Ayer el grupo de expertos entregaba un informe de cuatrocientos folios con las recomendaciones al gobierno para hacer una reforma fiscal que el presidente Rajoy ha anunciado entrará en vigor en 2015. Año electoral, por cierto, en el que estrenaremos reforma con rebaja de los dos conceptos que más se demandan al Gobierno, la bajada del IRPF y de las cotizaciones sociales por parte de las empresas.
Ambos conceptos asfixian a este país, el primero porque hace recaer la carga fiscal sobre una clase media asalariada cada día más empobrecida; el segundo, porque encarece enormemente el costo salarial a las empresas disuadiéndolas de meter personal, por tanto, de generar empleo.
Ambas cosas loables y si quieren deseables en un sistema fiscal que está agotado. Ambas también probablemente aceptadas y aprobadas por el gobierno. El IRPF, porque iba en el programa electoral del PP y estando en año electoral querrán quedar bien; la bajada de cotizaciones, porque sería una de las pocas opciones para fomentar el empleo. El problema, el auténtico dilema es que ambas cosas deben hacerse sin que baje la recaudación y esto, créanme, es más difícil que hacer encaje de bolillos. Entre otros motivos porque como ya contamos en La reforma fiscal que nos aguarda, dicha reforma, según el ministro Montoro recomendó a los expertos debe recaudar más. Necesidad inexcusable en un Estado que no deja de engullir recursos sin alcanzar reducir el déficit.
Así las cosas, más que una rebaja de impuestos cabe esperar que haya una restructuración de los mismos, es decir, a los asalariados nos reducirán el IRPF por un lado y nos eliminaran deducciones; a las sociedades, otro tanto y como resultado de todo ello veremos que al final es posible que algunos paguen más y otros menos. Esta por ver si el nuevo sistema fiscal será más justo o injusto que el que tenemos.
Mi fe es tan grande en esta gente que nos gobierna que yo ya le pido a la Virgen María aquello de: «Virgencica, que me quede como estoy», pues no me extrañaría que como resultado de todo este proceso salga tullido de las dos manos.
De lo poco que sabemos acerca del informe de los expertos, algunas conclusiones son claras, recomiendan eliminar deducciones, subir el IVA y bajar las cotizaciones sociales tal y como señala un artículo de El Confidencial. En definitiva si se reduce a ello, sería cobrar más impuestos indirectos reduciendo los directos, lo cual no es caminar hacia una reforma fiscal progresiva o combatir el enorme fraude fiscal existente en nuestro país.
No es fácil resolver este encaje de bolillos desde luego, tampoco sabemos que medidas concretas se tomarán; pero desde luego temblando estoy, pues de estos que nos gobiernan, visto lo visto, no me fio un pelo.
No se conoce reforma fiscal en el mundo que haya supuesto bajar los impuestos.
ResponderEliminarPor favor, Plácido, deja estos abstrusos temas fiscales y políticos y habla de la semana santa, que los tambores arrecian y es lo que más nos gusta al personal...
ResponderEliminarBeltenebros
Ya me gustaría ami no tener que hablar de estos temas; pero son ellos que me sulibeiran, como decía la canción.
EliminarNo, si yo no digo... que la semana santa sea más interesante.
ResponderEliminarBeltenebros