«Glorietas hermosas»
Algunos dicen que Murcia es la ciudad con las esculturas más feas de Europa. Otros en cambio, le otorgan el título de tener más «horrotondas» (por el horror que da contemplarlas), por metro cuadrado del mundo.
Sea como fuere y teniendo en cuenta que, para gustos los colores y, cada cual llevamos el nuestro particular instalado; la verdad es que nuestra capital no es muy agraciada si juzgamos el impacto visual de algunas de sus glorietas.
Hay hasta quien dice que la mayor aportación a las bellas artes de nuestra región ha sido su contribución al «rotondismo», término acuñado por el crítico de arte de ABC Fernando Castro.
Los murcianos llanos y campechanos, pasan a diario junto a ellas sin mayor perturbación para sus espíritus. Sólo su curiosidad y sorpresa por lo que terminan por no comprender les lleva a ponerle sobrenombres a estos artilugios que le recuerdan algo con sentido. De ésta forma, al igual que bautizaron a la Plaza de Europa como la «Plaza del coño» (pues ni Dios sabía qué coño era aquella escultura, ahora rebautizan sus glorietas con otros sobrenombres: «El pajarraco», «El grillo», «Los cigarros», «Los cigarros», «El alienígena»
Yo aún diría más: los murcianos somos gilipollas porque encima cada una de esas "esculturas" ha costado más de medio millón de euros, oficialmente claro, porque el autor se llevaría su parte y el que decide o partido que puso al que decide... en fin
ResponderEliminarA.
No hace falta irse a la capital para caerse de culo al contemplar una rotonda cualquiera. En Jumilla, las tenemos que también horripilan al visitante, que no al buen vecino de aquí que con el pasar de los años va acostumbrando sus ojos como el que tolera cualquier pestilencia a los pocos minutos. Ya a a la entrada más concurrida de nuestra ciudad, llegando desde Murcia, uno se encuentra la rotonda modelo "siglo XX" donde se anuncia bien a lo grande donde nos encontramos, esto por si nos acabamos de despertar al volante y unas oliveras tan impresionantes que podría pensarse nos hallamos en la mismísima Jaén si no fuera porque asientan en césped muy artificial. Si se sigue por el camino de Los Franceses nos toparemos con la rotonda del reloj de sol que por los materiales utilizados no parece que vaya a pasar a la historia ni pueda codearse con los verdaderos relojes camperos de piedra adosados a las paredes de los caseríos de nuestro término. Más adelante, la rotonda del salicornio achatarrado, porque qué si no se puede pensar de esta magnífica obra, que eso sí, compite en arte con el oxidado conjunto geométrico-hojalatero de la rotonda del kilometro gordo, del que siempre más de uno ha pensado que se quedó a medio hacer. Y qué decimos de la rotonda de San Agustín? Pobre ermita,que es que sólo le falta un foso de agua a su alrededor. Menos mal que cuando uno se deja caer desde la lomas de Hellín y avista el Castillo se topa con una rotonda que invita al buen vino de esta tierra, bien coloreada con gravas muy llamativas. Esta sí, se la llevarían a MUrcia.
ResponderEliminarHorrotondo, interesante neologismo, casi galdosiano...
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