Se acabó el rodillo 11 abr 2015 00:06 Placido Guardiola

«Cuando se abre el abanico»

Si se cumplen los pronósticos y encuestas realizadas sobre las próximas elecciones municipales y autonómicas, a partir de ese momento habremos terminado con el rodillo impuesto desde el gobierno regional y local.

«...cabe decir que los tiempos del rodillo, del tú te callas porque lo digo yo que para eso me votaron mayoritariamente, han pasado definitivamente a la historia»

Es seguro a estas alturas que el PP a nivel regional tendrá que pactar para gobernar, y otro tanto ocurrirá en el Ayuntamiento de Jumilla. Sabido es que hasta que las urnas se abran y se cuenten los votos nada es seguro; sin embargo a éstas alturas, parece claro que quien gobierne los próximos cuatro años en Jumilla, tendrá que hacerlo pasando necesariamente por un pacto a dos o tres bandas.
La forma en la que ha ejercido el poder el actual Alcalde poseído en su verdad, con desagrado a quien le contraria, altanería y con una total falta de respeto hacia la oposición y ciudadanos que le ha criticado le va a pasar factura al hasta ahora engreído Alcalde D. Enrique Jiménez dentro de muy pocos días.
Seguro es también que, de ese castigo que recibirá en las urnas, no es ajena la aprobación in extremis y por del proceso de Macro-privatización de servicios públicos. Eso aun a pesar de la voluntad expresada por más vecinos de los que le votaron y proporcionaron la victoria en las pasadas elecciones.
Es seguro que D. Enrique Jiménez, de tener que gobernar en minoría, lo haría de manera diferente a como lo ha hecho durante estos cuatro años. Su talante, disposición y diálogo serian muy distintos a los que nos ha tenido acostumbrados en este mandato; pero si los votantes no lo remedian (presiento que un buen número no están por la labor), como no alcance mayoría absoluta se tendrá que resignar con ser el jefe de la oposición. Han sido cuatro años de ninguneo y desprecio que conducen a los grupos de la oposición (que son quienes más lo han sufrido), a pactar con cualquiera antes de con él. Si no goza como es previsible de la amplia mayoría que ha venido ostentando tras las elecciones, cabe decir que los tiempos del rodillo, del tú te callas porque lo digo yo que para eso me votaron mayoritariamente, han pasado definitivamente a la historia.
Al margen de todo lo anterior, el futuro se presenta porque desde hacía años no se conocían en Jumilla tantas candidaturas a la alcaldía (seis en 1991 y en otras dos ocasiones 1979 y 1987 que también fueron cinco las candidaturas presentadas). Estas ocasiones con muchas candidaturas hacen más imprevisible el resultado y por cuestión de muy pocos votos una u otra opción puede llevarse un concejal.

«El sistema electoral por el que se rigen las elecciones municipales es bastante kafkiano»

El sistema electoral por el que se rigen las elecciones municipales es bastante kafkiano, por cuanto otorga las concejalías a los mayores restos alcanzados al dividir el número de votos logrados por cada formación política por dos, tres, cuatro... (así hasta el número de concejales que compongan la corporación, en el caso de Jumilla hasta 21) En la práctica, supone que el ultimo resto de nuestra masa electoral queda entorno a los quinientos votos. En la noche electoral, esto se traduce en que el último concejal que entra lo hace con un resto de quinientos y algún votos y todos los partidos se quedan con un resto más o menos próximo al medio millar que no les sirven para lograr hacerse con  una más que añadir a la lista de sus elegidos..
De ésta forma, en las pasadas elecciones, el concejal 21 (último en alcanzar correspondió al séptimo del PSOE que tuvo el resto más elevado de 504,57, quedando el PP con un resto de 232,96, IU con 428 y el partido Republicano con los 332 votos que no le llegaron para alcanzar ni la última concejalía en juego.
En realidad el sistema viene a primar las opciones fuertes (aquellas que logran más del 20% de los sufragios) mientras lamina y castiga las minoritarias, Aun con todo creo que nos enfrentamos a unos comicios muy abiertos donde es posible que por primera vez hay posibilidades de que una tercera opción entre en el eterno combate por el poder y, desde luego, con casi toda garantía rompamos con el nefasto rodillo.