«Cayendo lluvia fina»
Último domingo de cuaresma y sobre nuestros campos siempre sedientos cae alegre la lluvia fina.Me voy al pregón atravesando las calles en las que bulliciosa corre el agua de la incesante lluvia fina. Un obispo franciscano nos invita a vivir la Semana Santa, la de afuera de las calles; pero también la otra, la que todos llevamos dentro. En el atrio de Santiago cae, mientras tanto, agua fina.
En Madrid miles de personas claman por la vida, al unísono que en Jumilla cae lluvia fina.
Comida del pregón, desde los ventanales del salón, allá en el fondo se ven Los Hermanillos regados por la lluvia fina.
Regreso a jumilla y tras la estructura muda de un incierto edificio, aparecen silenciosos los húmedos tejados de la lluvia fina.
Tarde de melancolía tras los cristales de mi ventana, surcados por las goterones que tras ellos deja la lluvia fina.
El Gobierno con urgencia reúne a sus ministros que intervienen una caja; pero en la calle, sigue cayendo lluvia fina.
Pero recordemos que la lluvia gorda también jode lo suyo.
ResponderEliminarEstimado paisano: Por fin he tenido unos minutos libres para leer, con la debida tranquilidad, este magnífico blog que tantas emociones ha despertado en mí. Todos los artículos son excelentes, y en vísperas de nuestra entrañable Semana Santa, los recuerdos de nuestro querido pueblo acuden con mayor fuerza.
ResponderEliminarVuelvo, desde aquí, a darte las gracias por la visita que hiciste a nuestro faro del fin del mundo.
Recibe un fuerte abrazo.
Luis