«Nuestras fiestas y bervenas populares»
A mediados de los 70 la juventud y progresía de aquellos años, nos dio por reivindicar las «fiestas populares», es decir, verbenas abiertas en contra de aquellas elegantes veladas amenizadas por un vocalista de fama nacional acompañados por la orquesta “Los Yulis” y el inefable Maestro Don Julian.
Supongo que por entonces aquella balbuceante oposición (el Caudillo daba sus últimas bocanadas), pensaba que eso era lo correcto. Nosotros, los más jóvenes, guiados por esa rebeldía transformadora de juventud apoyábamos la idea como expresión de otra forma de hacer fiestas, donde la hija del Concejal o pequeño magnate de turno dejara de ser nombrada sistemáticamente reina de los festejos, aquellas en las que lo mejorcito y más granado de la sociedad jumillana, elegantes y con sus mejores galas, ocuparan las mesas en la plaza del Rey D. Pedro mientras bebían la copa de moda.
Aún recuerdo la entrevista que un grupo de amigos mantuvimos con Juan Gil Molina, encargado por aquellas fechas de la cosa festera, el sostenía (como pronto se demostró), que aquello de las «verbenas populares» sería un error. Con todo, nos escuchó e intento integrarnos en la organización y desarrollo festero de aquellos ayuntamientos pre-democráticos. Ya en la transición, cuajo indefectiblemente lo de las «verbenas populares»; pero muy pronto, algunos que las habíamos defendido pudimos comprobar su fracaso. Aún así, la transición festera no fue lineal, uniforme y sin sobresaltos. Recuerdo algunos años de desalojo del jardín por amenaza de bomba, también intentos de volver a las veladas elegantes promocionadas por iniciativa privada en el jardín de la casa de D. Clara (actualmente plaza Abreu), paralelas a las populares en el jardin. También recuerdo a los siete pelagatos que acudimos a escuchar al cantautor , entonces militante comunista, Labordeta.
En la imagen superior el bodeguero mayor de Bodegas
Juan Gil su hijo Juan Gil Vera y la cuadrilla de pisadores.
Abajo detalle de la ofrenda en 1976
Sea como fuere, con el tiempo, aquellas verbenas del jardín Rey D. Pedro ya no volvieron, siendo ahora añoradas por muchos de aquellos que tienen más de medio siglo de edad. Juan Gil Molina, incansable promotor y artífice de numerosas ideas festeras (los portales de belén en un cono frente al bar Pipa, la confección de las primeras fuentes del vino, los protocolos y programas de fiestas, etc.), llevaba razón era un error; pero en cualquier caso predestinado a cometerse, porque aquella sociedad constreñida hasta entonces, se hacía añicos.
Hoy a pesar de ser añoradas por los más mayores del lugar, tampoco funcionarían, porque las nuevas generaciones tienen otro concepto y formas de disfrutar las fiestas. Tampoco ellos aspiran a transformar esto, sino a instalarse comodamente. Se engalanan para otras ocasiones, no para asistir a una actuación o concierto. Aún así ,creo que estas cosas hay que contarlas y conocerlas, aunque sea si quiera como homenaje a personas que generosamente contribuyeron a las fiestas de entonces como Juan Gil Molina, enólogo entonces de Savin y gran impulsor de nuestras fiestas de la vendimia.
Cae de cajón que las verbenas no funcionarían en jumilla, ni de pago ni populares, Jumilla es un pueblo adormecido, acomodado, que nos lo den todo hecho, además ya no tenemos edad para bailar, que vergüenza si nos ven nuestros nietos mover el culo con un merengue, que pena Jumilla,vete a cualquier pueblo cercano al nuestro como puede ser Archena, Pinoso, Ontur, Albatana, Tobarra, Hellín, coño y en la Fuete del Pino y mirad si funcionan las verbenas, veréis personas cincuentonas pasándoselo bomba con los ritmos latinos y nuestros pasodobles de siempre, también algún bolerito, (si los miras bien aún se dan algún besico con los boleros, y que sonrisas mas picaronas )
ResponderEliminarLa gente joven, ya sabemos que estos tienen otros espacios, es normal pero los cincuentones nunca desaparecerán y necesitan este espacio que en Jumilla no se disfruta por el que dirán si me ven mover el culo.
Así que, Plácido no seas tan negativo, ¿a ti también te da vergüenza mover el culo? bueno en privado quizá no, que sí funcionaría si nos ponemos las pilas los jóvenes cincuentones y sesentones y nos dejamos de criticar tanto y ser tan negativos.
Pues estoy de acuerdo con el comentario anterior. Soy cincuentona, y echo de menos como se engalanaba el jardin del Rey Don Pedro, como se arreglaban jóvenes y mayores para ir a ver al tu cantante o grupo favorito, y a lo mejor te pedia un baile "aquel chico que te gustaba". No pertenezco a la "clase alta" de jumilla e iba con mis amigas y hermanas mayores cuando me dejaban mis padres a las "Verbenas", un año fuí elegida dama de las fiestas y recuerdo aquellos años no en gris, sino de mil colores y olores...
ResponderEliminarQueridos amigos:
ResponderEliminarIgnoro porque pensáis que yo veía gris aquellas verbenas o de forma negativa, si se entiende eso es que me expreso fatal. Lo que cuento es que entonces muchos pensamos que eran mejor las populares. Como digo en el artículo, pronto me di cuenta de que era un grave error.
También es verdad que, con el tiempo, aún sin aquella estúpida progresía de las llamadas “Verbenas populares” seguramente también hubiesen terminado desapareciendo. Pero no lo dudéis, al igual que vosotros, las recuerdo luminosas, coloristas y radiantes.