«Economía y demografía»
Desde siempre explicábamos a nuestros alumnos que la evolución demográfica había permanecido estable a lo largo de la historia por la estrecha relación que existía entre la economía y la supervivencia. En definitiva las buenas cosechas permitían bajar el precio del pan y esas cohortes de nacidos en tiempos de prosperidad y bonanza salían adelante con menor mortalidad. Por el contrario en años de malas cosechas y escasez las hambrunas se hacían presentes y la mortalidades altas por falta de nutrición adecuada disminuían la población.
Ese patrón de comportamiento (junto a episodios de peste y epidemias), se dio hasta la llegada de la revolución Industrial y había mantenido la población mundial más o menos estable con un leve crecimiento a lo largo de la historia. La revolución que supuso la introducción de la máquina y la mejora del trasporte supuso una quiebra en este largo camino evolutivo de la demografía. A partir de la revolución industrial, las cosas cambiaron y las alimentación no marcó el ritmo de crecimiento de la población, pues el comercio nacional e internacional puede suplir la escasez puntual de alimentos y la producción en masa y en serie pone a disposición de todos bienes y servicios a precios baratos.
La explicación era coherente y hasta ahora explicaba la evolución demográfica. Sobre todo si añadíamos que, en las sociedades avanzadas y desarrolladas (donde la mortalidad infantil es muy baja y la mujer se ha incorporado al mercado de trabajo), el crecimiento es o muy bajo o tiende a la estabilidad y mantenimiento, frente a los países subdesarrollados donde ocurre lo contrario.
Ayer, por motivos que no vienen al caso, tuve que estudiar que está pasando en nuestro país en los últimos años y, como me temía, nuestro crecimiento es negativo con un alarmante tendencia a perder población. Es prematuro aventurar si se debe en exclusiva a la crisis económica, pero algo tendrá que decir en la fuerte caída que se observa en los últimos cuatro años, en los que España que crecía a un ritmo de 9,68 por cada 1000 habitantes en 2008 ha pasado en 2012 a decrecer un -1,93. Mientras que la Región de Murcia, en esos mismos años pasa de crecer al 12,75 a decrecer un –0,62.
La pregunta que cabe hacerse ahora es, si en las sociedades avanzadas, tiene o no tiene que ver la economía en su evolución demográfica. No menos importantes serían otras consecuencias de este fenómeno, como por ejemplo ¿Quien sostendrá las pensiones dentro de dos décadas? No hay que olvidar que países con un crecimiento exponencial de su población (caso de China) ya han tomado cartas en el asunto devolviendo a sus ciudadanos la libertad de tener cuantos hijos quieran, ante la amenaza de que el envejecimiento acelerado de su población no pueda sostener el ritmo de su maquinaria productiva ni el cuidado de los que pronto serán ancianos. Sin embargo aquí, en España, esto de la demografía nos suena a chino y creemos que en nada incide en nuestras vidas futuras.
En este sentido aconsejo echarle un vistazo al libro del ex-ministro Josep Piqué «Cambio de era: un mundo en movimiento de Oeste a Este y de Norte a Sur» editado por Planeta. En el libro Piqué defiende que los cambios que marcarán el presente siglo serán a partir de la demografía y las nuevas tecnologías, que como sentenció en una entrevista a raíz de su presentación: «La geografía siempre está y la historia siempre vuelve»
"nuestro crecimiento es negativo con un alarmante tendencia a perder población". ¿Por qué es alarmante?
ResponderEliminarSí, desde luego las pensiones... ¿pues habrá que cambiar la forma de hacer las cosas, no?
No hay que estar de acuerdo en todo, pero aquí hay algunas ideas interesantes www.decrecimiento.info
En España sobra gente, como consecuencia de la crisis política y económica. Diversos expertos hacen sus estimaciones y consideran que la disminución de la población oscilará alrededor de uno o dos millones de habitantes, probablemente podrá conocerse con exactitud en el censo de 2021.
ResponderEliminarLas cifras de españoles que han dejado el país son muy inexactas, pues pocos se inscriben como residentes en los censos consulares de España en el extranjero. En todo caso, el número de españoles emigrantes todavía es bajo, tenderá a incrementarse. Lo alarmante es la escasa movilidad de la población en España, tano interna como externa.