Ahora, a mis cincuenta y cinco años, vengo a comprender mis reminiscencias machistas al leer un artículo sobre el Capitán Trueno. En mi más tierna infancia, los domingos en la mañana, nos recorríamos los quioscos de Juanico el de las Torraicas, Maciste o el de Tiriti para ver los nuevos tebeos del Capitán Trueno o cambiar alguno si se podía. Luego, durante la semana nos bebíamos una y otra vez el tebeo con la nueva aventura del Capitán, Crispín o Goliat sin saber que nuestros ídolos, defensores de causas justas y damiselas en apuros, eran profundamente machistas. De ésta guisa concluye el investigador José Antonio Ortega, quien en una reciente conferencia en un congreso sobre el cómic y en otro artículo señala que: “…aunque siempre ayudaban a las damiselas en apuros relegaban a la mujer a papeles secundarios y arremetían contra las obesas”
Vamos, que de editarse ahora este cómic, su guionista Victor Mora, hubiese sido acusado de maltratador o de violencia de género, pues el propio Capitán Trueno no dudo en abofetear a su amada Sigrid en uno de los primeros cómic de la serie, cuando ella estaba a punto de perecer ahogada. Mi héroe de entonces añadió de forma ruda y varonil tras tan execrable acto: "Lo siento, amiguita, pero es para salvar tu vida".
Goliat, por su parte, gustaba de luchar y pegar a mujeres fornidas y gordas. En una ocasión combate con Capitana Bulld-laog, que se había burlado de él, terminando la lucha con un buen azote de la adversaria, quien finalmente cae profundamente enamorada de su agresor por su actitud viril.
Claro bebiendo en éstas fuentes, se dirán ustedes, uno tiene que ser necesariamente machista y maltratador; sin embargo, la generación que ahora alcanza los treinta y tantos, que se deleitaba con la serie televisiva Pipi Calzaslargas (a la que Google dedicó hace unos días su anagrama), deben ser el modelo del hombre del siglo XXI.
Ignoro las consecuencias y huellas que sendas series de ficción han ocasionado en ambas generaciones; pero me costa que los mitos y leyendas en toda cultura cumplen la misión de educar integrando a los más jóvenes, ayudar a comprender su entorno y aumentar la cohesión social con el grupo.