Los «Míos» y los «Tuyos», en ausencia de un «Nosotros»
Un buen día de noviembre murió el generalísimo «Paco el victorioso» y, para asombro del mundo, en poco tiempo pasamos de ser una dictadura apestada a una fulgurante democracia. Los españoles nos acostamos adictos al régimen y de derechas como ¡Dios mandaba! y, sin solución de continuidad, nos levantamos demócratas de toda la vida y de centro. Apenas unos años, tras la intentona del 23 F, ya éramos todos muy progresista. Ahora lo seguimos siendo, pero además ese progresismo viene pletórico nuevos matices políticamente correctos tales como: ecologismo, multiculturalismo, feminismo…A poco que pensemos caeremos en la cuenta que algo falla: o no es cierto lo que la ciencia social y la antropología nos dicen sobre los cambios en la cultura y las sociedades, o simplemente, estos cambios no se han producido en nosotros. Claro, que también queda una tercera vía, la de que estamos instalados en el Postfranquismo Democrático. El adjetivo segundo porque nuestro sistema político lo es en sus formas, el primero, porque en el fondo nuestra mentalidad lo sigue teniendo interiorizado el Franquismo. No olviden que si quitamos los breves paréntesis republicanos, que se acercaron más a un fiasco que a una realidad trasformadora de nuestra sociedad, hemos vivido dos siglos de sucederse ahora los «míos» mañana los «tuyos», donde entrara el que entrara al «otro» ni agua. Nunca en doscientos años tuvimos un generoso «nosotros todos» y así nos ha ido. Se cumplía así el maleficio machadiano del españolito al que una de las dos Españas había de helarle el corazón. Por tanto, con el tiempo nuestra sociedad aprendió a sobrevivir al margen de los vaivenes políticos, al: «hijo tu a lo tuyo y no te metas en líos» y la primera regla para esa supervivencia es estar a bien con los que mandan, da igual del color o signo que sean, lo importante es ser políticamente correctos en toda coyuntura y situación.
A los cuarenta años del generalísimo le podemos achacar de todo, pero si fueron realidad y duraron tanto es por lo que acabo de decir, no por la constante lucha democratizadora del pueblo que un día se despertó siendo lo que nunca fue (al margen de cuatro viejos luchadores que se llevaron las bofetadas). Si algo caracterizó esos años fue sin duda la ausencia de toda ideología salvo la convenientemente se suponía representaba el régimen. Digo se suponía, pues nada más lejos del caudillo que tener una ideología, el era militar y este país lo dirigía castrensemente como si de su cuartelillo particular se tratase (eso es todo). Aquí no se movía ni Dios. Perolas maneras, esas, tristemente las interiorizamos.
Con su desaparición llegaron las formas democráticas, pero en las maneras seguimos siendo lo que fuimos desde finales del XVIII. Volvió el sistema de los «Míos» frente a los «Tuyos», en ausencia de un «Nosotros» como destino común. Nuestros partidos políticos, órganos de participación ciudadana son más franquistas que el propio «Paco el victorioso», las listas, los cargos, los puestos y prebendas, ahora se reparten no por méritos de los candidatos; sino por la consabida gracia dedocrática, todo bajo el lema de «el que se mueva no sale en la foto». Para colmo, como todos queremos ser un poco caudillos y dirigir un mensaje a fin de año a nuestros súbditos, hemos acordado dividir el cuartelillo en diecisiete taifas que denominamos según los casos País, Nación, Región o Comunidad Autónoma. Eso sí, nuestros califas tienen su reino particular con palacio presidencial, gobierno, parlamento y radiotelevisión pública autonómica encargada de dar más lustre y esplendor a su persona.
¿Hasta cuando nos helarán el corazón?
España es y será siempre lo que pintó Francisco de Goya en "Duelo a Garrotazos" una eterna riña entre unos y otros sin considerar los sentimientos o preferencias del contrario.
ResponderEliminarAqui habra poca democracia mientras los partidos no cambien su política interna. Mientras que haya 17 legislaciones diferentes que acrecienten las diferencias entre unos y otros. Y mientras todos miremos para otro lado y dejemos que los políticos campen a sus anchas.
Lo malo es no solo es que nuestra democracia sea de dudosa calidad, con unos poderes cada vez menos separados y una justicia de risa, intervenida por unos y por otros.
Lo realmente malo es que la socidad mira para otro lado y algunos se empeñan en cantar las excelencias de un regimen político corrupto y podrido por dentro.
Ni siquiera creo que sea necesario remontarse al franquismo para explicar el caciquismo ramplón y el zafio aprovechamiento político de las esencias locales. En este sentido me parece que ni el PSOE ni el PP tienen arreglo. Lo único que cabría es la elección de gente de partidos nuevos, que al menos al principio,no tendrán esos lastres. UPyD puede ser una esperanza.
ResponderEliminarEspaña igual al sumatorio de 17 reinos de taifas.
ResponderEliminarCreo que la historia se repite, las comunidades autónomas se comportan como "reinos de taifas" donde cada una exige lo suyo sin pararse a pensar en el conjunto de España y en el bien común, se les olvida el articulo 2 de la constitución donde se habla que se garantiza la solidaridad entre todas la autonomías; en vez de esto se dedican a gastar muchos millones y cuando ya no les queda pedir más a papa estado. Y todo esto nos ha llevado a tener un sistema educativo pésimo en España, diecisiete televisiones autonómiccas despilfarrando dineros, diecisiete sistemas sanitarios y un aumento enorme de la burocracia, todo esto entre otros muchos logros.
Por favor siéntense a hablar y anlice lo que han conseguido con este sistema, sus ventajas y sus defectos y arreglen esto pensando en el bien común por una vez.
Bueno la verdad es que nuestros gobernantes tienen muchos frentes abiertos también tendrían que sentarse para conseguir una justicia independiente del Estado, ágil y eficaz, despues pacten de una vez una reforma educativa que garantice el futuro del país, ya que estan reformen la ley electoral, y reformen de una vez el senado que aunque nuestro Alcalde seá senador del reino estoy seguro que el 90% de los Jumillanos no saben para que sirve. Yo creo que tienen mucho trabajo y se dejen ya de hacer el tonto y enfrentarse por cosas inutiles; antes de nada solucionen el problema del paro y la crisis económica, social y de identidad que esta pasando España.
Nadie sabe para qué sirve el Senado porque no sirve para nada,salvo como sinecura para los políticos. Y no tiene futuro tampoco como "cámara de las autonomías" porque los partidos nacionalistas periféricos no lo desean. Es un órgano a suprimir en la neecesaria modificación constitucional.
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