«En contra del enemigo»
Cada vez con más frecuencia al reflexionar sobre los datos de opinión pública de nuestro país, me pregunto acerca de nuestro carácter y sus tópicos. Tópicos que, curiosamente, parecen repetirse y confirmarse en el tiempo. Los españoles parece que cumplimos con mucho de lo que sobre nosotros se dice, entre otras cosas, que nos mata el pecado de la envidia.
En realidad, ya lo comente a raíz del ejemplo reciente ante las derrotas sufridas en la Champions League por el R. Madrid y Barcelona C.F, tenemos la fea costumbre de alegrarnos más de los fracasos del contrario que de nuestros propios éxitos.
Hace unos días Metroscopia publicaba los datos del barómetro político correspondiente al mes de mayo, no voy a entrar aquí en detalle de todos ellos que el lector puede consultar en El País, pero hay en ellos algo que volvió a recordarme ese carácter endiablado que nos caracteriza. Curiosamente los apoyos de los españoles a sus opciones políticas de preferencia se estancan o no crecen, de hecho los principales líderes políticos bajan en valoración; pero el rechazo de unos y otros crece. En este sentido, el 61% de los españoles desaprueba la gestión del gobierno, al mismo tiempo que un 64% hace lo mismo con la oposición.
Ante estos rechazos mayoritarios cabe preguntarse ¿Qué cosas aprobamos? Pues lo desaprobar al contrario está claro.
Será que nunca nos han educado en ese aspecto.
ResponderEliminarHabrá que hacer algo para que la enseñanza que tenemos ahora pase a ser una educación de verdad, ¿no? Aunque sea con aulas de 40 alumnos...
Es posible Miki, también pesa mucho en nosotros la etapa más cruenta de nuestra historia que fue la guerra de independencia donde surgen las dos españas que venimos arrastrando desde entonces
ResponderEliminarHay una tercera España, que comprende a la mayoría de la gente, la mayoría que no pertenece a ninguno de las dos españas fanatizadas y violentas.
ResponderEliminarEs una forma de verlo muy optimista, pero el que tu o yo no nos identifiquemos con ninguna de las dos, no significa que no existan o que los que no queremos entrar en ese juego seamos mayoría.
ResponderEliminar¡Ojala y tengas razón! pero yo lo veo más negro, quizá me este haciendo viejo