Tirar de la alfombra 1 nov 2009 20:29 llanerosolitario

No pensaba Manuel Cobo, vice-alcalde de Madrid, numero dos del ayuntamiento capitalino, mano derecha de Gallardon y portavoz pepero en el consistorio madrileño. Que aquellos vómitos, a los que hacia referencia en un medio de comunicación escrita, de tirada nacional, acabarián ahogándolo, políticamente a el. Él que lo único que pretendió fue levantar un poco, un poquito diria yo, la alfombra del PP en la Comunidad de Madrid. Esa alfombra donde esconden la suciedad putrefacta, el personal de la casa, al servicio de Dñª Esperanza Aguirre. Parece mentira que siendo Manuel un hombre que en su dia fue espiado, dentro y fuera de España, por la gente del Consejero Granados, miembro del Gobierno que preside Dñª Esperanza. Que saben más de su vida que el mismo, de sus virtudes y defectos, de los gustos y debilidades de su propio cuerpo, nada baratos por cierto. Se meta el hombre en el berenjenal en el que se ha metido, a petición de otros. Sin llevar vela en el entierro, como decimos por aquí. Él que pasaba por allí, y sin comerlo ni beberlo, le dijerón aquello de, Manuel dale un poco al ventilador que se ventile la sala. Esta actitud me recuerda a la de los Kamikaces japoneses, cuando se lanzaban con sus aviones contra los barcos enemigos, una vez que ya no les quedaban bombas. Ellos se convertían en bombas humanas. Se ha metido hasta las cachas, en medio de las líneas de fuego, en la batalla que se está librando dentro de PP, por las calles de la capital, por el control de Caja Madrid. Como se las habrá arreglado el buen hombre, para que ahora le disparen, de uno y otro lado. Un poco miope, yo creo que ha estado, a mi belicoso entender. Hoy en el PP hacen falta héroes de semejente calado, ejemplos para la militancia, gente en definitiva, que se vaya comiendo los marrones. A veces, alguno que iba para mártir se resiste, como el caso de Ricardo Costa; Riki para los amigos. Amigos que regalan pelucos de a Veinte Mil Euros la pieza. Esos si son amigos, y no los que tiene Manuel Cobo. Alberto, su amigo el alcalde de Madrid, que fue quien le dio cuerda, quiso salir con la manguera en socorro de su amigo Manuel, pero le cerraron el grifo, y ya saben, una manguera sin agua, como que sirve de poco. Quien le daría cuerda a Alberto, para que Alberto se la diera a Manuel, para que Manuel le tocara la fibra a Esperanza, para que Esperanza hablara con Mariano, para que Mariano dijera, que Rodrigo tiene que dirigir la Caja, y que ese es el precio de la cabaza de Manuel, una vez que a Manuel se le está poniendo cara de japones. La cuestión está ahora en ver quien se queda con el culo al aire, si serán calzoncillos o bragas, si es alguien que no se afeita o alguna a quien no le crece la barba. Dicen que Mariano pegó con el puño en la mesa. Ya era hora dijeron ellas, sus nenas. María Dolores la manchega y María Soraya la castellana. En cualquier caso que cunda el ejemplo, en los cargos designados a dedo en el PP. Siempre hubo héroes que pasaron a la historia por su coraje y valentía en el campo de batalla. El Kamikace japonés, en la despedida ante sus compañeros hacía una muerte segura, tomaba una copa de Sake, especie de vino de arroz, a modo de ritual, esperando, con la vista puesta en ello, la salida del Sol, por aquello del Imperio del Sol naciente. Aquella mañana, Manuel Cobo, que no ha probado el Sake en su vida, se tomo un café corto, mirando el número premiado de la Once de la noche anterior, que el camarero tenía apuntado en el listín del sorteo, junto a la botella de Terry. Ni siquiera tuvo el tiempo de su parte. Cuando salió a la calle, estaba nuboso y el cielo amenazaba lluvia.