Un día, allá unos 5.000 años, el hombre dejo de ser nómada, y empezó a ser sedentario dando lugar a una gran revolución en la historia de la humanidad. Aprendimos a cultivar y a criar el ganado, dejando atrás la buena ventura de encontrarse en el camino los alimentos necesarios para cubrir la mayor de sus necesidades básicas. En este momento empezamos a disfrutar del bienestar, con menos esfuerzo cubrimos más necesidades de las que eran satisfechas cuando éramos nómadas; se puso en marcha la maquina de la productividad.
Hasta 1732 nuestra sociedad, en términos generales, continuó teniendo avances pero a un ritmo mucho más lento que hasta esta fecha, considerada el inició de la revolución industrial.
Este gran avance tiene protagonistas: la energía y la tecnología. De nuevo descubrimos el modo de obtener una mayor cantidad de bienes con el mismo o menor esfuerzo. Abróchense los cinturones rendrijeros porque la máquina de vapor se engrasa para funcionar cada vez a mayor velocidad y, además, lo hace en todos los sectores de la industria.
Hasta aquí estupendo, ¿no os parece? Creo que todos salimos ganando, pero hoy en día ¿Dónde están los limites? y lo peor de todo ¿Cuándo seremos conscientes? Pues muy sencillo: los limites aparecen en el momento en el que abandonamos el “hacer sacrificios presentes para obtener beneficios futuros” por el “Obtener beneficios en el presente para sacrificar otros en el futuro”.
Como casi todo en la vida tiene su cara y su cruz. La cruz en este caso es que estos recursos son limitados, contaminantes o las dos cosas; de modo que vamos destruyendo nuestro mundo y en el que deben vivir nuestros hijos.
Sí, ya sé que el planeta ya ha vivido otros cambios climáticos, que estos son normales en intervalos muy amplios de la historia, y que la vida siempre se ha vuelto a abrir camino. Pero la diferencia entre esta que estamos viviendo o que tenemos por delante y las anteriores, radica en que esta se está generando por la acción del hombre, no por condiciones naturales; y aún peor es el saber que va a ocurrir y no hacer nada para solucionarlo, o al menos aminorarlo, si es que aún estamos a tiempo.
Hoy hablamos de los graves problemas que la economía mundial deberá solventar, situación equiparable a un gran desastre económico: el de los años treinta, con lo que estoy totalmente de acuerdo señores, pero también creo que la más gorda está por venir, aunque sea mucho después de solventar los problemas presentes.
Al principio del articulo, hablaba de lo rápido que hemos avanzado en bienestar desde la revolución industrial, y en el articulo anterior hablaba de las reuniones del G-20 y la “refundación del capitalismo”. Ahora afirmo que, si de verdad queremos hacer grandes cambios en nuestra sociedad y queremos refundar algo, debemos tener en cuenta que una vez curemos al enfermo y se solucionen los problemas presentes, nos deberemos enfrentar a esos problemas que tenemos desde hace mucho tiempo y para los que sobre todo “no queremos tomar medidas sufridas”, pues nuestra sociedad tiene grandes necesidades de energía para mantener sus niveles de bienestar actuales sin poder hacer de este un “crecimiento sostenible”.
La energía fósil sobre la que hoy tenemos una gran dependencia es un dragón que se encuentra invernando en estos tiempos de crisis, pero que, sin duda, volverá a despertar. Al igual que en estos años atrás, no hemos querido levantar el pedal porque que se iba muy bien en el tren, porque no nos han educado en que a veces debemos ir hacia atrás, puesto que el progreso sólo se entiende hacía adelante, o al menos con más cantidad. Ahora hemos tenido que hacer una frenada en seco, y sabemos que en estos momentos estaríamos mejor si no hubiésemos querido crecer por encima de las posibilidades reales. En verdad os digo que esto no es nada si lo comparamos con lo que ocurrirá en un futuro cierto y concreto, de no solucionar los problemas energéticos.
Ya no podemos holgazanear pensando en que mañana existirá una solución para todo esto, y que todas las soluciones pasan por unos u otros inconvenientes, pero todas pasan por el “hacer sacrificios presentes para obtener beneficios futuros”
Por todo ello creo que la mayor apuesta de la sociedad actual sería hacerla por el “desarrollo sostenible” y, su precio, ser capaz de renunciar a parte de su bienestar para que las generaciones futuras al menos puedan disfrutar de este más bajo nivel de vida
No me malinterpreten y piensen que estoy en contra del avance del bienestar y del progreso, de lo que estoy en contra es de pagar cualquier precio en el futuro, porque este siempre llega aunque no estemos presentes para dar testimonio.
Es cierto que el futuro puede ser negro, sib embargo hay siempre epsperanzas. La ciencia ofrece soluciones para obtener energía de forma sostenible.La obtención de energías a partir de fuentes renovables hará posible ese desarrollo sostenible. El "combustible" del futuro será el hidrógeno (H2). Este se podrá o btener a partir del agua mediante electrólisis y la electricidad necesaria a partir de paneles fotovoltaicos utilizando como fuente de energía el sol. Incluso como residuo del proceso aparecerá oxígeno. Ese proceso es perfectamente realizable actualmente aunque debe ser mejorado para aumentar los rendimientos, así como otros inconvenientes. . La pregunta es ¿por qué no se realiza o se invierte más en investigación sobre estos procesos? . La respuestas pueden ser varias.
ResponderEliminarLa mía esta relacionada con la industria petrolera. Está tiene el toro cogido por los cuernos.. mientras que haya petroleo y monopolio para que cambiar. Se dice que las patentes sobre estas investigaciones las compran las propias petroleras para archivarlas. Este problema me recuerda a una pelicula (El hombre del traje Blanco: Un químico descubre un tejido que no se mancha,ni toma olores. Al principio todo es fabuloso , pero al final la empresa que compra la patente deja de fabricarlo por las presiones sociales. (las fabricas de jabones cierran, con un solo traje tienes para toda la vida, la empresas textiles cierran y otras en cadena)
Seria muy bonito hacer posible ese desarrollo sostenible del que hablas, pero me parece imposible que la sociedad en su conjunto sacrifique cuotas de comodidad en aras de las generaciones futuras o de preservar el futuro.
ResponderEliminarLa sociedad (me refiero a la española en particular) es bastante hipócrita. En los últimos 10 años el consumo medio de bienes y servicios (en muchos casos inecesarios) no ha dejado de aumentar. Por no hablar de que hemos superado ampliamente las cuotas de emision de gases invernadero asignadas por el protocolo de Kioto, aun a pesar de que la práctica totalidad de la potencia energética renovable se ha instalado en esta década.
Preguntate en serio si la mayoria de la gente que conoces esta capacitada o dispuesta a renunciar a viajes, compras de bienes, coche en lugar de transporte público, restricciones enregéticas... etc.
Ademas, a no ser que medidas de este tipo se deberian de implantar a nivel global para ser realmente eficaces ¿con que derecho vamos a un país en vias de desarrollo a imponerles restricciones de tipo ecológico, cuando nosotros ya hemos logrado la prosperidad económica y social que ellos buscan? Prosperidad que en muchos casos hemos logrado degradndo el medio ambiente y consumiendo recursos no renovables. ¿Es eso justo?
No digo que no tengas razón. Lo que digo es que es hipócrita hablar de desarrollo sostenible y no hablar de lo que habría que sacrificar para lograrlo.