En mi opinión, el Alcalde de Jumilla ha esperado para abrir la boca, hasta ver cómo se desarrollaban los acontecimientos sobre el disfraz de su concejal Antonio Valero. Como ha visto que los ciudadanos apoyaban al concejal, el Alcalde afirma que ha estado a su lado desde el principio (aunque, lo cierto, es que no lo vi en el carnaval). Nadie lo sabe más que él, pero cara al exterior yo pienso que estaba, lo que ahora llaman: “haciéndose un Rajoy” (mudo hasta que escampe).
Por otras razones muy distintas, el Presidente de la Región de Murcia, Ramón Luís Valcárcel, tenía un plan para que le sucediera el actual Consejero de Educación. Como al Consejero lo tiene imputado el Tribunal de Justicia, y parece que no lo va a desimputar a tiempo, Valcárcel está tramando una etapa transitoria hasta que su delfín esté limpio judicialmente. Ya veremos quién se presta a ello, de entre los que le quedan sin imputar por algo.
El Alcalde de Jumilla, persona con claras convicciones religiosas, ha echado mano del perdón para correr un tupido velo sobre la metedura de pata de su concejal. El pecador ha pedido perdón, el párroco que pidió su dimisión y señaló el pecado mortal que cometió también le ha perdonado, por lo que el Sr. Alcalde no iba a ser menos. Resuelto el dilema religioso, se ocupó del tema terrenal de los votos: apoyo incondicional al concejal por la labor que está haciendo, convencer a la Junta de Hermandades para que siguiera manteniendo al Concejal como representante del Ayuntamiento y, por fin, declaraciones públicas en la Radio Municipal en el espacio “El Alcalde habla”. Punto final.
El Presidente de la Región de Murcia, Ramón Luís Valcárcel, se va a Bruselas como eurodiputado. Parece que lo tiene apalabrado ya con Rajoy. Ha estado 19 años en Murcia vendiéndonos humo: agua para todos, políticas activas de empleo y reformas estructurales, parques de atracciones, escuderías de Fórmula 1, autopistas en las que los murcianos no íbamos a poner ni un duro, arreglo de la carretera de El Carche, colegios, etc. Cogió una Comunidad con unos presupuestos casi equilibrados, prácticamente sin deudas, y la deja con casi 6.000 millones de euros (alrededor de 996.000 millones de pesetas). No podremos pagar la deuda ni en 20 años, pero eso ya le importa un pepino a Ramón Luís y a su PP murciano.
En los casos que nos ocupan, Alcalde y Presidente del PP han estado mirando, y miran, los votos y sus respectivos planes personales. Ambos están convencidos de que los ciudadanos no tendrán memoria, que su retórica cansina, y prietas las filas que piden a sus afiliados o simpatizantes, serán suficientes para seguir consiguiendo votos.
¡Ay benditos votos! Si realmente los ciudadanos tuviéramos memoria y dejáramos constancia de nuestro rechazo a los políticos o partidos que nos engañan, otro gallo cantaría. Y más cuando, como en los casos que nos ocupan, los políticos son realmente conscientes de que los ciudadanos les podemos destituir. ¿A qué esperamos para ejercer nuestro poder con el voto?
Lo triste de todas estas historias es que, cuando la política no resuelve los problemas, se judicializan las soluciones, para perjuicio de todos: el Presidente con altos cargos imputados, y el Alcalde con el concejal demandado por la Asociación Española de Abogados Cristianos por escarnio (ver la página de Infocatólica y el Blog de la Asociación Española de Abogados Cristianos AEAC). Con lo sencillo que es asumir responsabilidades políticas. Pero esto en España no se lleva.
P.D.: Sí hay soluciones: los juzgados y los votos. Y mientras: ¡salta rana, salta!
Si es que, Jumillablog, todo el mundo va a lo suyo. Menos yo, que voy a lo mio...
ResponderEliminar