El Rendrijero

SEGUIREMOS CON POLÍTICOS DE SEGUNDA

Aznar inauguró en 1993 un estilo de hacer oposición, tosco, frentista y despectivo. La cantinela era rechazar cualquier propuesta del gobierno, todo lo que hiciera "debía" estar mal. Como les fue bien, el PT siguió aplicando el método hasta que llegó al gobierno. En las elecciones siguientes, el resultado fue de mayoría absoluta: menos argumentos para cambiar de estilo.
Pero se les colocó en la oposición un "bampy" con buenas maneras y un talante conciliador, que se ofreció a firmar pactos con el gobierno, y los firmó (Justicia, ley de partidos, etc). Como "bamby" no mordía, aquella situación era comodísima, hasta tal punto que Aznar se creyó omnipotente. Todo estaba controlado, y nombró sucesor: "¡tú serás el nuevo presidente!", le dijo a Rajoy. Tras el fatídico día de marzo de 2004, el pueblo decidió tomar la palabra y cambiarle el guión al omnipotente. De nuevo el PP en la oposición, Rajoy se encuentra como la novia a la que dejan plantada con el traje puesto.
Hoy, tras cinco años en la oposición, con un equipo renovado, Rajoy no sabe hacer otra oposición que la que le enseñó su antiguo jefe. Así las cosas, no podemos contar con una oposición que firme pactos o arrimé el hombro para sacar al país de la situación en la que está. Tanto es así, que ni algunas las propuestas que hecho el presidente Zapatero en el último debate del estado de la nación, equivalentes a las del PP y que figuran en su página web (“Propuestas del Partido Popular sobre reformas estructurales”), han sido apoyadas por Rajoy.
En mi humilde opinión, los políticos están para debatir y ponerse de acuerdo en lo fundamental, aunque el punto de encuentro no coincida con las posiciones iniciales de cada uno, y para eso, la oposición (la que toque) debe perder el miedo a ofrecer su apoyo al gobierno (de turno), en beneficio de todos los ciudadanos. De lo contrario: seguiremos con políticos de segunda.