De nuevo hemos vivido un invierno extremadamente seco, donde en nuestros campos apenas ha caído el agua necesaria para la vida vegetativa de las planteas,; a pesar de ello, una vez más la primavera brota en los rincones más insospechados como promesa firme de la vida que se abre camino desespedamente.
La imagen que hemos seleccionado corresponde a una casa de campo de las muchas abandonadas que hay en nuestro término, entre los muros caídos y los palos carcomidos de la vieja estancia una orza de barro abandonada. A su vera la hierba brota de nuevo a pesar de la sequía y cuatro florecillas amarillas anuncian la buena nueva primavera.
La imagen no pertenece a ninguna composición, salvo la del encuadre de la cámara, su belleza está en el rudo contraste de las viejas paredes y palos carcomidos entre los que se abre camino el objeto de cerámica y la nueva primavera.
El mensaje es claro, pese a todo, la vida se reafirma una vez más despertando la esperanza de un nuevo mañana.
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