carruchas
     y el puente con dos ojos
     marchaban en carretera
     a llevarle la noticia
     al puente de la vía férrea.
                    ****
          Por más que se dieron prisa
     y marchaban en bicicleta
     cuando llegaron allí
     ya estaba dando viletas.
     Como estaba de una pieza
     se cansó de navegar,
     se sentó en San Agustín
     viendo a los demás pasar.
          Por encima de él cruzaban
     los olivos y arbolados
     y en su lengua decían;
     poco servicio has prestado.
          No hay quien lo mueva de allí
     que tiene muchos reaños,
     mejor será que le den
     el empleo de ermitaño.
     Al desembocar la rambla,
          Por más que no hubo tormenta
     vino a pagar la patente
     la viña de Angel Atienza.
     Y no es porque yo lo vi,
     según me contó mi abuelo,
     ya no cojera más uvas
     si no planta otro majuelo.
          Cansado de mil fatigas,
     dejo la pluma y descanso;
     en otra segunda parte
     continuaré mi relato.



Cuando leí por primera vez estos versos pensé que el autor se tomó alguna licencia y exageró algo los términos; sin embargo, a mediados de los ochenta con motivo de la preparación del libro Jumilla Ayer, descubrí con asombro que efectivamente el puente de la vía férrea «El puente de hierro» había bajado más abajo de San Agustín. Como prueba gráfica del suceso abajo dejamos la imagen.



FOTO: Autor desconocido ARCHIVO: Familia J. Vicente Toda
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TE IMAGINAS LOS PERROS CON DODOTIS

¿Te imaginas que los perros tuvieran que llevar “bolsa” (como llevamos algunos cuando éramos pequeños), para que sus mierdas no cayeran a las aceras? Nos libraríamos del asqueroso espectáculo que vemos en algunas calles, al margen de que, en alguna ocasión, el que más por el que menos, hemos contribuido a distribuir lo pisado con el correspondiente “me cago en…” ¡encima, como si faltara material!
¿Te imaginas que, además de los 3000 € que se va a gastar el Ayuntamiento en concienciar a los propietarios de perros, en que deben recoger la mierda de sus perros en bolsas, se le sumaran otros 3000 € en horas extras para que la policía multe al propietario del perrico que se cague en la calle? Si así se hiciese, me imagino que al Ayuntamiento, o lo que es lo mismo, “a todos los jumillanos”, le saldría la gestión redonda: por un lado evitaría que hubiera cacas de perro en las calles y, de paso, saldría gratis a todos los jumillanos que no tienen nada que ver en este asunto. Aunque mejor que vean, que vayan con los ojos bien abiertos que, a veces, ni aún así: la pisas.
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Galardón Ana María Tomás Olivares 23 jul 2009 07:44 Placido Guardiola

«Una escritora que comunica»

Nuestra amiga y paisana Ana María Tomás Olivares ha sido distinguida recientemente con el nombramiento de Dama Literatura 2009. Al ser entrevistada por este galardón en un medio local manifestó que: «...lo mejor de la vida es tener amigos y tener personas que te quieran, éste es el mejor reconocimiento...»
Sin embargo, yo creo que el lujo es contar con ella entre tus amigos, pues Ana Mari es de esas personas que cuando te la encuentras te saluda no con el gesto o con la palabra; sino con el alma. Su saludo, como su mirada, irradia una luz especial que desde luego no puede salir de otra parte, y que te contagia de una especial alegría en cada encuentro con ella. De ahí que para nada me extrañe que tu tengas muchos amigos y los consideres un regalo, aunque creme Ana Mari, el auténtico regalo, es tener entre tus amigos personas como tu.

Foto: La Verdad

No soy crítico literario y la simpatía que te profeso además no me dejaría emitir un juicio sobre tu obra medianamente imparcial, tampoco quiero serlo nunca cuando escribo (la imparcialidad como la objetividad no existen), pero si tengo algo claro de tu pluma y literatura, tu no eres una escritora que escribas bien, tu Ana Mari eres además, de esos literatos que comunicas.
Por eso me gustan tus poemas y tus relatos, me gustan desde aquella primera carta de amor que te premió la Universidad y que te dio a conocer en este arte, porque tus escritos, como tu mirada, comunican con una transparencia y sinceridad que llegan al alma que es donde las cosas tienen que llegar.
Enhorabuena Ana Mari por este reconocimiento, pero a quienes te conocemos, no nos ha pillado de sorpresa pues esperamos muchas más.

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