«Somos más los que no queremos destruir»
Enhorabuena por el mensaje de esperanza de Plácido en su artículo "Todavía”. De acuerdo al cien por cien. Yo, inclso iría más lejos, y diría que no se trata de una esperanza, sino de una certidumbre, el que "hay vida más allá del botellón semanal". Lo que ocurre es que lo normal no es noticia, no sirve para destacar lo "evidente", lo esperable (aunque en algunos momentos lo dudemos).
De todas formas, si a lo dicho por Plácido, le unimos lo que Andrés recoge en su círculo sobre él "Jardín Grande" (aunque el de Pueblo Nuevo lo triplica) y, además vemos, que ha habido que poner un guarda jurado en el Castillo para que se pueda ver la reforma completa, antes de que la destrocen los malnacidos, pues entonces, me da pie todo ello a sugerir algunas ideas para que la esperanza se transforme en certidumbre (dado que, normalmente, hay que estar "a Dios rogando pero con el mazo dando").
Queridos rendrijeros, la millonada que nos cuesta el Castillo, los jardines o lo que sea, no se puede tirar por la borda y dejarse a merced de los malnacidos. Por tanto: habrá que pagar vigilancia (yo apuesto por la seguridad pública y con capacidad de respuesta contundente); habrá que reponer los desperfectos tantas veces como sea necesario; habrá que limpiar dos o tres veces al día para que el espacio público se pueda disfrutar en condiciones; habrá que multar al que infringe normas justas y democráticamente aprobadas; habrá que poner medios para que la gente que tenga voluntad, pueda comportarse con urbanidad (por ejemplo poniendo váteres-de obra-en zonas donde, con frecuencia, hay concentraciones de público, lo que evitaría que mearan por cualquier esquina o puerta); habría que... así muchas más, que cualquiera puede ir apuntando a partir de sus propias observaciones y experiencias.
Porque el objetivo final debe ser claro y unánime: somos más los que no queremos destruir, los que queremos vivir en armonía, los que estamos dispuestos a aguantar y no tirar por la borda el esfuerzo de tantos paisanos, a lo largo de tantos años. Y, como somos más, podemos actuar en varios frentes: policial, vecinal, político, educativo, familiar,... Y si todo esto cuesta algo más, pues lo tendremos que pagar, pero cualquier malnacido debe saber que no tiene esperanza de ganar, incluso que le puede costar caro. Y el objetivo, debe servir para todos los bienes de la comunidad, tanto los materiales como los inmateriales (que todos, han costado mucho conseguirlos).
-->Leer más...
Enhorabuena por el mensaje de esperanza de Plácido en su artículo "Todavía”. De acuerdo al cien por cien. Yo, inclso iría más lejos, y diría que no se trata de una esperanza, sino de una certidumbre, el que "hay vida más allá del botellón semanal". Lo que ocurre es que lo normal no es noticia, no sirve para destacar lo "evidente", lo esperable (aunque en algunos momentos lo dudemos).
De todas formas, si a lo dicho por Plácido, le unimos lo que Andrés recoge en su círculo sobre él "Jardín Grande" (aunque el de Pueblo Nuevo lo triplica) y, además vemos, que ha habido que poner un guarda jurado en el Castillo para que se pueda ver la reforma completa, antes de que la destrocen los malnacidos, pues entonces, me da pie todo ello a sugerir algunas ideas para que la esperanza se transforme en certidumbre (dado que, normalmente, hay que estar "a Dios rogando pero con el mazo dando").
Queridos rendrijeros, la millonada que nos cuesta el Castillo, los jardines o lo que sea, no se puede tirar por la borda y dejarse a merced de los malnacidos. Por tanto: habrá que pagar vigilancia (yo apuesto por la seguridad pública y con capacidad de respuesta contundente); habrá que reponer los desperfectos tantas veces como sea necesario; habrá que limpiar dos o tres veces al día para que el espacio público se pueda disfrutar en condiciones; habrá que multar al que infringe normas justas y democráticamente aprobadas; habrá que poner medios para que la gente que tenga voluntad, pueda comportarse con urbanidad (por ejemplo poniendo váteres-de obra-en zonas donde, con frecuencia, hay concentraciones de público, lo que evitaría que mearan por cualquier esquina o puerta); habría que... así muchas más, que cualquiera puede ir apuntando a partir de sus propias observaciones y experiencias.
Porque el objetivo final debe ser claro y unánime: somos más los que no queremos destruir, los que queremos vivir en armonía, los que estamos dispuestos a aguantar y no tirar por la borda el esfuerzo de tantos paisanos, a lo largo de tantos años. Y, como somos más, podemos actuar en varios frentes: policial, vecinal, político, educativo, familiar,... Y si todo esto cuesta algo más, pues lo tendremos que pagar, pero cualquier malnacido debe saber que no tiene esperanza de ganar, incluso que le puede costar caro. Y el objetivo, debe servir para todos los bienes de la comunidad, tanto los materiales como los inmateriales (que todos, han costado mucho conseguirlos).
