Tambores de Calanda en Jumilla 17 mar 2014 15:01 Placido Guardiola

«Al toque de Calanda»

Como ayer les prometía, aquí les dejo mi pequeña crónica y unas imágenes de la segunda parte del Acto del Pregón y Tamborilero de Honor 2014:
Quizá sea porque en un tiempo Jumilla perteneció a la corona de Aragón, hasta que un buen día nos cansamos de los Maza y fuimos a Sevilla a rendir pleitesía al rey Pedro I. Quizá también porque aunque nuestra tradición tamborilera sea reciente, llevamos muy dentro metido el sonido del tambor; el caso es que los tambores de Calanda sonaron ayer en nuestro Teatro Vico de maravilla.

Dos momentos de su actuación

Cuando en la segunda parte del Pregón y nombramiento del Tamborilero de Honor, entraron por el patio de butacas sonando los tambores y bombos de Calanda, a los allí presente se nos puso la carne de gallina. Prueba de ello fue la larga ovación que el público le rindió puesto en pie a los calandeses al terminar su actuación. Su toque profundo y desgarrador cautivaba a los jumillanos en un Teatro Vico que vibraba al ritmo de su toque.
Si espectacular fue oír los tambores de Calanda, no lo fue menos el escuchar los toques de la escuela infantil de la asociación jumillana de tambores «Cristo de la Sangre», habrá que esperar unos añitos para darse cuenta de cómo evoluciona el tambor en Jumilla; pero escuchando a esta chavalería ya se dirá ya...

Dos instantes de la escuela Infantil «Cristo de la Sangre»

En la segunda parte del acto además de los toques antes descritos, también actuaron los maestros jumillanos del tambor. Digo bien los maestros, que además de mantener las escuelas infantiles hay que reconocerles que no desdicen ya por su toque de cualquier otra localidad donde el tambor esta más tiempo arraigado.

Dos momentos de la actuación de los consumados maestros «La sinfónica del Polígono»

Por si las actuaciones en el recinto del Teatro habían sido para alguien insuficientes, a la salida del mismo, de nuevo los de Calanda unidos a nuestros paisanos, dieron todo un recital en la esquina del glorieta. A fe mía que sonaron de maravilla, puedo asegurarles que cuesta estar a su lado, vibrar con su toque y no sentir el deseo de unirse con ellos a tocar.