«Una manifestación insólita»
Supongo que ayer algunos periodistas extranjeros afincados en Madrid y Barcelona no terminarían de explicarse las manifestaciones que se produjeron en ambas ciudades, donde un miles de españoles se manifestaron bajo el lema de «España somos todos». A ellos les debió parecer extraño; pero mucho más extraño resulta para nosotros mismos, pues es insólito en la historia de nuestra democracia que, un grupo de españoles se lancen a la calle a defender lo que debería ser normal. Lo que no necesitaría ser defendido, sí durante treinta y cuatro años, las fuerzas políticas que firmaron ésta Constitución hubieran cumplido su cometido y su juramento o promesa.
Pero todos sabemos que no ha sido así, hasta los símbolos del Estado que representa esa constitución, se han escondido y escamoteado, porque cuando la izquierda salía a la calle, «lo progre», era llevar otras banderas, ya fueran la republicana o la de cualquier taifa autonómica. Por su parte la derecha, sale poco a la calle, pero en las pocas veces que lo hacia, tampoco daba alardes de bandera no fuera a ser que los tildaran de «fachas». Lo guai, lo políticamente correcto, eran las banderas autonómicas o, en todo caso, la tricolor.
Nuestros políticos, avergonzados de los símbolos nacionales celebraban con todo copete el día de la Constitución en los regios salones de la Carrera de San Jerónimo o en los del palacio real; pero nunca en la calle, entre la gente y con las banderas al aire. Aquí, en España, sólo la selección nacional ha roto ese silencio sobre el ser y sentirse orgulloso de ser español. Hasta su reciente llegada ni derecha ni izquierda han hecho la labor didáctica de ilusionar a un pueblo reforzando su identidad y su sentido nacional. Todo eso que suena a nacional, patriotismo, identificación como pueblo y sociedad… todo eso les da esgrima, yuyo a estos políticos refinos, correctísimos y panolis y nunca lo alentaron.
Como decía ayer Victoria Prego en un excelente artículo publicado en el mundo “¿Eran muchos o pocos los que se concentraron en cada una de las dos ciudades? Pues eran muchísimos, sencillamente porque antes no era ninguno”.
Pero ayer fueran los que fueran, llenaran o no la Plaza de Colón y la de la Sant Jaume, miles de españoles salieron a la calle a celebrar una fiesta nacional, afirmando sin bagajes que España somos todos. Entre quien apoyaban la convocatoria de DENAES, me quedo con Joaquín Leguina (del PSOE), Pablo Castellanos (exdiputado de IU), Albert Rivera (líder de Ciutadans), Ramón de Veciana (líder de UPyD en Cataluña), Jaime Mayor Oreja y Maria San Gil (del PP) además de Mario Vargas Llosa (escritor y Premio Nobel), Armando de Miguel (sociólogo), Gustavo Bueno (filosofo)… junto a un larguísimo numero de ciudadanos.
...el mal de degradación, de primitivismo, de elementalidad, de infantilismo y de estupidización que comporta esta hoguera de narcisismo incoada y atizada sin el menor empacho en torno al estado de las autonomías, es ya un daño...irreparable (puesto que ¡vaya usted ahora a hacer bayeta y trapos de cocina con todos los pendones y banderas que en este medio tiempo se han alzado y esgrimido!)
ResponderEliminarRafael Sánchez Ferlosio, en El País, 2 de mayo de 1978