Tal y como reza la frase de hoy 26 de marzo, que parece en la parte inferior de nuestra página de inicio perteneciente a D. Miguel de Unamuno: «Los españoles somos un pueblo enseñado a huir de la verdad, a transigir con la injusticia y a soportar la opresión»
Lamentablemente han pasado casi cien años, gozamos de una mal denominada Democracia y la frase de D. Miguel de Unamuno sigue siendo tan cierta como cuando él la pronuncio. Seguimos prefiriendo la mentira edulcorada a la verdad, la preferimos cuando damos por zanjado y resuelto el 11-M, nos abrazamos a ella cuando entendemos que lo que ocurre ahora en ese rincón que mal llamamos País Vasco es la derrota definitiva de ETA, la adoramos cuando seguimos diciendo ahora que gozamos de libertades y de una plena democracia... Huimos de la verdad.
Seguramente nuestras conciencias saben que todo ello es mentira, la mentira que deseamos creer, pero a nuestras conciencias las callamos sin remisión.
Sabemos que no es verdad que todos somos iguales ante la ley, que la justicia mide con dos varas diferentes a sinvergüenzas y políticos corruptos amparados en su aforamiento que a los, ladrones de poca monta. Lo sabemos, pero como dice Unamuno, transigimos.
Se nos llena la boca de alabar la democracia que tenemos, las libertades de las que gozamos, cuando esta no llega más allá de elegir entre tres o cuatro listas cerradas que una oligarquía de políticos al frente de los aparatos de sus partidos nos preparan convenientemente elección tras elección. Nuestros representados, lejos de velar por nuestros intereses, de defendernos en las cámaras donde decimos reside la soberanía nacional, se limitan a ser condescendientes con las oligarquías que los nombran y ponen en las listas.
Nos recortan la sanidad, la educación, nos asfixian con los impuestos. mientras estas oligarquías no reducen los cinco niveles insostenibles de ésta carísima administración pública: El europeo (dicen que es allí donde se toman las decisiones más importantes), el Estado (segundo nivel en el rango de las decisiones), las Autonomías (administran educación y sanidad), Diputaciones provinciales (manejan el dinero del reparto municipal) y Ayuntamientos (dan los servicios al ciudadano). Muchos niveles para manejar el dinero, las prebendas del poder, los cargos y los sueldos; eso, además del gasto en choferes, secretarias, despachos... Pero claro, todo esto ni tocarlo en una reforma de la Administración que apenas ha dado unos toques de maquillaje para que todo siga igual, no se puede tocar ningún nivel, todos necesitan de cargos, sillones y sueldos para quienes los mantienen.
Aquí, en España, el poder legislativo, ejecutivo y judicial son la misma cosa, lo ostentan las oligarquías políticas de tres o cuatro partidos, fundamentalmente los dos que conocemos turnándose en el poder. Pero como también dice Unamuno, somos un pueblo acostumbrado a soportar la opresión.
Por todo ello, nosotros seguimos huyendo de la verdad, transigiendo con la injusticia y seguiremos soportando la opresión de esta casta política.
Carísima, insostenible y ya insoportable administración pública. Aún podríamos añadir cabildos, veguerías, comarcas, mancomunidades y confederaciones, perdida la esperanza de poder citar todas las administraciones existentes.
ResponderEliminarY vuelvo a agradecer tu insistencia en este asunto, Plácido, pues es necesario ponerlo de manifiesto de contino, para intentar que se corrija. El PPSOE se resiste a corregirlo, porque de ello vive, son sus garbanzos.