«Fuera de cobertura, sin batería»
Desde siempre el ser humano ha tenido un miedo reverencial a la locura, a perder la memoria, a la pérdida de la razón, a quedarse chapeta… en definitiva no tener esa especificidad que nos hace entender, reconocer la realidad, interactuar con nuestro entorno y semejantes dando una respuesta adecuada a nuestras conductas. En muchos casos además, esa perdida conllevaba la de la memoria y con esta la de nuestra identidad, de ahí el miedo atroz a la enfermedad del Alzheimer.
Hoy, a ese drama, hay que añadir el de la pérdida de cobertura del móvil o el quedarse sin batería en el momento más inoportuno y preciso, pues buena parte de nuestra memoria, los datos, la agenda, los contactos, la calculadora rápida resulta que los depositamos en el aparatito dichoso. Caprichoso este, a veces, pierde la cobertura, no la hay o simplemente se acabó la batería. Es entonces cuando la clásica tragedia vuelve a nosotros, pues sin la agenda, sin poder llamar al amigo, sin saber tal número o cita que en él anotamos, resulta que no somos nadie. Hasta ese punto llegó nuestra dependencia.
La pérdida de identidad
2 jul 2010
08:41
Placido Guardiola
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