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Los colores de la tierra 15 ago 2016 09:51 Placido Guardiola

Islandia un lujo para la vista «Islandia la luz y el color»

Islandia

Si tuviera que dar dos motivos para justificar la visita a esta isla para quienes son aficionados a la fotografía seguramente recurría a dos la luz y el color. Aunque ambas razones son en definitiva una misma ya que el color no es sino una propiedad de la primera, la luz.
La luz en Islandia es, por su latitud, más rasante que la nuestra. Allí el sol nunca alcanza en su cenit diario la verticalidad que tiene aquí. Esto hace más alargadas las sombras y destaca el relieva de la superficie, a la vez que esas horas que los fotógrafos llamamos azules, la anterior y posterior a la puesta y salida del sol, allí se alarguen a casi doce horas (seis en el amanecer y otras tantas al atardecer), todo un lujo. También es una luz más tamizada, seguramente por ser filtrada por una mayor extensión del aire atmosférico y también por una mayor frecuencia de nubosidad. Todas estas propiedades de la luz son suficientes para que un mismo objeto de fuese visto diferente bajo nuestro cielo mediterráneo que desde el Islandés.
Islandia

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Pero ocurre que los colores del paisaje son aquí cambiantes y distintos. Su naturaleza volcánica y sus glaciares con hielos permanentes nos permiten sacar blancos y negros puros sin necesidad de tocar los mandos de nuestra cámara o procesar después sus archivos para conseguirlo. Basta con subir mil metros y nos encontramos con la nieve helada y las lavas volcánica.
Descendemos unos metros y los verdes luminosos de sus musgos y líquenes cubren por doquier la superficie de esta isla. Los amarillos y rojizos aparecen en todas sus gamas tonales en cualquier ladera, de sus tierras en una sinfonía que se combina con los verdes y azules de su cielo. Otras sobre sus pastizales costeros donde se salpican otros colores de florecillas silvestres que cubren desde el blanco al púrpura.
Islandia

Islandia

Hasta las grabas negruzcas de los desiertos volcánicos que tiene el denominado Valle de Thor, sólo salpicadas de vez de tarde en tarde por pequeños ramilletes de florecillas blancas y otras de tenue color violáceo que ofrecen unas matas rastreras, perfilan en el horizonte todas las ondulaciones de su superficie.

Islandia
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Es esta combinación de luces y matices tonales lo que hace a esta isla rabiosamente fotogénica. Sostengo que una buena foto consiste esencialmente en saber mirar, pero aquí en Islandia hasta puedes saltarse esta única y básica regla de la fotografía, pues aquí, mires donde mires hay una buena foto. De ahí que un robot autómata que disparara al azar por doquier, no importa qué máquina, estoy convencido que obtendría imágenes interesantes.
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Islandia, el agua 13 ago 2016 21:04 Placido Guardiola

Islandia una isla de arroyos mil «Cascadas de agua mil»
Islandia

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Glaciares más grandes en extensión más grandes que muchas comunidades autónomas españolas, dan durante el verano torrentes de agua que surcan toda la isla formando afluentes y ríos que ya los quisiéramos en nuestro país. Andar por este país es un continuo cruzar de arroyos unas veces en puentes fijos, otras en otros móviles y, la más de las veces, cruzarlos como puedas. No hubo día durante nuestro trekking Landmannalaugar-Skogar que no tuviéramos que colgarnos las botas, arremangando los pantalones hasta arriba, incluso con ellos quitados, para pasar algún que otro torrente proveniente del deshilo glaciar.
El agua, el hielo y el fuego o calor provocado por los efectos del vulcanismo está presente por doquier en este apartado rincón del mundo. Visitarlo es retrotraerse miles de años en la edad geológica del paisaje y descubrir un territorio virgen, todavía en formación donde los efectos de la erosión glaciar y de la formación montuosa están todavía en pleno esplendor.
Creo que es esa juventud impetuosa, junto con la luz en estas latitudes, lo que hace de Islandia un lugar de paisajes cautivadores para el turismo, los fotógrafos y directores de cine en busca de exteriores para sus películas.
Islandia


Para un español , a más inri murciano, acostumbrado a nuestros ríos (hago la salvedad de nuestro Ebro), ver tal cantidad de agua a su alrededor es todo un lujo que te sobrecoge y cautiva.
Un agua que vivifica e ioniza el aire que te rodea aumentando esa sensación de paisaje joven, trepidante del que antes les hablaba y que invita a mover el disparador de la cámara a cada instante para no perderse detalle del panorama deslumbrante que te ofrece la isla a cada paso.
Es cierto que los grandes cascadas , sobre todo, aquellas accesibles al tráfico rodado o situadas en la carretera que circundan la isla (Snaefells, Gullfoss, Svartifoss, etc) , son una auténtica romería de miles de turistas en busca del la foto para el recuerdo. En donde en ocasiones, tienes que esperar un rato a que terminen de hacerse la instantánea en el punto más crítico del salto. Otras tienes que ejercer de turista simpático y dispararle a la pareja, matrimonio o grupo la foto de rigor con su cámara. Aun así las dimensiones y grandeza de estas cascadas son de tal magnitud que diluyen esta masificación turística.
Islandia

Islandia

Fuera del fácil acceso en autobús y coche y lejos de cafeterías y tiendas de recuerdos tópicos, quedan miles y miles de saltos de agua donde te encuentras a solas con otras cascadas y torrentes de una belleza indescriptible, porque aquí en Islandia el agua en verano no cesa de recorrer tumultuosa en busca del Atlántico.
Islandia
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Caprichos de hielo 12 ago 2016 00:31 Placido Guardiola

Islandia, caprichos de hielo en la playa «Bloques de hielo en la playa»
Islandia


Islandia

La llamada “Pequeña Edad de Hielo” fue una ola de frío que se produjo los siglos XVII y Finales del XIX dando lugar en Islandia a que el glacial Breidamerkurjokull alcanzase la costa. Más tarde hacia 1920, una nueva ola cálida ocasionó grandes cambios en dicho glacial dando lugar a la actual laguna Jokulsarlon que en los últimos años ha crecido hasta ocupar los actuales 18 kilómetros cuadrados.
La laguna Jokulsarlon, situada a unos 500 metros de la costa se conecta con ella a través de un corto río que lleva el mismo nombre. El glaciar que, rompe en la laguna, la provee constantemente de icebergs que flotan en ella.

Islandia

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El deshielo y el agua salada que entra por efecto de las mareas crea constantes corrientes de agua que mueven los bloques de hielo hasta sacarlos a la línea de costa. Allí terminan depositándose en las finas arenas negras de la playa y poco a poco son desechos por efectos del oleaje y las aguas más calientes del atlántico.
El resultado de todo ello, es un espectáculo increíble de formas y colores que hacen las delicias de todo aficionado a la fotografía y de cuantos turistas transitan por la carretera nacional que circunda toda la isla.
Oslandia
Islandia

Su belleza y atractivo han hecho de este lugar el escenario donde rodar películas como como Tomb Raider o James Bond. La prueba de la extraña y sobrecogedora belleza de este lugar son las imágenes que os dejo en este artículo y que, ahora viéndolas de nuevo, creo no terminan de hacer justicia a las sensaciones que tuve durante las horas que permanecí en el lugar disparando el obturador de mi cámara
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Islandia, paisajes de cine 9 ago 2016 22:32 Placido Guardiola

Islandia, paraíso de los fotográfos «Islandia: Belleza desoladora»
Islandia

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Islandia es un territorio joven, tierra de fuego, hielo y agua con unos paisajes increíbles. Sus paisajes son de cine y , nunca mejor empleado el calificativo, pues hasta esta isla se desplazan los equipos de rodaje de las grandes producciones de la industria audiovisual actual. Tal es así que, muchos de los turistas que la visitan en verano van en busca de los escenarios que utilizaron en sus películas favoritas, tales como: Prometheus, Juego de Tronos, Thor 2, Oblivion, La vida secreta de Walter Mitty, etc, etc.
Son tantas las filmaciones que han utilizado los exteriores de esta isla que es frecuente tropezar con turistas que llevan una aplicación para Ipad y Androide encargada de geo-localizar con sus móviles los lugares exactos de rodaje de dichas películas. Aplicación que cualquiera puede descargarse en este sitio.
Pero al margen de un turismo que, según me contaron va cada año en aumento- Un turismo si quieren masivo, que recorre el país como si se tratase una romería, peregrinando de localización mediática en localización, buscando un selfie para enseñar a los amigos a la vuelta a casa tras las vacaciones, Tratando de completar todo el periplo fílmico de paisajes de celuloide, para sentirse de este modo un poco protagonistas. A pesar de todo ello, el paisaje de Islandía cautiva de forma arrebatadora por su fuerza y su luz.

Islandia

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Islandia es un país que todo buen aficionado a la naturaleza y fotografía debe visitar. Hay que verlo y hay que hacerlo especialmente en los lugares menos accesibles al coche, pues en ellos a pesar de que tampoco están exentos de senderistas venidos de todas partes, que de tarde en tarde te cruzas en la ruta, encuentras la extrema belleza de esta isla. Una belleza que me atrevo a calificar de desoladora. No tengo otro calificativo para describir mejor los infinitos valles de lavas volcánicas, los descomunales glaciares, sus fumarolas, sus verdes laderas de musgo, sus saltos y sus ríos. Todo aquí es enorme, y a la vez desolador pues todavía es un territorio virgen y joven.
De siempre pensé que era un lugar que debía visitar, pues todos los fotógrafos a los que sigo, publicaban fotos de paisaje de esta isla. Tanto que con el tiempo, desarrolle una memoria de los lugares que tantas veces había visto en imágenes de aquellos a los que admiraba. Aun cuando albergaba la duda de si la foto la era fruto del lugar o de la técnica y pericia de los fotógrafos que sabia eran muy buenos. Ahora sé que ambas cosas, y también que no basta con un primer encuentro con la isla de nueve días para plasmar en imágenes toda la belleza que ella ofrece.
La ruta realizada Landmannalaugar-Skogar, es sin duda una de las más fotogénicas rutas senderistas del mundo, en los más de 100 kilómetros que hemos recorrido, pues hemos hecho algunas rutas secundarias nada es superfluo, y el paisaje no hace sino cambiar constantemente sorprendiendo al caminante a al cruzar la siguiente colina, o al volver de cualquier recodo. Nada escapa de ella, el hielo, las lavas, los verdes intensos de sus montañas o las aguas del deshielo de los glaciares que presiden siempre el horizonte.
Islandia
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Por si fuera poco en Islandia si no te gusta el tiempo, no debes preocuparte, pues seguramente te gustará el que sigue tan sólo dentro de cinco minutos.
La luz es un lujo en esta isla pues aquí no hay una hora azul sino varias de ellas al atardecer y al amanecer, prácticamente casi todo el día es una interminable hora azul.

Islandia

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El día en que perdimos las estrellas 30 jul 2016 09:55 Placido Guardiola

Nos quedamos sin cielo «El cielo puede esperar»
Casas del Gaitan (Jumilla)

Todavía recuerdo durante las noches de verano ver el cielo cuajado de estrellas mientras mis padres y vecinos tomaban el fresco en la calle de Loreto esquina la ribera y la chiquillería como yo jugábamos en medio de la calle. Claro que entonces Jumilla no estaba lo bien iluminada que luce ahora por las noches, cada manzana contaba con una bombilla alternándose en las fachadas de la izquierda y derecha a lo largo de la calle. Poca cosa, desde luego, pues apenas iluminaba la fachada de la casa donde pendía y las dos colindantes, el resto, lucia más bien una penumbra que daba para no tropezar y caerse.
Ahora, en cambio, las farolas y alumbrado de bajo consumo nos dan un aspecto casi de día iluminando prácticamente todos los rincones de la calle. A cambio, difunden una luz anaranjada que invade todo el espacio y se difumina en las capas altas de la atmósfera apagándonos eso que llamamos la bóveda celeste. Seguramente aunque no ocurriese así tampoco hay muchos vecinos en la calle tomando el fresco y, menos, chiquillería en la calle correteando de acera a otra con la mayor de las impunidades. A estas horas están recogiditos en casa y juegan tan ricamente con sus videoconsolas o tabletas.
«Como dice el título de la película de Warren Beatty y Buck Henry "El cielo puede esperar"...»
¿Para qué necesitamos ver las estrellas? Si ahora, los medios audiovisuales nos sorprenden con las películas, series y juegos más alucinantes. El cielo, como decía l el título de una película de Warren Beatty y Buck Henry, puede esperar. Y por Dios que espera a ser de nuevo redescubierto por los habitantes de esta modernidad.
Con su olvido los hombres hemos perdido la visión del universo, la capacidad de sobrecogernos y sentirnos una ínfima partícula casi despreciable en su seno. En la modernidad nos hemos engreído, creído que somos los reyes del mambo y dueños , artífices y centro del mismo. Y es que, para comprender la auténtica dimensión del ser humano, para comenzar a comprender, deberíamos iniciarnos en admirar. Nada hay más admirable que la bóveda celeste en una noche sin luna, comenzando por intuir la infinidad, el tiempo y la dimensión de todos nosotros ante aquel despliegue de estrellas, galaxias y planetas que nuestros ojos sólo llegan a intuir.
Es entonces, cuando nuestro espíritu queda impresionando por la magnitud de ese universo del que formamos parte, de ese tiempo que Einstein calificaba de relativo, de se viaje de la luz que partió de la estrella que vemos hace mil años luz y hoy llega a nuestros ojos, cuando quizá un cataclismo la haya hecho colapsar en este milenio que la luz ha tardado en llegar a nuestras retinas.
Por eso me gusta sacar mi cámara y recoger en su sensor algo más de lo que ven nuestras retinas cuando elevamos la mirada. Ya no tenemos el cielo limpio que caracterizo antes de los años ochenta a nuestro termino, a pesar de ello, todavía las cámaras son capaces de captar imágenes como la que les dejamos. Se trata de las casas del Gaitán en el Término Arriba, las luces anaranjadas que aparecen en el horizonte se deben a la contaminación lumínica, en este caso, el alumbrado de Jumilla.
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Del mirar y el fotografiar 14 dic 2015 11:09 Placido Guardiola

Paralelismos y diferencias entre el ojo y la cámara «El ojo y la cámara»
Fotografía a contraluz

Del mirar y el fotografiar De todos los sentidos que posee el ser humano, la vista es el más desarrollado y al que mayor uso damos a diario. Su uso es tan habitual en nuestras vidas que llegamos a pensar que el acto de ver y mirar es intuitivo y simple; sin embargo pocas veces somos conscientes de la complejidad que encierra ese acto tan cotidiano en nuestras vidas.
«Creemos ver a través de los ojos con los que miramos, cuando en realidad vemos con el cerebro...»
Creemos ver a través de los ojos con los que miramos, cuando en realidad vemos con el cerebro, el ojo sólo recibe estímulos de lumínicos en distintas frecuencias (los colores) pero no son ellos los que ven, sino que la imagen que creemos ver se procesa en nuestro celebro al igual que la imagen que sacamos de nuestra cámara digital es revelada y reinterpretada por el procesador y el software que contiene nuestra máquina.
La prueba de ello la tienen en que nuestra vista y ojos no perciben la tercera dimensión, la profundidad la reconstruye nuestra mente al contraponer dos imágenes bidimensionales que se toman a unos 7/10 centímetros de distancia (la del ojo derecho y el izquierdo). Por si fuera poco percibimos el paso del tiempo en lo que vemos, intuitivamente sabemos que la hoja que hay que el suelo hace un tiempo se desprendió de la rama del árbol, percibimos pues la realidad exterior en cuatro dimensiones alto, ancho, fondo y tiempo. Esto es posible porque las imágenes que miramos no las construye el ojo sino el celebro.
El mirar es muy rápido e inconsciente, nuestro celebro no para de enviar órdenes a los nervios ópticos ordenando que miren esto o aquello, que enfoquen este punto o el otro. Pocas personas son conscientes que también nuestra mirada enfoca según ordena el celebro aquel punto que es de nuestro interés, pero que no vemos todo nítido como exigimos de una fotografía. En la fotografía nos valemos del llamado campo de profundidad a través de la regla que nos indica que con un diafragma más cerrado se amplia y lo que sale medianamente enfocado abarca a la vez objetos más cercanos y lejanos. Pero nuestro mirar es como el de la cámara, sólo enfoca un punto. Si lo vemos todo enfocado es porque nuestro celebro manda a los ojos enfocar los primeros planos y los últimos a una velocidad increíble, de forma que nos parece ver todo enfocado pues miremos lo que miremos lo veremos a foco. En realidad no es así, vemos una cosa a foco y después la otra porque nuestro celebro se anticipa al mirar y rápidamente cambia de enfoque.

«El sensor del ojo humano equivale varios cientos de megapixeles de los cuales la mayoría sólo detectan grados de luminosidad en blanco y negro y de todos ellos nuestro celebro sólo utiliza una mínima parte...»
A pesar de que se dice que un objetivo de 50 mm equivale a la visión humana, no es cierto. Los estudios sobre el comportamiento físico del ojo humano nos dicen que este es capaz de ver casi 180 grados lo que equivaldría más bien a un 10 o 15 mm en un objetivo de nuestras cámaras y algo menos en vertical. Ocurre que sólo es capaz de enfocar una pequeña parte de esa visión, la que está en el centro de la mirada. Su visión media es de unos 22 a 24 mm y esto lo hace con grandes aberraciones cromáticas que luego nuestro celebro elimina y corrige. El sensor del ojo humano equivale varios cientos de megapixeles de los cuales la mayoría sólo detectan grados de luminosidad en blanco y negro y de todos ellos nuestro celebro sólo utiliza una mínima parte.
Con la luz pasa algo similar, podemos ver el campo iluminado a pleno sol con detalles en las luces, si nos fijamos a continuación en el tronco del árbol que tenemos delante, que está en la sombra y a contraluz, somos capaces de reconocer la textura y detalles de su corteza. Simplemente nuestro iris se cerró para ver los campos iluminados y se abrió para percibir la corteza del árbol en la sombra.
Hasta la llegada de la fotografía digital era muy difícil sacar detalles en las altas luces y conservar también los detalles en las bajas. O al revés, la disparidad entre un objeto claro iluminado por el sol y uno obscuro en la sombra es tan alta que la respuesta química de la película no podía. Los viejos papeles en blanco y negro tenían que representar desde las luces más brillantes a los negros más profundos en sólo nueve tonos, desde el blanco roto al negro quedaban siete niveles intermedios de gris. En esos escasas nueve niveles tenían que caber los infinitos tonos de la realidad.

Una foto bien expuesta a contraluz no podía mostrar mucho más de lo que aparece en la imagen superior, incluso es posible que ni siquiera llegara a ella y la imagen que abre este post sería sencillamente imposible. En la fotografía analógica la llamada latitud de exposición (también llamado rango dinámico) se reducía pues a nueve niveles. Hoy con la fotografía analógica la latitud o rango dinámico se amplía a catorce o dieciséis, especialmente si se dispara en RAW y se hace un revelado correcto. Esa es la clave de que puedan obtener fotografías a contraluz y conservar algún detalle en las zonas de sombra.
«Al igual que miramos con los ojos pero vemos con el celebro, nuestra cámara mira por el sensor y ve a través de su procesador y su software...»
Al igual que miramos con los ojos pero vemos con el celebro, nuestra cámara mira por el sensor y ve a través de su procesador y su software. Por qué entonces si ponemos tanto interés en la composición, en el encuadre, tenemos que dejar que sea un programa informático quien decide lo que se ve y lo que no. Porque dejar en sus manos que azul queremos el cielo o qué verdes y rojos saldrán en nuestra imagen. He aquí donde veo la necesidad imperiosa de que todo aquel que se considere fotógrafo debe también revelar sus fotos. La fotografía no nació con el deseo de ser un calco de la realidad, el fotógrafo no pretende imitarla o copiarla sino expresar con ella sentimientos y emociones, invariablemente las suyas ¡claro está!, pero en esto radica el que sea un arte y no un ejercicio mecánico de fotocopiar lo que vemos. El mirar y el fotografiar son pues actos muy, pero que muy personales si antaño se consideraba un mérito la técnica del fotógrafo que quitaba el automático para decidir sobre las luces que recogía su película exponiendo en manual, por la misma razón, hoy tiene más mérito el controlar el proceso por el que se forma la imagen para que aquello que sale en la foto sea lo que vio el fotógrafo al disparar.
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Pintar con luz 10 dic 2015 20:54 Placido Guardiola

Contraluz al amanecer «Pino al amanecer»
Amanecer en La Beata Jumilla

Alguien definió la fotografía como «Pintar con luz», una definición que, a medida que pasa el tiempo estoy más de acuerdo. La luz puede convertir el motivo más banal y lisonjero en algo extraordinario y bello si las condiciones con las que este se ilumina son las adecuadas.
De ahí que acuda a lugares y rincones conocidos, ya fotografiados, en otras ocasiones por segunda, tercera, cuarta... o las veces que sean necesarias. Nunca la foto que obtengo es idéntica. por conocido y repetido que tenga el motivo la última foto siempre es distinta a las demás.
En ocasiones como en ésta que les muestro, me sorprende la sutileza de la luz atravesando una levísima neblina de la mañanera que arranca matices insospechados en la hierba todavía con gotas de roció. Observo la foto revelada y creo que es mejor que las anteriores, seguramente porque eran esos primeros rayos de sol invernal. El contraluz, en las condiciones invernales de esta fría mañana de diciembre posee esas cualidades.
«la fotografía, es un instante congelado donde se producen la conjunción de mil factores que el fotógrafo no puede controlar»
Hoy la miro y me gusta mucho la imagen, pero sé que volveré en cualquier otro momento y que entonces descubriré otros matices, unas sombras distintas que quizá, quién sabe, superen la satisfacción que hoy me produce ésta imagen.
Y es que la fotografía, es un instante congelado donde se producen la conjunción de mil factores que el fotógrafo no puede controlar solo intentar estar allí, en ese momento y captarlos para guardarlos en la memoria, para que otros también puedan vivir ese momento único y especial que tuvo la suerte de captar.
Aquí os dejo este amanecer en un paraje jumillano que especialmente me gusta, espero lo disfruteis tanto como yo lo hice en el momento de la toma.
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Porqué practicar la forografía nocturna 22 jun 2015 13:44 Placido Guardiola

La fotografía nocturna nos devuelve la magia de la imagen analógica «Cinco razones para practicar la fotografía nocturna» 
Equinoccio de verano 2015

La primera razón para sacar la cámara al aire libre en una noche cerrada o con luna, nada tiene que ver con la fotografía y mucho con disfrutar de uno de los mayores espectáculos que la naturaleza nos brinda allí donde la acción urbanizadora del hombre no ha llegado. Me refiero, claro está, al cielo estrellado. Elevar la vista al firmamento en un lugar donde la contaminación lumínica de la ciudad no alcance es seguramente el reencuentro del hombre con la naturaleza y el universo de la forma más fascinante y sobrecogedora que cabe imaginar. Mirar el cielo es una experiencia de humildad y de unidad con el cosmos que nos rodea, es una mirada al pasado cuando la luz que llega a nuestras retinas partió de estrellas que están a cientos de años de nosotros y, lo mejor de todo, que está ahí sobre nuestras cabezas de forma gratuita para quien desee elevar la mirada.
Solo por esta razón deberíamos sacar más a menudo nuestras cámaras para tratar de plasmar en imagen su belleza, pues con independencia de la calidad de la imagen obtenida, nos brindará la oportunidad de hacer algo que nuestros antecesores hacían y disfrutaban a diario.
«...las largas exposiciones permiten ver estrellas que nuestras retinas no alcanzan»
La segunda razón por la que debemos sacar las cámaras durante la noche es porque las largas exposiciones permiten ver estrellas que nuestras retinas no alcanzan. Su brillo es tan débil y lejano que nuestras pupilas no alcanzan a percibirlo y sin embargo los modernos y luminosos objetivos junto a la mejora de los sensores de las cámaras permiten plasmarlos en nuestras imágenes nocturnas.
De tal forma que la Vía Láctea, a simple vista es una especie de nube blanquecina a nuestros ojos, se torna rica en matices rojizos, purpuras y azules ante nuestras lentes. La tercera razón por la que recomiendo hacer fotografía nocturna es mucho más fotográfica, pues este arte lo definimos como pintar con luz. La luz es la esencia misma de la fotografía y, durante el día, sólo podemos servirnos de aquella que nos brinda el sol y las condiciones atmosféricas, a lo sumo corregir alguna sombra con el flash; sin embargo en la noche, podemos iluminar, pintar con nuestros flashes y linternas los planos cercanos, iluminar unas cosas y no otras. Cambiar con geles de color la propia luz. Añadir mil efectos con leds de color, lana de aluminio, etc.
La cuarta razón para hacer fotografía nocturna es más personal, pero que de seguro comparten todos los que se iniciaron en la vieja fotografía analógica. En la fotografía nocturna ocurre como en la vieja fotografía de carretes, no vale darle al dedo y repetir sin piedad toma tras toma convirtiéndonos en auténticas ametralladoras que fulminan una y otra vez cuantos motivos atraen nuestra atención.
En la nocturna no vale eso, hay que pensar antes de apretar, hay que elegir el motivo y el encuadre meticulosamente un error y habremos perdido más de media hora, cuando no la noche entera. Por la noche, las exposiciones son largas, aun iluminando con linternas cuesta mucho encuadrar con exactitud. No hay reglas y sólo vale la experiencia acumulada de otras salidas y pruebas, si te olvidas de cualquier ajuste todo se irá al traste y habrá que volver otra noche, pues la constelación elegida o la luna no volverá a estar en esa posición hasta el siguiente día como mínimo. En definitiva los retos que plantea la fotografía nocturna nos retrotraen a otros tiempos donde hacer fotos requería de reflexión, de estudio y análisis antes de apretar el obturador de nuestras cámaras.
«...aquí de nuevo nos encontramos con la aventura de no saber qué pasará hasta el revelado»
La quinta razón por la que recomiendo a cualquier aficionado a practicar la fotografía nocturna es porque, como ocurría con las viejas técnicas analógicas, aquí de nuevo nos encontramos con la aventura de no saber qué pasará hasta el revelado. Hay que esperar a que el procesador de nuestras máquinas procesen la eliminación del ruido electrónico que generan por la ausencia de luz y altas sensibilidades. Aquí no vale mirar el display del respaldo de la cámara y ver al instante la toma que acabamos de realizar. No ahora si estuvimos diez minutos con el obturador abierto habrá que esperar otros tantos a que se procese.
En la fotografía nocturna, como en la vieja analógica, a nada que realicemos varias tomas de larga exposición nuestras baterías reducirán su carga hasta agotarse. Tras un disparo de diez minutos, otros tantos de procesado tendremos que esperar al menos el doble para que nuestro sensor se enfríe.
En la nocturna como antes en la digital, vuelve la magia de esperar y dejar tras el procesado que la magia de la fotografía nos desvele nuestros aciertos y errores en la toma.
«...Aquí reside el límite entre quienes hacen fotos y aquellos que son aficionados a la fotografía»
Las mejoras en el software y procesado de imágenes hacen cada día más fácil e intuitivo hacer fotografía diurna, cualquiera sin el más mínimo conocimiento sobre las técnicas fotográficas puede obtener imágenes sorprendentes, con la fotografía digital casi todo el mundo hace y comparte magnificas fotos en las redes sociales pero no todos pueden saben ni sus máquinas les permiten capturar la magia de la débil luz de la noche controlando sus matices. Aquí reside el límite entre quienes hacen fotos y aquellos que son aficionados a la fotografía, por ello recomiendo a todos mis amigos que comparten esta afición a practicar la fotografía nocturna.
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Foto de la semana LXI 16 feb 2015 20:59 Placido Guardiola

Imágenes de alta gama en la nieve «Rojos y negros en la nieve»
Rojos sobre la nieve

Como sabe el lector siempre he sostenido que, en las condiciones de luz más extremas, es cuando los aficionados tenemos que sacar las cámaras. Es entonces cuando las imágenes más sorprendentes, las luces más brillantes o los tonos más sutiles consiguen convertir cualquier motivo, por cotidiano y anodino que pudiera ser en condiciones de iluminación normal, en algo que con luces extremas se torna extraordinario.
Altitud 1700 m.

El pasado sábado en la subida con mis compañeros de Fotosenderos al Castellón de los Mirabetes, la niebla, el agua y el viento nos acompaño durante toda la marcha. Desde que ascendimos por encima de los mil quinientos metros de altitud, el blanco de la nieve que cubría la superficie se fundía con la niebla y el polvo de nieve que el viento arrastraba. La luz que lograba penetrar la densa niebla era escasa pero muy tamizada. Por su parte el frío reinante empañaba las lentes de los objetivos al momento de sacar las cámara de la funda difuminando más las imágenes que lográbamos tomar.
Por todo ello los tonos son sutiles y suaves con predominan de los blancos, sólo algunos árboles o arbustos tomados en primeros planos dan contrate a los tenues azulados y blancos que dominan el paisaje. Eso es precisamente lo que impacta en estas tomas y, si tenemos la suerte de topar con los tonos anaranjados de unos tallos desnudos, como en la imagen que encabeza este artículo, entonces la toma se torna maravillosa.
Viendo ahora los tamizados blancos sobre estas siluetas vegetales doy por bien amortizados el frío, la humedad que calaba hasta los huesos y las penurias climatológicas que nos acompañaron durante toda la excursión.
Les aseguro que en la toma intuía lo que quería sacar, pero el viento y el frío que clavando diminutas partículas de nieve helada en rostro, manos y cámaras, me impedían en ese momento disfrutar de aquello que fotografiaba. Ahora, al verlas a toda pantalla en el ordenador no dejo de descubrir matices que en la realidad no podía recrearme en ver.
Nieve a una altitud de 1858 m.

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El lado oscuro de nuestra era 15 feb 2015 13:16 Placido Guardiola

Cuando los avances tecnológios conducen al 2.900 a C. "Imprimir vuestros datos, Volver al papel" 
Sportes antidiluvianos

Leí ayer un interesantísimo articulo en El Mundo sobre la "Era oscura digital". Daba cuenta de la conferencia impartida en San José California por uno de los padres de Internet, nada menos que Vint Cerf,  en la actualidad, es vicepresidete de Google.
Sostiene Cerf que el avance y desarrollo tecnológico en materia de software y hardware es tan acelerado que los modernos ordenadores y programas ya no admiten el procesamiento de archivos de datos que se almacenaron con otras versiones más obsoletas apenas hace unos años. Se ahí que Cerf, proponga la creación de grandes museos digitales donde se conserven viejos aparatos y aplicaciones que puedan correr esta información; de lo contrario, la habremos perdido para siempre.
Leyendo la reflexión de Cerf no pude evitar pensar en algo que, como a mí mismo, quizá os haya pasado a algunos de vosotros ¿no os ha ocurrido que al leer un viejo CD de fotos que guardabais como oro en paño, pensando que allí estaban a salvo, el lector de vuestro ordenador no puede? Doy fe de que yo he perdido cientos de imágenes de mis primeros años digitales de esta forma, desde entonces, maldigo a aquellos gurús de la técnica que aseguraban que la información grabada con laser en un CD tenía una vida útil de más de un siglo.
«...la paradoja de tener ya mucha información digitalizada, como nuestras imágenes, que ya seguramente no podemos recuperar »
¿Cómo es posible que algo que técnicamente no se borra en menos de cien años no pueda leerse tras una década? La respuesta está en la tesis de Cerf, los sistemas de grabación y lectura de estos dispositivos han evolucionado de tal forma que si no recurres a un ordenador antediluviano de finales de los noventa e instalas tu viejo software no podrás leerlos aun cuando tu disco este impecablemente conservado sin rayaduras ni desperfectos.
¿Alguien se acuerda ya de los discos flexibles de cinco un cuarto con capacidad de 512 kilobytes (apenas un lo que ocupa hoy una imagen en baja resolución subida a facebook). ¿Acaso el ordenador que usan a diario, todavía tiene una disquetera para los más modernos de tres y media? Estos últimos alcanzaban la increíble capacidad de mil doscientos bytes.
Si quienes llevamos años usando las nuevas tecnologías hemos vivido todo esto en carne viva ¿por qué habriamos de dudar de las tesis de uno de los grandes padres de la informática como Cerf? Este autor cifra la era oscura de la información precisamente en la paradoja de tener ya mucha información digitalizada, como nuestras imágenes, que ya seguramente no podemos recuperar por no tener dispositivos adecuados para su lectura. Predice, por tanto, que dentro de muy poco, no pudiéramos recuperar archivos de fotos o de otro tipo que tenemos en la nube o en otro soporte; por ello aconseja que imprimamos las fotos. Vamos, volver al papel de toda la vida.
«Tiene guasa que tanto avance tecnológico nos conduzca ahora a reclamar el humilde papel »
Ahora me viene a la memoria el que muchos amigos (en general poco amigos de las nuevas tecnologías), cuando les doy el archivo de una foto que les he tomado me respondan "A mi dámela en papel, como toda la vida" .Resulta curioso que ahora sean ellos los avanzados y de nuevo tengamos que compartir nuestras imágenes en papel sino queremos perderlas inevitablemente.
El título de " Era oscura digital" trae a mi memoria otro famoso procedente de la serie fílmica de La guerra de las galaxias, al llamado «Lado oscuro de la fuerza» que encarnaba en aquel mundo el mal por antonomasia . No me dirán que, además de terrorífico, caro y estúpido no tendría guasa el que en la red tuviéramos miles de archivos intactos sobre información de todo tipo y no pudiéramos recuperarla ni saber qué contienen. De ahí que Carf proponga retratar con rayos X el contenido, la aplicación y el sistema operativo, guardándolo todo junto al ordenador que los corría en esos nuevos museos digitales.
Si el personajede Darth Vader recreado en el mundo de ficción por George Lucas para encarnar el «Lado oscuro de la fuerza» ya me parece friki y patético; ni les cuento la sensación real que me produce el que tanto avance tecnológico, nos conduzca ahora a reclamar el humilde papel para poder conservar nuestra información. ¡Tanto avance para regresar al viejo papiro egipcio*!
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(*) El primer papiro manuscrito que se conoce, fue encontrado en la tumba de un funcionario del faraón Den, perteneciente a la I Dinastía de Egipto en la necrópolis de Saqqara. Como si dijeramos un papel de hace aproximadamente cinco mil años.
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Foto de la semana LVI 15 jun 2014 20:28 Placido Guardiola

Ultimas tardes de primavera «Iniciando el estiaje»

Paisaje Jumillano

Ahora, cuando una de las primaveras más secas del siglo llega a su fin, cuando iniciamos la estación del estiaje en nuestros campos y entorno y en vísperas del equinoccio de verano, todavía el paisaje nos muestra escenas insólitas de una belleza inigualable.
En esta ocasión, la imagen de la «Foto de la semana» nos muestra un campo sembrado de cebada en los últimos días de primavera.
« ... Un sol de atardecer entra rasante desde el horizonte dorando  las mieses a punto de agostarse. Sobre ellas un cielo que presagia tormenta se disipa sin dejar una gota,»
Tomada en nuestro Término Arrriba, muestra a la izquierda una casa de campo tras el sembrado, por encima de ella asoma la silueta de la Sierra de Santa Ana. A la derecha aparece el Pino Doncel y toda la imagen queda definida en dos gamas tonales azules y amarillos.
La luz rasante y cercana a la puesta de sol entra entre las nubes bajas y el horizonte dando los tonos dorados a las espigas y la casa sobre ellas un cielo nuboso y de profundos azules que van desde el marino al grisáceo resaltan de forma increíble el cielo de una de las últimas tardes de la primavera 2014.
Espero que les guste y disfruten con ella tanto como yo en el momento de su toma.
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La revolución social de la fotografía digital 29 abr 2014 19:48 Placido Guardiola

La fotografía como medio de expresión social «El notario de nuestra vida»

Jumilla, Semana Santa

Hace veinte años, ni siquiera quienes estábamos convencidos que la fotografía digital lo cambiaría todo, alcanzábamos a imaginar la revolución y alcance que ésta traería consigo. Quizá éramos capaces de imaginar las ventajas y cambios que sobre las técnicas y los procesos acarrearía su implantación; pero desde luego, no teníamos ni idea de la revolución social que las nuevas técnicas fotográficas iban a suponer.
Los españoles además, habíamos crecido en un mundo donde cualquier tema relacionado con la fotografía estaba sujeto a un impuesto especial «Impuesto de lujo» (así se denominaba), que afectaba a la compra de todo lo relacionado con ella y del que sólo se libraban quienes tenían el carnet sindical de fotógrafo. Con lo cual, si el mundo de la afición fotográfica ya era de por si escaso, aquello terminaba por disuadir a cualquiera para comprar o usar una máquina. Con la llegada de la democracia y la entrada en vigor de sistemas impositivos más modernos aquello paso a la historia; sin embargo la necesidad de comprar los carretes, revelar y pagar el papel con su consiguiente espera para ver el resultado; seguía siendo un elemento disuasorio para que muchos abordasen la práctica de la fotografía.
Finalmente arrancó el siglo XXI con las primeras cámaras réflex digitales serias (mi primera Canon D30 digital es del 2000), y tras ellas vino la popularización de las compactas digitales. Se inició a continuación la guerra de los pilxeles, donde cada día nos levantábamos con un modelo que poseía algún Mega más de ellos. Cada vez las cámaras no solo tenían más resolución en pixeles sino que su software era más potente y hacia más innecesario tener experiencia y conocimientos para disparar técnicamente correcto. Ahora el más tonto podía hacer relojes.
Por si ello no fuera suficiente, aparecen las primeras cámaras integradas en el teléfono móvil, que se había extendido como la pólvora y, en apenas unos años, habían alcanzado un número similar al total de la población. Ahora una cámara la lleva todo el mundo en el bolsillo y muy pronto todos aprendieron a jugar con ella, a recoger aquello que se les cruzaba en su vida y poder de este modo compartirlo, dar testimonio de que ellos lo habían vivido. Ese es el auténtico milagro de la revolución digital, la fotografía no será nunca ya lo que fue.
Seguramente siempre habrá fotografía artística y fotógrafos profesionales junto a otros aficionados que salvo por no vivir de ella apenas podríamos distinguirlos de los primeros; pero nunca podemos pretender en el futuro que, los límites entre lo que cabe denominar «fotografía social», «fotografía artística» o «fotografía profesional» estén meridianamente claros.
He visto fotografías tomadas por gente común con su móvil que merecerían estar colgadas en una galería de arte, fotos de aficionados que superan las de los grandes maestros, hasta fotos deficientes técnicamente tomadas con móviles o cámaras sencillas que tienen más de artísticas que muchas de las que toman los que así se llaman. Lisa y sencillamente, la revolución social de la fotografía ha hecho de ésta una materia social, una forma de expresarse al alcance de todos donde no son necesarios grandes cachivaches fotográficos, conocimientos ni experiencia técnica, solo saber mirar y tener gusto estético. Pero esto último aun cuando hay reglas de composición que ayudan no se aprende en una academia ni en un curso de on-line en la red. Lo del arte, amigo mío, va en la sensibilidad de cada uno y cada uno tenemos el que Dios nos dio.
La esencia de la revolución digital es la de hacer de la fotografía un medio de expresión generalizado a todos, donde todos pueden expresar a través de ella sentimientos, emociones, vivencias de la forma más fácil e intuitiva. Algo que cuando yo leía y me empapaba en artículos especializados sobre la futura fotografía digital, allá en los años ochenta y noventa, nadie alcanzaba a imaginar.
Es de tal magnitud la revolución social de la fotografía que ha cambiado nuestras vidas, pues no somos capaces de salir al campo, tomar una tapa, estar con los amigos o ir de vacaciones si no lo captamos con el objetivo de la cámara y lo colgaos en las redes sociales para compartirlo con los amigos. Hoy no vivimos, no tomamos conciencia de nuestro yo, simplemente registramos en una foto que lo hacemos, tomamos una selfies o selfish (que no alcanzo a saber cómo decirlo), la revolución digital ha hecho que perdamos el miedo a la cámara, que no nos imponga el objetivo, que miremos con descaro, al mismo. Hasta que adoptemos poses burlándonos de la misma, pues sabemos que esa foto, no será la foto que ilustre nuestras vidas, sino una instantánea más entre miles de ellas.
Ahora se confunde fotógrafo y motivo, sujeto y objeto de la toma, porque todo es posible en el mismo acto. Ya no hay posturas solemnes, sólo poses desenfadadas. Los fotógrafos de bodas rompen las reglas y, para ser originales, fotografían a los novios en medio de la carretera del Carche (como si a vendimiar o al viaje de luna de miel fuesen), fingiendo una avería en el coche nupcial o un arrebato pasional del novio a medio camino. Todo vale para tener un álbum de bodas original que enseñar a los amigos.
Ahora amigos míos, todo es posible con la fotografía digital, hasta que alguien muera en un accidente de coche porque, en ese momento, andaba haciéndose un selfihs para subirlo a Faceboook.
 Personalmente, hasta ahora me consideraba un aficionado aventajado en esto de la fotografía, ahora, ya no se qué considerarme.
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Foto de la Semana LV 28 abr 2014 20:11 Placido Guardiola

Las viejas casas de campo abandonadas  «El paso del tiempo»

Casa de campo abandonada en Hondares


La foto de la semana se la dedico en esta ocasión está destinada a algunos detalles de una casa de campo murciano situada en el Campo de nuestra región. Los vestigios de sus viejos muros que vieron pasar los años nos hablan en las huellas de ese paso ofreciendo una textura arrugada como si de la piel de un anciano se tratase.
También hablan de este proceso otros detalles de las ventanas y pórticos del viejo edificio. Pero a pesar de su deterioro aún nos dicen de su viejo esplendor, de un modo de vida y de unas historias que ahora se nos antojan lejanas y remotas que fueron un día vividas por sus moradores. Todos ellos parecen aferrarse al hoy, dando fe de lo que fueron como testigos mudos de un ayer lejano.

Casa de campo abandonada en Hondares

Casa de campo abandonada en Hondares

Casa de campo abandonada en Hondares

En su simpleza en sus colores, contrastes y huellas que el tiempo, abandono y deterioro ha dejado en ellos habla con una fuerza extraordinaria reafirmándose todavía hoy con más fuerza en un presente que ya no les pertenece ni que forma parte de la forma de vida de quienes las construyeron.
Sus colores, ese azul mediterráneo que se extendió desde los confines de oriente a España a uno y otro lado del «Mare nostrum » aún parecen iluminar las brencas de sus ventanas y las paredes de su interior.
Ignoro si será por la cercanía de mi cumpleaños pero creo que ayer mientras las tomaba no podía dejar de identificarme un poco con su historia.
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Evocaciones de Jueves Santo 25 abr 2014 17:37 Placido Guardiola

Tarde de Manolas en Jumilla «Entre tejas y mantillas»


Jumilla, Semana Santa


En ocasiones, la composición, el simbolismo de algunos elementos y las siluetas dicen más de los eventos y los actores que los propios rostros de estos últimos. las imágenes que les dejo en este artículo son un buen ejemplo de cuanto les digo.
Quien conoce bien las tardes de Jueves Santo en Jumilla identificará perfectamente en las imágenes la síntesis de lo que significan. Este tipo de imágenes más que describir evocan una realidad conocida y experimentada. Nos conduce a los elementos esenciales de dicho acto retrotrayendo nuestros recuerdos y experiencias a situaciones que nos son familiares y con las que, seguramente , nos sentimos identificados.

Jumilla, Semana Santa

Jumilla, Semana Santa


En su composición, algunos elementos simples, apenas definidos con nitidez tienen la suficiente fuerza evocadora para ponernos dentro de la atmósfera y situación del objeto. En el caso que nos ocupa unas tejas y mantillas a contraluz, una vieja torre de la iglesia o una pareja que camina a contraluz en la calle de la Feria, tienen la suficiente fuerza por si solas para definir, mejor dicho, evocar, la esencia de eso que todo jumillano llama «Mantillas de Jueves Santo».
No es necesario escuchar el pasodoble del Maestro Julián, pues la sola contemplación de éstas imágenes hace sonar sus notas en nuestros oídos de forma inexorable.
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Foto de la semana LIV 10 abr 2014 00:44 Placido Guardiola

Terminando la floración del cerezo en Jumilla «Atardecer en la Aragona»

Sakura jumiilano

Sobre el paisaje de la Aragona de viñedos y cerezos todavía en flor se alza una nube enorme cubriendo parte del horizonte y ocultando el sol en estas últimas horas de la tarde.

Parajes de Jumilla

Sakura Jumillano

A nuestra espalda, la Peñarrubia devuelve los destellos naranjas en sus cantiles de un atardecer que impresionante de inicios de primavera. Los viñedos todavía no han roto la floración. En las parcelas colindantes de cerezos, miles de abejas se afanan en recoger el polen de sus flores que todavía sobresalen sobre las recién estrenadas hojas de sus brotes.

Sakura Jumillano

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