«Reparar el daño»
La consejera de salud de uno de los Länders alemanes Prüfer-Storcks, concretamente el de Hamburgo, acaba de reconocer que los pepinos españoles no son los causantes de la epidemia causada por la bacteria 'E.coli'.
Por fin, los laboratorios y análisis efectuados descartan que el origen estuviese en las hortalizas españolas; sin embargo, esta misma señora no tuvo ningún reparo en dar la voz de alarma al decir que el origen estaba en nuestros pepinos. A raíz de estas declaraciones países europeos y extracomunitarios no han dudado en cerrar sus puertas no sólo a las hortalizas sino también a las frutas procedentes de nuestro país. Todo esto, en un momento de plena acumulación de las cosechas de temporada y otras de frutas tempranas.
El daño causado a nuestro sector exportador por la pérdida de confianza en los mercados internacionales está servido. Nos han dado, nunca mejor dicho, por donde margan los pepinos. Está por ver cuanto tardamos en recuperar esa confianza y restablecer nuestro nivel de ventas y exportación de frutas y hortalizas. Esta quiebra de confianza es más sensible de lo que pudiera parecer, hoy mismo en el mercado central de Sevilla, la demanda de pepinos había caído en un 80% de su nivel cotidiano.
Es claro que, sin saber con certeza las causas, ningún político o responsable de salud, sea nacional o regional (como en este caso), puede lanzar noticias de este tipo; pues los daños inmerecidos a terceros son cuantiosos e innumerables. Aun cuando como ha afirmado Prüfer-Storcks: “la protección de la vida humana debe ser más importante que los intereses económicos”, el asignar sin certeza el origen de algo que afecta a la salud pública, no sólo no ayuda a salvar ninguna; pero destruye miles de trabajos ligados a un sector que nada se merece. Nuestro Gobierno, por tanto, deberá exigir todas las responsabilidades y resarcimientos necesarios.
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