«De culo y boca abajo»
¿Al revés, o de culo? Hoy día, el que tiene empleo tiene que estar agradecido al que se lo da. ¡Por trabajar, un derecho constitucional! De ahí a la esclavitud hay un suspiro.
Trabajo en la Administración y, como tal, los políticos que nos gobiernan ahora me recuerdan cada día que hay que estar dispuesto a perder derechos cada trimestre (está pasando) porque los ciudadanos en paro están mucho peor. La cuestión es que, como no hay ingresos suficientes en las Administraciones públicas, hay que pagar menos a los empleados. ¿Y estos gobernantes sin vergüenza, por qué no buscan los ingresos que se les escapan en sus morros? ¡No me lo digáis: porque no les da la gana!
La deriva de los países como España es llegar a la esclavitud, o equivalente: trabajar para no morir de hambre, para tener un techo y vestido. Lo demás, sólo lo tendrán los elegidos. Vamos, que en el siglo que más tecnología tenemos, que más fácilmente se proporcionan bienes y servicios, resulta que viviremos peor que en el siglo pasado. Lo dicho: el mundo al revés.
Vamos a ver si esbozo el esquema de la situación, y alguien me la explica:
- Hace 10 años teníamos una masa de dinero en Europa, pongamos de X millones.
- Hoy tenemos la misma masa de dinero (si no más) que hace 10 años.
- En cambio, hay una cantidad importante de ciudadanos europeos que, ahora, no tienen para vivir. ¿Quién tiene lo que tocaría en un reparto más o menos proporcional?
- ¿Qué es lo que ha pasado? Pues que aquella masa de dinero, hoy se la reparten entre menos gente. Con seguridad, los ricos son ahora más ricos todavía.
Por tanto, es de cajón que los ingresos públicos necesarios para cubrir las necesidades básicas de todos los ciudadanos (no pedimos nada que no esté en la Constitución española), no van a poder salir de los que no tienen nada o pertenecen a la clase media (hoy cuarto y mitad), sino de los que han venido acumulando el dinero de los desahuciados o estafados (preferentistas por ejemplo). O quizás, que es lo que tienen pensado, que las necesidades básicas las tenga cubiertas el que pueda.
Y todo este neoliberalismo, o ley del embudo para los que tienen el poder económico, no cambiará de rumbo hasta que todos los tontos que hay en la política, no se den cuenta del traje de marionetas que llevan puesto. Y del grupo de pringaos al que pertenecían, y siguen perteneciendo, por mucho que le dejen pisar alguna alfombra de vez en cuando.
Finalmente, un mensaje a los de mi pueblo: no utilicen mi condición de ciudadano jumillano para justificar tropelías a ningún trabajador del Ayuntamiento, en base a que les pagamos sus sueldos. Porque les pagamos por el trabajo que hacen, igual que a cualquier otro trabajador. Otra cosa es que, alguien no cumple con su deber, la obligación del dirigente es aplicarle la normativa disciplinaria pertinente, pero el resto no son culpables de la incompetencia e irresponsabilidad del político de turno.
P.D.: Sí hay soluciones: los tribunales y los votos
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