El sablazo 16 mar 2010 18:33 Legolas

«La subida del IVA»

Cuando uno pide la cuenta y el camarero cobra con creces y de forma abusiva una consumición, decimos que nos han dado un sablazo. En esas ocasiones, por lo general, uno paga sin rechistar con todo el dolor de su corazón, sintiéndose estafado. Tan sólo le cabe el alivio a su amargura de adoptar la firme detecisión de no volver más a pisar por aquel establecimiento bajo el lema de «Este no me lo pega más», pues uno se siente irremediablemente timado.
No sólo los camareros dan sablazos, también los profesionales de distintas ramas, sacuden de vez encunado alguno de ellos por el arreglo o confección de algún utensilio del hogar. Cuando lo sufrimos, siempre tras pagar, echamos la cruz a esta persona bajo el lema de «Una y no más Santo Tomás».
El sablazo, por lo común, suele ser a traición, es decir, al final de cualquier acto o compra pillándonos desprevenidos. Sin embargo, el próximo sablazo que sufriremos está anunciado. No será del camarero, profesional o vendedor, no, será del gobierno. Eso sí, para el consuelo de ustedes este será un sablazo solidario. Dicen que este sablazo servirá para mantener el subsidio de los parados.
Y digo yo, en vez de esto, porque no reducen el déficit público apretándose ellos el cinturón (asesores, sueldos, dietas, parlamentos autonómicos innecesarios, etc., etc.), a la vez que hacen algo de verdad para favorecer el que las empresas creen empleo y fluya el crédito.
Pues no señor, ellos al sablazo; pero como el españolito de a pie reaccione ante él como hace de costumbre, les aseguro que los veremos lamentarse por muchos años. Pues el que lo pega, termina lamentándolo y perdiendo la clientela.