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Los señores de la basura 20 feb 2015 11:24 Placido Guardiola

La osadía de la ignorancia es infinita «La modernidad que pregonan»
Gaviotas sobrevolando las basuras

Nuestro alcalde y sus esbirros del Equipo de Gobierno Municipal están empeñados en conducir al pueblo de Jumilla hasta la modernidad y, si Dios no lo remedia, lo conseguirán gracias a la confianza mayoritaria expresada por el pueblo hace cuatro años. Confianza cifrada en 6057 votos que ellos se han tomado como un cheque en blanco para hacer lo que les salga de los mismísimos. Eso pese a que 6810 ciudadanos con DNI, nombre dirección y apellidos les hayan pedido que desistan de la idea expresando su desacuerdo con el anteproyecto.
También les ha dado igual el cerca de millar de alegaciones que otros tantos funcionarios han presentado. Ellos el alcalde y concejales del PP siguen en su afán y empeño por conducirnos a inefable progreso de la Modernidad. Los servicios gestionados públicamente forman parte del pasado, lo moderno es ahora incorporarse al negocio de las basuras, un negocio que mueve más de 4500 millones de euros al año administrado y que administran cuatro grandes empresas (Fomento de Construcciones y Contratas, Grupo ACS, Ferrovial y Sacyr Vallehermoso -FCC, URBASER, CESPA y SUFI-). Empresas que, las más de las veces no lo hacen directamente, sino que operan a través de sub-contratas o empresas tapaderas, como bien pudiera ocurrir en un futuro cercano en Jumilla; dando así la apariencia de que se trata de contratos con grupos más pequeños y cercanos a la comarca o localidad de que se trate.
«¿De qué va ésta modernidad a dónde nos conducen los prohombres jumillanos que con tan buen criterio nos gobiernan?»
¿De qué va esta modernidad a dónde nos conducen los prohombres jumillanos que con tan buen criterio nos gobiernan? Pues verán: En definitiva los grandes capitales, sabiendo que actualmente vivimos en un mundo de incertidumbre e inestabilidad marcado por el cambio constante de gustos, modas en el consumo, son conscientes de que solo la apuesta por aquellos que son constantes, estables e ineludibles dan rentabilidad a largo plazo. Estos consumos están fuera de todo y tendencia. Los recibos de la luz, el pago del teléfono y ahora el abono a los canales del ocio son las apuestas más seguras de fidelización del cliente y los ingresos constantes. Pero eléctricas, telefónicas y grandes grupos media, ya están copados desde hace tiempo. Hay que apostar por un nuevo filón de ingresos (pagos para el consumidor), que sean constantes y mensuales.
El filón lo han encontrado en los servicios públicos. Piense ¿Qué recibos al margen de luz, teléfono, canales TV, tiene Ud. que pagar religiosamente de forma periódica? Seguramente los plazos hipotecarios de su piso, los de su comunidad de vecinos, algún seguro, los impuestos y claro está el del agua y las basuras.
Aquí, en el agua y las basuras, ha encontrado el maná el nuevo capitalismo que apuesta por rentabilidades seguras y estables a largo plazo. Por eso todas ellas se han lanzado como moscas a la rica miel y son quienes administran los 24 millones de toneladas de residuos que generamos. Espero y deseo algún día no nos tengamos que enterar de que los largos lazos de la corrupción y financiación ilegal de los partidos han tenido que ver con el reparto, pues puntualmente ya la justicia ha desvelado algunos muy cercanos en la comunidad valenciana.
«Una modernidad en que Ud. y yo pagaremos cuatro veces por las basuras»
Una modernidad en que Ud. y yo pagaremos cuatro veces por las basuras generadas (envases, fundamentalmente), pues pagamos el costo de su producción al adquirirlo, pagamos porque lo retiren de los contenedores donde nos deshacemos de ellos y pagamos porque se recicle. A esos tres pagos añádanle el trabajo y horas anuales que supone, por su buena conciencia ciudadana, el separar en tres grupos sus residuos y colocarlos en grandes contenedores para que ellos sin apenas mano de obra, puedan recogerlos mecánicamente y tratarlos industrialmente.
«Sólo los ignorantes desconocen que hoy lo avanzado es la pequeña escala con una dimensión más humana, ética y comprometida con el futuro»
¿Sabe Ud. que fuera del reciclado de vidrio, cartón, y envases apenas reciclamos en España un 30% de los residuos? El 70% de los que generamos terminan siendo enterrados.1, pues hacerlo bien significaría que nosotros separáramos en casa lo que en algunos lugares llaman una quinta bolsa sólo aquello que es orgánico, para obtener de este modo un compost de calidad aprovechable para el campo.
La modernidad, iletrados concejales, no va en apuntarse al carro del gran negocio monopolista de las basuras gastando, además, un dinero que no tenemos para que ellos generen beneficios estables. Tampoco es modernidad esos grandes centros de tratamiento de residuos de Valencia que nuestro alcalde ha visitado. Modernidad es reciclar en origen con la llamada quinta bolsa, para después separar en pequeños centros de tratamiento que generen más mano de obra en la selección.
Modernidad es recogida en días alternos diferentes los residuos no orgánicos y, a diario, sólo los de la quinta bolsa con orgánicos para el compostaje de nuestras tierras, haciendo realidad, como nos exigirá la normativa europea a partir de 2020, el reciclaje total. Modernidad es hacerle la vida más agradable al ciudadano cuando se recoge en bolsa o pequeños contenedores cerca de su casa, especialmente en una sociedad que tiende alarmantemente al envejecimiento. Sólo los ignorantes desconocen que hoy lo avanzado, lo económico, adaptable, competitivo, ambientalmente sostenible, amable con el ciudadano y adecuado a una vida digna no son las economías de grandes centros; sino aquellas que apuestan a pequeña escala con una dimensión más humana, ética y comprometida con el futuro.
Pero, viendo vuestro pertinaz empeño en eso que llamáis modernidad, dudo mucho que algo de esto sepáis. Pero absortos y admirados en vuestra propia ignorancia, inconscientes de vuestras torpezas, sólo alcanzáis a balbucear el viejo tópico de que: "Oponerse a la privatización es cosa de izquierdas"  para explicar lo que no tiene explicación alguna.

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PARA SABER MÁS:





  • (1) Un yacimiento de basura documento PDF de Ecologistas en Acción y Amigos de la tierra
  • articulo de El País
  • El reparto del negocio de las basuras artículo del ABC sobre el trapicheo de información y reparto del negocio entre las grandes empresas.
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    Capitalismo de mierda 23 ago 2010 10:49 Legolas

    «La usura de la Banca Basura»


    Siempre pensé que cuando uno se pone a ser algo debe serlo de verdad y no a medias, pues al final terminas no siendo ni una cosa ni otra. Se supone que nosotros tenemos un sistema económico basado en el capitalismo, sólo que en lo concerniente a algunos asuntos lo hacemos de forma peculiar.
    Especialmente nuestra banca, la más solvente del mundo mundial, no funciona como el resto de las bancas , aquí (supongo que para asegurar más su solvencia) no basta con un bien en garantía hipotecaria para solventar un préstamo. No señor, aquí si por cualquier contingencia el tenedor del préstamo no puede hacer frente a sus pagos, nuestra banca además de quedarse con el bien garantizado, por lo general la vivienda, si el hipotecado tiene sueldo se quedan con buena parte de el, si posee otros bienes se los cepillan y si el préstamo se concedió con avales hacen lo mismo con el avalista. ¡Joder con estos riesgos que corren! no es de extrañar que sean tan solventes.
    En este país tenemos Bancos y, otros Bancos que llamamos Cajas, estas últimas con un especial trato fiscal, pues sus beneficios se destinan a Obras Sociales. Últimamente éstas Obras Sociales han servido para condonar créditos impagados a los partidos políticos, financiar megaproyectos del gobierno de turno en la comunidad autónoma, colocación en sus Consejos de Administración sus militantes, repartir alguna actuación o bagatelas, etc., etc. Vamos, una extensa y magna obra social que amamanta el nuevo caciquismo democrático.
    Cuando las cosas vienen mal dadas (como ahora), en España, como en el resto de los países, el Estado acude raudo a salvar el sistema bancario, es decir, la Banca. No entro a debatir si se debe o no ayudar a los bancos, no, de lo que me quejo, es que estos no sean como en el resto de los países y actúen y asuman idénticos riesgos, pues seguramente tenemos el sistema financiero más solvente; pero también es el más ineficaz y el más usurero.
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    PREGUNTAS SIN RESPUESTA 19 may 2009 20:35 Bartolomé Medina

    Recientemente recibimos la noticia de la muerte de Antonio Vega, un mito de la movida madrileña. La capilla ardiente se instaló en la sede de la SGAE en Madrid, donde hubo incluso una guitarra para que quien quisiera tocara las canciones del músico de Nacha Pop.

    ¿Cobraron entrada?
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    LAS BARBAS 11 mar 2009 21:29 Bartolomé Medina

    Si algo tienen los documentales es que dan la posibilidad de comprobar que la memoria no es otra cosa que un estado de realidad paralelo. La propia humanidad existe como tal por ese detalle. Las peleas por la ley de memoria histórica también. Sin la memoria como realidad autónoma nada sabríamos de la imaginación, y posiblemente tampoco de ciertos nacionalistas vascos y de los cuentos de hadas. Una cosa por la otra. La memoria juega, no obstante, malas pasadas cuando aparece un documento real (gráfico o fílmico). ¿Quién podía esperar que tuviéramos esas pintas? ¿Quién recordaba que aquello fuera tan cutre? Nuestra memoria todo lo edulcora y lo muele. Hasta que aparece un señor presentando en el televisor el socorrido documental, repuesto veinte veces, del golpe de estado del 23-F. Y ocurre. Acontece. Uno mira los rostros afilados, la tosquedad de los muebles, las gabardinas desgarbadas... y las barbas. Aquellas barbas luengas y frondosas, sin una sola cana, bien lavadas con champú antipiojos, barbas heredadas de la década anterior que en los ochenta se llevaban sobre la corbata. El televidente (que no oyente), que ha tenido el decoro de grabar el documental, quién sabe para qué, con su DVD grabador, congela la imagen, un abismo de extrañeza y de vértigo se abre bajo sus pies. Había olvidado las barbas.
    Hoy, veintitantos años después, los mismos rostros, ya hajados, lucen lampiños su experiencia. La barba, la de verdad, la de más de diez centímetros de longitud, ya no está de moda; tan olvidada ha quedado que nisiquiera nuestra memoria ha guardado copia de seguridad de su aspecto, de ahí nuestro estupor. Pero claro, cualquiera se deja de afeitar hoy por hoy, con la que les está cayendo a los cuatro barbudos discretos que quedan sueltos. Que se lo digan al ministro Bermejo, del que se ha popularizado una imagen cinegética de sus años mozos de barbudo acorazado. Que se lo digan a Rajoy, que ha echado las canas profusamente a lo largo de sus capilares de tal manera que uno lo ve junto a su señora esposa y piensa que es su hija. Que se lo digan, en fin, al ministro Solbes, que recorta su barbilla diletante con las desdentadas tijeras de podar crisis. Definitivamente, los barbudos no están de moda. Y no lo están por dos motivos. El primero porque la barba no es postmoderna, sabe a ideología antigua. El segundo, el peor, porque el barbudo mediáticose avergüenza de sí mismo, se vuelve falso, de ahí ese estreñimiento capilar que afecta a todos los que aún se resisten al afeitado (Manuel Marín, ya retirado, es el único que todavía pasea sus capilares frondosos). Pocos barómetros sociales tan certeros como el medidor de la longitud de las barbas.
    Hasta aquí, todo correcto. la memoria nos ha engañado: nos asustamos al ver las barbas de nuestra juventud, nosotros los afeitados ideológicos, los hijos pobres del nihilismo. Pero las cosas no son tan fáciles, porque en Jumilla, un pueblo perdido de la penillanura "penimanchega", las tendencias se invierten. Me explico. Cada primeros de marzo, todos los años, un grupo de jumillanos, si bien no muy numeroso, comienza a dejarse crecer la barba, sea canosa, rizada o rubia. Crecen los pelos desbocados, con ardor renovado, en una nueva primavera. ¿Vuelven los hippies? ¿Un nuevo revival? Por desgracia, el efecto dura poco, porque para mediados de abril, de forma inexplicable, ya se les ve lampiños y relucientes cual bebés. Pero, ¡sorpresa!, tornan las barbas a crecer a mediados de julio, con toda la calor, (una segunda primavera). Llega agosto y están en sazón, en todo lo suyo... sin embargo, para septiembre nada queda de este hervor. ¿Que pasa en Jumilla que contra corriente de esta carestía de pelos, ideas y valores parece avecinarse un renacimiento de la tijera sobre la cuchilla? Lo dejo en la incógnita, quizá sean los ciclos, los ritos, los trabajos y los días. Quizá no esté todo perdido y estos bausanes jumillanos, venteados pero avizor, quieran resistir al general descrédito de la barba y la frescura. Quizá nos quieran decir estos jumillanos que los extremos no son buenos; ni un empacho de ideología barata, ni un ayuno de pensamiento débil. Unas barbas estacionales, unas ideas de andar por casa, una espíritu de resistente cotidiano. O quizá no, quizá todo sea un espejismo, y la memoria, facultad juguetona y traicionera, me empañe el juicio y en realidad todo esté ya perdido. En todo caso, rendrijeros resistentes, lectores esperanzados, podemos reclamar un mes de la barba al año ante las más altas instancias, no ya por hacer que Bermejo, Sobes y Rajoy no se sientan solos, como comprenderéis, sino por no perder las buenas costumbres. Hasta otra.
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    LA REFUNDACIÓN DEL CAPITALISMO 4 mar 2009 21:22 Espinete

    «LA REFUNDACIÓN DEL CAPITALISMO»

    Durante los meses de septiembre y octubre del pasado 2008, el G-20 (un club privado formado por los representantes de los principales países desarrollados del mundo) anunció una convocatoria de urgencia para todos sus miembros. El título no podía ser más ostentoso y ambicioso o, simplemente, un mero vehículo para una buena campaña de marketing político: “REFUNDACIÓN DEL CAPITALISMO”.
    En definitiva, nuestros políticos internacionales más sesudos, aconsejados por sus asesores más cualificados y, por supuesto, mejor pagados del planeta iban a darnos las soluciones para acabar con un mal endémico.
    Durante esos días, fue casi imposible que transcurrieran 24 horas sin encontrarnos con alguna aparición pública de nuestro presidente, José Luís Rodríguez Zapatero, en una lucha infatigable para no quedar excluido, como si se tratase de ganar la batalla más importante en la vida de los españoles.
    Grandes expectativas para una reunión de apenas unas horas y…TATATACHÁN… la solución para los males de la economía mundial estaría lista para ponerla en manos de la sociedad.
    Nuestro presidente del gobierno entendía que todo esfuerzo era justificado para ESTAR presente en esa reunión. Y digo estar porque el tiempo no se empleó en preparar propuestas para el nuevo cambio en el modelo social que se debía producir, sino en intentar que el G-20 se transformara en el G-21. Para ello, lo primero era realizar una visita a su cabeza visible: el presidente Bush, en representación de los EE.UU., que debió tener la sensación de oler a azufre cuando Zapatero tocó a la puerta de la Casablanca. Tras el fallido intento se buscó a viejos amigos para cobrar los favores del pasado: recurriendo a Brasil y a su presidente para apoyar la presencia española y así con algunos países más. Esto no fue suficiente pero, como cualquier esfuerzo estaba justificado por la magnitud del evento, teníamos que estar presentes aunque fuese en segunda división. Así, nos agarramos a un clavo ardiendo al comprobar que había una posibilidad alternativa: el presidente de la vecina Francia tenía dos sillones (uno porque este país es miembro del G-20 y otro porque por aquel entonces era presidente de la Unión Europea). Finalmente nos ceden uno de esos sillones y celebramos que estaremos presentes en un punto y aparte de la historia.
    Llegó el gran día en el que, al igual que Fleming descubrió la solución para un gran problema, el G-20 nos iba a dar la solución a los problemas presentes y futuros del sistema capitalista. Pero lo que realmente ocurrió es que, si grandes eran las expectativas depositadas en esta reunión, mayor fue la decepción ante los resultados obtenidos.
    Nada de refundación, todo se remitió a elaborar un gran escenario con mapamundi y todo de fondo; más tiempo dedicado a salir guapos en las fotografías, que recorrerían gran parte del mundo, y menos dedicación real a solucionar los problemas actuales.
    Concluyendo, en esta reunión importantísima, tanto por su envergadura como por su alcance internacional, nada de refundación del capitalismo como anunciaba su título. Los acuerdos adoptados se limitaron a fijar unas cuantas medidas conjuntas pero ¡oh, sorpresa! Bajo las reglas de juego del capitalismo. Sí señores, ése mismo que se pretendía refundar. Tantas expectativas para que los estados se limitaran a anunciar, todos a la vez, bajar los impuestos e incrementar el gasto público. ¡QUÉ GRAN DECEPCIÓN!
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