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Se cae la barandilla del puente des Arts en Paris 10 jun 2014 14:03 Placido Guardiola

Insolitas formas de expresar el afecto y fidelidad «El peso del amor»

Candados de amor

Desde hace tiempo, concretamente desde que el autor Milan Kundera escribiera su libro “La insoportable levedad del ser” (1984), son muchas las parejas que andan expresando su amor y unión amarrando candados en las barandillas de cualquier puente. En todas las capitales que son cruzadas por ríos comienza a ser habitual encontrar estas expresiones de amor.
Paris que, por definición es loa ciudad del amor, es quizá la más veterana y pionera en esta singular forma expresiva del afecto y unión de las parejas. Los candados te los encuentras por todas partes, ya no solamente en los puentes que cruza el rio Sena a su paso por la capital francesa. Personalmente me los encontré hace días atados a la verja del primer mirador de la Torre Eifel, también en los jardines de Versalles o en los miradores de Montmatre, cualquier lugar es bueno para expresar la fidelidad y afecto de parejas de turistas que visitan la ciudad.

Candados de amor

Foto superior detalle de la barandilla del Pont des arts, el 16 de Mayo antes de caer, Inferior otro puente del Sena

Pero especialmente escandaloso es uno de los puentes que a espaldas de Notre dam cruza el Sena, es el Pont des arts donde hace dos semanas pude contemplar como su barandilla estaba cubierta por un manto de miles de candados, más de 50.000 según el calculo de un estudiante de económicas que hizo un exhaustivo y detallado estudio sobre el mismo.
Debo confesar que mientras fotografiaba aquella maraña de candados una pregunta asaltaba mi mente ¿Cómo era posible que aquello aguantara tal peso?
Ayer publicaba el periódico La Vanguardia que finalmente la barandilla del Pont des arts se había venido abajo afortunadamente sin causar ninguna desgracia.
El mismo periódico da cuenta en su artículo de algo que comente con mi esposa mientras deambulábamos por Paris encontrándonos candados amarrados a las cosas y mobiliario urbano más insólito: “Tendrán que hacer algo las autoridades para que las cosas no vayan a mayores”. Pues ya han ido y es la propia alcaldesa de la ciudad parisina quien he lanzado la idea de estudiar el caso a fin de que no continúe el proceso poniendo en riesgo la seguridad de viandantes y monumentos de la ciudad.
La verdad hay tontunos que se contagian y este ha sido uno de mucho éxito
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Fieles a la tradición 4 ago 2013 11:10 Placido Guardiola

«En Feria, una vez más»


Las fiestas crean costumbres arraigadas en la memoria colectiva de los pueblos. Las crean porque ellas se repiten incesantemente a lo largo de los años al sucederse de igual modo y manera en las mismas fechas. Es así, hasta tal punto que cualquier alteración de sus concreciones espacio-temporales, sea en su itinerario, en su fecha o no digamos en sus formas y maneras crea auténticos estragos en las personas que hicieron suya esa determinada forma de celebración.
Es verdad que con el tiempo nuevas innovaciones pasan a formar parte de ese acerbo tradicional de los pueblos. No se sabe muy bien porqué algunas son adoptadas fácilmente e incorporadas y otras se rechazan de plano. Es cierto que el éxito ayuda a ala adopción, pero no necesariamente, en ocasiones la labor constante y tenaz de un pequeño colectivo, de un grupo termina con los años incorporando a ese imaginario cosas que antes no estaban.
La Feria y Fiestas o las Fiestas Patronales o como queramos llamarles, son de esas cosas que permanecen en la tradición de nuestra cultura; seguramente ya han perdido el sentido originario que tenían, incluso el que tuvieron hace tres décadas; pero siguen ahí, fieles a su cita y calco idéntico de lo que fueron las pasadas o las de hace dos años. Si nos remontamos una década atrás seguramente si encontraremos dos o tres cosas nuevas que antes no estaban, pero que han sido adoptadas y siguen su curso formando parte del batíburrillo o ensaladilla rusa del que se compone nuestra Feria.
Hoy, como de costumbre en el cabezo se desarrolla la prueba 4x4 y llevamos unos días que, fieles a la tradición, templarios y ediles andan enzarzados, como viene siendo habitual, con la apertura de la ermita a fin de desarrollar la XI guardia en honor a la patrona que celebrarán esta noche. Este año, creo que andará por allí la antigua patrona de la Ciudad Santa María de Gracia, quién sabe si no terminará por hacerse asidua de la guardia ante la persistencia a no abrir la ermita.
En apenas siete días, volveremos a ver el bullicio en las calles, el de los Moros y Cristianos, el del Festival de Folklore, el de las gentes que van y vienen al recinto de la Feria y, por supuesto, el de los jóvenes ataviados en traje de faena derramando el vino a raudales. Por lo demás, nada falta, una pléyade de actos, una panoplia de actillos, actuaciones de segunda, competiciones deportivas a gogo, vamos… lo de siempre y cada año, para ser fieles a la tradición.
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Me gusta ésta gente 29 may 2012 13:09 Placido Guardiola

«Yo a Ud le conozco…»


De adolescente me llevaban los demonios cuando aquellos viejos con blusa y boina me reconocían y al cruzarme en la calle con ellos me saludaban con frases como «¿Dónde irás Jorgico?» o « Mira, el Guardiolica del carche», según su amistad, parentesco o vecindad fuese con el abuelo materno o la familia paterna. Yo les contestaba respetuoso tal y como me habían enseñado : «¡Vaya Ud. Con Dios Sr. Ignacio!» o «¡Buenos días Maestro!» aunque no terminaba de entender porqué debía llamar al Señor Andrés maestro, si era carpintero, ni siquiera carpintero era aperador; sin embargo, hasta mi padre se dirigía a él como Maestro.
Supongo que era el deseo de autoafirmación y el ser reconocido por mi mismo y no por mis antecesores lo que no me gustaba, sea como fuese, con el paso de los años comenzó a gustarme esa forma de saludo y reconocimiento.
Con el desarrollo y cambio de vida social esa familiaridad y reconocimiento ha desaparecido; sin embargo, todavía encuentro entre algunas personas mayores ese uso de las formas. Cierto que sólo lo mantienen personas que ya han brincado los setenta; pero cuando lo hacen me encanta y me retrotrae a otra jumilla bien distinta que viví en mi infancia. Eso, aun cuando entonces no sabia apreciarlo.
Ya no me ponen el apelativo «ico» en lo de Jorjo o «ica» en mi apellido paterno, además me tratan de Ud. (lo que también demuestra que el paso de los años han obrado cambios en mi), el caso es que tienes ante ti un venerable anciana o anciano curtido por el sol de tanto trabajar en el campo al que no conoces de nada; pero en cambio el sabe de tu trayectoria vital, de la de tu familia y tras un rato de charla con te demuestra conocer detalles y anécdotas que tu desconocías ya fueran de tu abuelo, tu abuela o tus padres.
De ahí que ahora cuando una de estas personas ancianas me para en la calle y comienza con aquello de «Yo a Ud le conozco…» me paro tranquilo por mucha prisa que lleve, pues al momento ya está contándome capítulos de mi propia biografía que me son desconocidos. En otras ocasiones nos enzarzamos en cualquier tema de conversación sobre lo Divino o Humano. Es entonces cuando tomo conciencia que lo que me ata a Jumilla  no es el lugar, sino sus gentes, su viejo carácter y estilo . Un estilo en las formas próximo a sucumbir con las generaciones que me precedieron; pero que no deberíamos dejar desaparecer.
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Esplendor de mayo 8 may 2012 14:04 Placido Guardiola

«Un Mayo florido y hermoso»


Quienes el próximo domingo con motivo de la Romería salgan al campo podrán disfrutar del paisaje de nuestro término en pleno apogeo primaveral. Aunque las lluvias del pasado mes de abril no han sido todo lo copiosas que nuestra agricultura necesita, han facilitado que con los primeros soles de mayo la tierra generosa de nuestro término luzca sus mejores galas primaverales.
Este año se ha venido a cumplir a rajatabla el viejo refrán de «Marzo venrtoso y Abril lluvioso hacen a Mayo florido y hermoso».


Una magnifica ocasión pues, para andar el camino a Santa Ana del Monte y acompañar al Cristo de la Columna en el regreso a la que es su morada. Una ocasión única también, para aquellos murcianos y visitantes que acudan ese día a Jumilla, pues podrán disfrutar del esplendor de este florido mes en nuestros campos.
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Hambre o Asiedad 15 abr 2010 18:59 Jose Javi

No sé si se habrán dado cuenta, tal vez no, pero cuando nos ponemos nerviosos comemos más. En cierto modo es comprensible, pues hacemos un gasto elevado de energía, la cual debemos recuperar; pero la mayoría de las veces comemos sin tener hambre, sólo por el hecho de comer. Está demostrado (lo he leído en diversos periódicos y revistas) que la afluencia a los "Buffet libres" aumenta en los tiempos de crisis como en el que nos encontramos. Ésto, según dicen algunos, es debido a que necesitamos desviar nuestro centro de atención para no estar pendientes del problema que nos ocupa y sí, utilizamos como arma la comida, dado que con ella obtenemos algunos de los momentos mas placenteros del día. ¿Quién no ha esperado desesperadamente la hora de la comida para desconectar del trabajo, estudios o quehaceres?.
Nos gusta comer, pero esto está provocando un problema de obesidad en algunos de los sectores de la población, que en la mayoría de los casos no es aceptada. Por ello, los especialistas aconsejan hacer ejercicio cuando nos encontremos ante una situación que no nos gusta, en vez de ponernos a comer, entiendo que es complicado, lo he vivido en carnes propias, pero con un poco de esfuerzo lo conseguiremos. Y si me permiten un pequeño eslogan: " Sí a la comida con hambre, no al chocolate entre platos".
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Mirarse el ombligo 15 oct 2009 08:29 Placido Guardiola

«De hidalgos y blasones»

Todos hemos practicado alguna vez lo de mirarnos el ombligo, esta actividad constituye en definitiva una filosofía de vida que alcanza una doble finalidad. La primera, narcisista pues al mirarlo quedamos entusiasmados de nuestra propia belleza, al igual que en el mito de Narciso, quien quedó extasiado ante el reflejo de su rostro en el estanque. La segunda de las finalidades, tiene un propósito preventivo, consiste en mirarse el ombligo para no ver lo que hay alrededor, pues mientras lo miramos, no alcanzamos a ver a los otros que quizá lo hacen mejor o peor; pero distinto permitiéndoles avanzar o retroceder.
En cualquiera de los casos sea por narcisismo o por esconder la mirada a los otros, la consecuencia es la misma; la inanición y la parálisis. Da igual que como resultado de nuestra mirada al ombligo lleguemos a la conclusión que somos «el ombligo del mundo» o que poseemos el más bonito del planeta, en ambos casos, nuestro ombligo es único y exclusivo; por tanto, nada cabe hacer.
Se muere de optimismo empedernido o de derrotismo extremo; pero sin salirnos de ese no hacer nada, no cambiar, no avanzar nada y dejar que las cosas sucedan, mientras felices contemplamos el orondo y coqueto agujerito en el centro de nuestras barriguitas. Total, mañana él seguirá estando ahí, tan seductor y mono como ayer.
Lorenzo Guardiola dejó escrito bastante acerca de esa hidalguía jumillana, que nos confiere un carácter noble y orgulloso acerca de nosotros mismos. No sé si es que esa condición hidalga nos hace mirar demasiado a nuestros blasones o a nuestros ombligos; pero esa actitud nos mata condenándonos a perpetuar lo peor de nosotros mismos. Después, un día cualquiera al levantar la vista del ombligo, nos damos cuenta que nuestros vecinos yeclanos nos han adelantado en esto o aquello. Otras, simplemente nos creemos abandonados y olvidados de la mano de Dios, sin darnos cuenta que otros, están igual o peor que nosotros. Pero ya digo, estas son las cosas de mirar tanto nuestros blasones u ombligos.
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