No sé si se habrán dado cuenta, tal vez no, pero cuando nos ponemos nerviosos comemos más. En cierto modo es comprensible, pues hacemos un gasto elevado de energía, la cual debemos recuperar; pero la mayoría de las veces comemos sin tener hambre, sólo por el hecho de comer. Está demostrado (lo he leído en diversos periódicos y revistas) que la afluencia a los "Buffet libres" aumenta en los tiempos de crisis como en el que nos encontramos. Ésto, según dicen algunos, es debido a que necesitamos desviar nuestro centro de atención para no estar pendientes del problema que nos ocupa y sí, utilizamos como arma la comida, dado que con ella obtenemos algunos de los momentos mas placenteros del día. ¿Quién no ha esperado desesperadamente la hora de la comida para desconectar del trabajo, estudios o quehaceres?.
Nos gusta comer, pero esto está provocando un problema de obesidad en algunos de los sectores de la población, que en la mayoría de los casos no es aceptada. Por ello, los especialistas aconsejan hacer ejercicio cuando nos encontremos ante una situación que no nos gusta, en vez de ponernos a comer, entiendo que es complicado, lo he vivido en carnes propias, pero con un poco de esfuerzo lo conseguiremos. Y si me permiten un pequeño eslogan: " Sí a la comida con hambre, no al chocolate entre platos".
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