Es noticia de relevancia nacional, y más allá de ella. Que el Jefe de las diez y siete Españas y dos “Españitas” que componen el Estado Español. Se halla puesto como objetivo, la tarea nada fácil, de intentar poner a todo el arco parlamentario de acuerdo en aras del bien común. O lo que es lo mismo, buscar desde el acuerdo entre todas las partes, el tan cacareado durante los últimos días, Pacto de Estado. Con el fin y la buena intención por parte del hombre, de buscar una solución política a la salida de la actual crisis. Por segunda vez en apenas dos meses así lo ha hecho público. Primero en su discurso navideño y ahora en un acto Institucional con presencia de la Monarquía. La primera vez no fue atendida su sugerencia, y la propuesta fue tomada casi en los términos que determina la impertinencia del ser humano. Es de desear por el Monarca – y por todos – que a la segunda vaya la vencida. Bien. Ese es el fondo del asunto, y de las buenas intenciones del hombre. Otra cuestión son las formas y los procedimientos que a partir de ahora se desarrollen para el buen fin que se persigue. Si ha sido prudente tomar la iniciativa, o no, es lo que perece que más importa ahora mismo, en términos mediáticos y políticos, según se escribe y se habla en los últimos días. Si se analiza la prensa, de cualquier tipo, se verá, que dependiendo del origen de ésta, así se opina sobre el asunto. Unos y otros tratan de influir sobre la opinión pública. Mientras, los dos grandes partidos nacionales, mandan por delante a sus voceros más locuaces a modo de avanzadilla de la batalla más próxima, para ir fijando posiciones dialécticas ante la contienda. Es casi probable que tal como está el patio, el Jefe, vuelva a quedar con el culo al aire, pero en el fondo, a lo mejor hasta le está bien empleado, a ver si de una vez le sirve de escarmiento. Todavía recuerdo al Jefe, aquella noche del 23-F del año 1981 cuando se puso el traje de las medallas, para ordenarles a sus subordinados militares, que regresaran las tropas a los cuarteles, allá donde ya estaban en las calles. Entonces fue obedecido por la jerarquía militar implicada en la intentona. Hoy casi treinta años después, otra jerarquía – la política – no parece estar por la labor. El Jefe ha comenzado su ronda, por una miembra del gobierno, y por las dos Organizaciones Sindicales mayoritarias del País. Las únicas – en estos tiempos – capaces de llegar a acuerdos y firmarlos, en beneficio de una parte muy importante de la ciudadanía, como son los trabajadores. Es de desear – por el público asistente – que el ánimo y buen hacer de los Sindicatos se transmita a los partidos políticos, sobre todo al que manda y al que quiere mandar. Que a ninguno les pueda el ansia, – José Mota – y le den una alegría al Jefe.
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