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El pueblo siempre elige a Barrabás 16 abr 2014 20:50 Placido Guardiola

¿Por qué los pueblos liberan siempre a Barrabás? «Jesús prendido y crucificado»

Acto Sacro del Prendimiento Jumilla
Jesús ante Pilatos esta tarde en el Prendimiento
Hace apenas unas horas se representaba una vez más el acto sacro del Prendimiento donde se escenifica los últimos acontecimientos de la vida de Jesús especialmente el veredicto que Pilatos realiza tras lavarse las manos por la sangre de lo que le consta es un inocente ante él compadecen los sumos sacerdotes que desean la libertad de Barrabás.
A lo largo de la historia ha ocurrido muchas las veces que lo pueblos han preferido optar por el golfo, ladrón o sin vergüenza frente al justo y bondadoso. La historia de Jesucristo no es un caso aislado, cuando Poncio Pilatos intenta aliviar el peso de su conciencia, pues se veía abocado a condenar a sabiendas a un inocente, cae en la cuenta de que por aquellos días de pascua era costumbre liberar un reo. Por ello propone liberar a Jesús o a Barrabás; sin embargo las gentes, bien adoctrinadas por los sumos sacerdotes lo tienes claro y solicitan la libertad para barrabas. El evangelio de Mateo lo cuenta:
Mateo 27, 20: «Pero los sumos sacerdotes y los ancianos lograron persuadir a la gente que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús»
Estaba claro para el aparato de influencia y poder de aquella sociedad (los sumos sacerdotes), Barrabás no representaba peligro alguno, a fin de cuenta se trataba de lo que hoy denominaríamos un delincuente de tres al cuarto. Jesús de Nazaret era otra historia, cuestionaba el orden establecido, había venido a traer una buena nueva distinta, entrado en el templo y desalojado a los comerciantes que allí estaban establecidos... Representaba el cierre de su negocio, de sus peregrinajes al templo que por entonces atraía a griegos y judíos de la diáspora (Jn 12, 20: "Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta" ).

Acto Secro del Prendimiento
Pilatos se lava las manos en el Prendimiento esta tarde
Sobre todo cuestionaba su propio estatus, de ahí que había que convencer al pueblo de que Jesús y no Barrabás eran el auténtico peligro. No fue difícil persuadirlos y Jesús fue crucificado.
Desde entonces han trascurrido más de dos mil años y los sumos pontífices de todas las sociedades siguen persuadiendo de que el malo es el otro, aquel que pone en peligro sus bagatelas, prebendas y privilegios. Mientras los pueblos hábilmente persuadidos o comprados por intereses espurios siguen eligiendo a Barrabás.

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