Sobre el paisaje de la Aragona de viñedos y cerezos todavía en flor se alza una nube enorme cubriendo parte del horizonte y ocultando el sol en estas últimas horas de la tarde.
A nuestra espalda, la Peñarrubia devuelve los destellos naranjas en sus cantiles de un atardecer que impresionante de inicios de primavera. Los viñedos todavía no han roto la floración. En las parcelas colindantes de cerezos, miles de abejas se afanan en recoger el polen de sus flores que todavía sobresalen sobre las recién estrenadas hojas de sus brotes.
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