Hay huelgas y, huelgas 23 jul 2010 10:29 Placido Guardiola

«¡Viva la Guardia Civil»Nadie duda que la huelga constituye un legítimo derecho de cualquier trabajador; pero tampoco que tras más de treinta años de Estado de Derecho, este thaya que regularlo por Ley, pues el común de la ciudadanía padece los estragos de huelgas y, huelgas.Las hay legitimas, de justicia, con orden y salvajes, haberlas las hay de todas clases unas comprensibles otras simplemente irracionales, políticas y, algunas, dignas de aplauso incluso.
Acabamos de vivir una salvaje que finalmente ha terminado por solucionarse, la del Metro madrileño, digo salvaje porque el sueldo más bajo está entorno a los 2000 € , es decir por encima de la media nacional y ellos como los funcionarios, son fijos de plantilla perteneciendo a una empresa pública. Si los demás se han apretado con un 5% de reducción ¿por qué ellos sólo el 1%?. Aún así sus líderes decían que iban a reventar Madrid, desde luego, con esas actitudes seguro.
Otra huelga incomprensible es la de los controladores, bueno esta por no ser no es ni huelga a decir de sus dirigentes, se trataría de una baja masiva de trabajadores. Precisamente se ponen en huelga o enfermos estos trabajadores que son quizá los mejor pagados de la tabla salarial, que se lo digan a esos cinco de millones en paro. Hacen huelga estos en estos dos sectores tan estratégicos y de los que depende tanto el único elemento económico que nos queda sano el turismo. Dios quiera y no lo tengamos que lamentar.
Otro ejemplo bien distinto de huelga es el de celo sancionador de la Guardia civil, esto es todo un ejemplo de huelga a la japonesa digno de aplauso. Ellos siguen vigilando y ordenando el tráfico y la seguridad como siempre, eso sí las multas leves no las levantan en señal de protesta. Es justa su reivindicación, pues cobran menos que sus homólogos de la Policía Nacional, ya no digamos alguna local y autonómica y, además, hasta les escasean los útiles y herramientas para el desempeño de sus funciones (combustible, vehículos, etc.). Encima no se les reconoce el derecho a sindicación.
Aunque el ministerio lo niega, les contare una experiencia de hace 10 días; circulaba yo por una carretera nacional cuando un agente me paro y solicitó la documentación. Como quiera que en ese momento no llevaba el permiso de conducir (me lo había dejado en el bolsillo de otra camisa), el guardia me reprendió amablemente señalándome la obligación inexcusable de no despistarme llevándolo siempre encima, indicándome que aquello era motivo de sanción que no me iba a poner. Lo tendré en cuenta Sr agente ¿Siguen Uds. con la huelga de celo entonces? –le dije-. Él me miro con una sonrisa en los labios y añadió: ¡Vamos caballero, continúe Ud. y buen viaje!.
Si las multas tienen un propósito educador, yo creo que la lección que me dio este agente de la Guardia Civil, en momentos donde a ellos no les han querido equiparar su sueldo con sus iguales nacionales y, sí se los han reducido igual que al resto, mientras cumplen ejemplarmente con su trabajo, es digna de la mejor pedagogía. De ahí que yo tome ejemplo y grite con el alma: ¡Viva la Guardia Civil!