Calle acorralada esperando el desfile procesional |
Sí, aquí en Jumilla, en esta Semana Santa declarada de Interés Turístico Nacional, si Ud. es de esos incautos viajeros que ha acudido a ver sus procesiones (salvo que venga invitado por un lugareño), tendrá difícil encontrar donde sentarse salvo en las mesas de algún bar situado en su trayecto. Aquí ya de madrugada los jumillanos de forma anárquica y arbitraria habrán tomado nada más atravesar la madrugada y de forma sigilosa y casi furtiva, cada rincón de las aceras por donde trascurrirá el cortejo.
A pasar la calle que no pase nadie... |
Si las alles son públicas, pensamos los jumillanos, son de todos, por tanto, propias. Claro, que de todos no son las calles, más bien del primero que llega y planta sus sillas bien entrada la noche. Son las seis de la mañana y apenas queda un hueco libre en el recorrido principal de la procesión que se desarrollará al día siguiente a las doce. De este modo me contaba un vecino de la afamada calle de la Feria (tramo del rollo), lo que le había sucedido ayer cuando a las nueve de la mañana me acerqué a saludarle en la puerta de su casa. “Mira donde he tenido que poner las sillas para unos amigos que vienen a ver la procesión del Resucitado en segunda fila. Cuando he salido a las siete a ponerlas ya estaba todo cogido”. Como quiera que también los jumillanos tenemos conciencia de que esta forma de tomar la calle no es del todo digamos “ortodoxa”, como en el fondo somos conscientes que en el espacio público no podemos poner nuestros objetos personales y esperar que sean respetados como privados, no sacamos nuestras mejores sillas sino de esas baratitas de terraza y plástico o de las de cuatro chavos del IKEA. Aún así, algunos toman la precaución de atarlas con una cuerda o ponerles unas bridas de plástico para que no se las lleven.
Arriba, dos imágenes de sillas atadas en la vía pública |
De este modo, ésta fiesta de Interés Turístico Nacional y Medalla de oro de la Región, no viene a ponérselo fácil al viajero que por un causal se atreve a acometer la aventura de visitarnos, pues aquí en Jumilla, deben saber que las calles son de los jumillanos. Sin orden ni concierto, simplemente que con nocturnidad y alevosía nos dedicamos de forma anárquica a recorrer el trayecto con el coche maletero abierto (no puede cerrarse por la pila de sillas que hemos metido), para encontrar un hueco donde poner las nuestras.
Creo que los jumillanos debiéramos pensar en las consecuencias de esto que hacemos. La JCH, además de dedicarse a los asuntos importantes a los que vienen dedicándose (entre otros el cambio de estatutos que permite modificar las mayorías de votos que anteriormente habían en la toma de sus decisiones), debería dedicar especial atención a estos asuntos. Tampoco debe ser ajeno a este problema el equipo de Gobierno Municipal y la oposición, a fin de cuentas es su obligación principal el ordenar y vigilar el espacio público. Seguramente estos últimos también están ocupados en asuntos más trascendentes que se escapan a la mente de este iluminado que les habla.
Por todo ello y si nadie lo remedia, sólo me queda deciros: ¡Adelante paisanos, la calle es nuestra! De tal forma que, el próximo año, no tengamos como tienen todas las ciudades que gozan del distintivo de Interés Turístico Nacional, unas gradas, sillas o lo que sea en los tramos privilegiados de los desfiles de nuestra Semana Santa de acceso público previo pago de un tique. Quizá no sea negocio, pero es una forma de ordenar lo de todos, de dar unos jornales y de poner a disposición del visitante o del lugareño un lugar donde ver nuestros afamados desfiles.
Ignoro que le parecerán las imágenes que acompañan el artículo, todas tomadas ayer a las diez de la mañana, calles vacías sin un alma salvo algún raro transeúnte y un coche lleno de sillas buscando, aún a esas horas, en qué bocacalle plantar las suyas. Aceras tomadas, y calles acorraladas en dos infinitas e interminables filas de sillas. No se su impresión, pero la mía les aseguro que fue deprimente, me encogió el alma y me avergonzó por un instante, de mi condición de jumillano.
Les debo confesar una última cosa, he utilizado mal a propósito la palabra Rebelión en el subtítulo, pues según la RAE en su segunda acepción ésta significa «Delito contra el orden público, penado por la ley ordinaria y por la militar, consistente en el levantamiento público y en cierta hostilidad contra los poderes del Estado, con el fin de derrocarlos». No nos engañemos, aqui, en este caso, ningún jumillano quiere derrocar o terminar con los males que nos aquejan, simplemente a río revuelto ha decidido aprovecharse del caos que reina pensando aquello de "Maricón el último"
Vaya por Dios, nunca mejor dicho, las masas que vienen a Jumilla a ver el Cristo sin poder sentarse...
ResponderEliminarPlacido te doy toda la razón, para mi es de vergüenza lo que he visto este año con las dichosas sillas. Sin ir mas lejos este es mi caso: El Viernes Santo por la mañana, a las 10:30, mi mujer y yo, siendo previsores, agarramos el carrito con nuestra niña de dos años y medio y nos ponemos a buscar un sitio para ver la procesión del Calvario. Y cual es nuestra sorpresa cuando recorremos desde el Arco de San Roque hasta el jardín de La Glorieta sin encontrar un solo sitio donde poder colocar el carrito con nuestra peque. Es una vergüenza esta situación. Las aceras pequeñas ocupadas con una ó dos filas de sillas, y las aceras amplias con tres y cuatro filas de sillas, y encima todas las bocacalles cerradas con sillas y en algunos casos incluso sofás. Alguien deveria de tomar medidas contra esto, porque sino muchos tendremos que irnos en Semana Santa de Jumilla, por no poder ni siquiera andar por sus calles. Un saludo
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