Erguido y apuntando hacia el cielo permanece el viejo pino
seco partido por un rayo a merced de los vientos que azotan la cumbre del
cerro. Como recuerdo imperecedero de la frondosa vida que un día tuvo, como
muestra de su entereza, de su lucha y de su vida.
Siempre me fascinaron los restos de viejos árboles, pues
todavía parecen conservar la vieja majestuosidad que un día alcanzaron.
Espectacular ese cielo Plácido, y el árbol también muy atractivo, a mi también me gustan los esqueletos de árboles que un día tuvieron esa frondosa vida.
ResponderEliminarSaludos
Lo he visto en tu bloc Antonio, además en tu post sobre el Volcán de Cancarix, tienes una foto con el mismo motivo que es prima hermana, pues este viejo pino está cogido en las cumbres de ese lugar.
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