Estamos enfrascados en estos días viendo si se consigue investir presidente, socialista en este caso. Visto que Marianico se indispuso, el más osado, Pedro Sánchez, por sí, por oportunidad, por convicción, o por lo que sea, le dijo sí al Jefe del Estado, y empezó a hablar de qué es lo que se debería hacer, de programa, de cosas a cambiar, del futuro de este país. Si la negociación se ha hecho bien o mal, respetándose unos a otros o no, no lo puedo asegurar, pero lo que sí entiendo es que como españolito de a pié lo que me interesa esa dónde me llevan, lo que me proponen, lo acordado, si avanza o retrocede, si va en el camino que me interesa o no.
Después de leer el documento que recoge las medidas me he terminado diciendo que, a mi juicio, se parece mucho a un programa electoral. Seguramente, en este tipo de documentos debería haberse concretado más, pero también es cierto que lo que se busca es no crear tanto los contenidos que espante a posibles incorporaciones a dicho pacto. Así las cosas, parece razonable que se mantenga en la generalidad. No obstante, si lo que se dice se hiciera, entiendo que sería un cambio muy profundo de lo que ahora mismo tenemos en España: en educación, religión, transparencia, disminución de mamandurrias,…. incluso en economía. Y he dejado la economía para lo último porque parece que es lo que más cabrea a los Podemos y algunas Confluencias pero que, en realidad, es a lo que llega finalmente el Gobierno griego (que ya no ponen de ejemplo en Podemos), después de haber prometido otra cosa y darse cuenta que los demás no le dejan que lo haga. En definitiva, en economía, en este momento, seguramente, se propone lo que se entiende que se puede cumplir, aunque los deseos sean más ambiciosos para un futuro.
Este artículo no deja de ser una opinión más de las miles que se oyen cada día en todos los corros, pero quiere contribuir a poner de manifiesto que es muy posible que nadie tenga claro qué es lo que va a pasar dentro de una semana, de quince días o de dos meses. Cada cual mueve las piezas pensando que es lo mejor para el país, para su partido, para sí mismo, para su región, para los que le apoyan, para evitar estar peor, para,…. ¡A saber las motivaciones de cada cual! Desde luego, no os creáis simplemente las que os dicen, porque puede que no sean las verdaderas.
Estamos en un momento en el que los ciudadanos debemos tener tanta o más cabeza que los políticos, tanta o más serenidad que ellos, y tanta o más capacidad para elegir lo que más interesa al país. Porque es muy posible que vayamos a unas elecciones generales, pero hemos de tener claro que no deben darse los mismos resultados que hasta ahora, sino que debemos tomárnoslas como una segunda vuelta, tratando de aglutinar el voto en las formaciones que mejor consideremos que representarán un mayor progreso para España.
En definitiva, los meses que han pasado desde el 20-D habrán servido para que se retraten los protagonistas de esta función, y para que los ciudadanos hayamos puesto la antena, hayamos analizado los comportamientos, hayamos tomado nota de todo lo que está pasando y, en esa segunda vuelta, concentremos el voto en los más capaces, los más honrados, los que mejor ofrecen una propuesta viable, de progreso y creíble.
P.D.: Mientras tanto, ¡salta rana, salta!
¿Marianico? Vejar al adversario político mediante el uso irrespetuoso de su nombre es tan ingenioso como maleducado.
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