«Tambores de lata»
Hace años, tal día como hoy (Viernes de Dolores), venía caracterizado por la subida a Santa Ana al rezo del vía crucis. Sin embargo, de unos años a esta parte, son las numerosas procesiones infantiles las que dan color a este día. Comenzó esta singular costumbre el Colegio Concertado de las Anas y pronto le siguieron otros como el Carmen Conde, añadiéndose poco a poco los demás. Bien es verdad que el CIP Príncipe Felipe ha instaurado su singular tamborada infantil, pero todos los centros de la localidad participan desde ayer en esta particular Semana Santa infantil que lleva visos de convertirse en el frontispicio que abre nuestra semana grande.
Hace años, tal día como hoy (Viernes de Dolores), venía caracterizado por la subida a Santa Ana al rezo del vía crucis. Sin embargo, de unos años a esta parte, son las numerosas procesiones infantiles las que dan color a este día. Comenzó esta singular costumbre el Colegio Concertado de las Anas y pronto le siguieron otros como el Carmen Conde, añadiéndose poco a poco los demás. Bien es verdad que el CIP Príncipe Felipe ha instaurado su singular tamborada infantil, pero todos los centros de la localidad participan desde ayer en esta particular Semana Santa infantil que lleva visos de convertirse en el frontispicio que abre nuestra semana grande.
Abajo, procesión infantil esta mañana Incluso la Semana Santa de verdad, la que comienza esta noche con el Vía Crucis y continuara a partir del Domingo de Ramos con la bajada del Cristo, para mi que se ha infantilizado en demasía. Observen sino las guarderías que desfilan tras los estandartes de todas las hermandades. Es como si esto de las procesiones fuese a quedar para los niños y jovencitos, terminando de perder la poca seriedad que le quedaban a nuestros desfiles.
La verdad es que los niños quedan muy bien ante las cámaras de la televisión local, y sus operadores, se ceban en ellos para deleite de abuelas y padres que ven la retransmisión. Que conste que no lo digo como critica, pues a mi de la Semana Santa me gusta todo, como del cerdo, que me gustan hasta sus andares. Es más, yo mismo tengo miles de fotos de estos pequeños nazarenos que pueblan nuestras procesiones. Pero estos días ante tanta madre, cámara en ristre, para hacer la foto al nene o la nena en la procesión infantil no he podido evitar el compararlas con las improvisadas procesiones infantiles de antaño. Aquellas, a diferencias de éstas no las organizaba el maestro, ni el colegio, ni andaban nuestras madres cámara en mano para sacarnos la foto. Aquellas eran improvisadas de verdad, agudizaban nuestro ingenio para la construcción de los enseres, desde el tambor, al estandarte, desde el santo a las pitas, bueno pitas, pitas, lo que se dice pitas, no llevábamos, cerrábamos el puño y soplábamos que quedaba como realista. La imagen preferida de aquellas improvisadas procesiones era la Sabana Santa, muy socorrida porque bastaban dos listones y un trozo de tela. Gracias al tendero de nuestra calle que, nos guardaba las panderetas de atún y los botes de tomate de 5 kilos, podíamos equipar a la banda. Si el año había sido bueno, por estas fechas en algunos bancales cerca del talud de la vía, recogíamos lo necesario para el floreado del santo.
Tamborada del Príncipe Felipe
A las procesiones infantiles de ahora, les veo mucha organización, participación paterna, mucho show y poca espontaneidad infantil. Hasta no se si disfrutan más los niños, tal y como nosotros disfrutábamos, o son los padres y abuelos quienes gozan volviendo a ser niños de nuevo.
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